Eres un monstruo

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     Las siguientes semanas Carlos trató de contactarla, pero ella lo ignoraba, no quería saber nada de él. Así pues, el chico se dirigió a la casa de Mery para hablar con ella, en persona no podría seguir fingiendo que no existía. Estaba en la esquina de la calle cuando chocó con alguien.

     —Lo lamento —se disculpó—, yo... —Entonces reconoció a la persona frente a él—. ¿Qué haces aquí?

     — ¿Qué haces aquí?

     —Vine a hablar con mi amiga. —Respondió.

     — ¿Tu amiga? —Se burló—. No se hablan desde hace tres semanas.

     — ¿Cómo lo sabes?

     —Porque yo he estado a su lado todo este tiempo. —Sonrió a pesar de que le estaba mintiendo. En realidad, Mery no lo había vuelto a ver, pero él la espiaba todos los días.

     —Hazte a un lado. —Lo empujó con el hombro. Christian pasó su brazo sobre el cuello de Carlos una vez que éste le había dado la espalda y lo jaló hacia unos arbustos que cubrían ambos cuerpos. Apretó con fuerza su cuello hasta que el joven dejó de moverse y quedó inconsciente.

     Lo llevó al mismo bosque en donde habían enterrado los cuerpos de Michael y Emily. Cuando estaba terminando de excavar en la tierra un hoyo lo suficientemente profundo para que el cuerpo de Carlos entrara por completo, éste comenzó a despertarse. Christian se colocó a horcajadas sobre su cintura, atrapando también sus brazos impidiéndole moverlos, sacó un cuchillo de su cazadora verde y le cortó el cuello haciéndose a un lado para evitar la salpicadura de sangre. Carlos lo miró con los ojos bien abiertos mientras se sacudía.

     —Sólo yo podré acostarme con ella, sólo yo seré su primera vez. —Le dijo antes de que Carlos muriera. Después de enterrar su cuerpo regresó a casa como si nada hubiese pasado.



     Después de varias semanas sin noticias de Carlos, Mery comenzaba a extrañarse, era como si de la noche a la mañana hubiera decidido dejar de suplicarle. Tal vez se había dado por vencido al darse cuenta de que lo había arruinado todo con ella.

     Un par de meses después Ivanna, su mejor amiga, la invitó a una fiesta, le había dicho que debía ir para evitar pensar en Carlos pues, en la escuela, se corría el rumor de que había caído en las drogas, razón por la cual ya no asistía a la universidad. Ivanna le mandó un mensaje diciéndole en dónde quedaba la casa de la fiesta. Mery aceptó, fue a decirle a su hermano que saldría y que no la esperara despierta, también que les avisara a sus padres a dónde iba. Se cambió de ropa, se maquilló y salió. Condujo en su Nissan Centra hasta el lugar. Había muchos chicos de su edad, incluso reconoció a algunos ex compañeros de su preparatoria, pero ninguno de la universidad, se preguntó quién habría organizado aquella fiesta y cuál sería la razón de ésta, tal vez un cumpleaños o la celebración de alguien que había pasado sus exámenes, sí, había asistido a fiestas como la última.

     — ¿Mery? —Escuchó una voz conocida detrás de ella. Se dio la vuelta sorprendiéndose al encontrar a aquel joven una vez más.

     — ¿Christopher? —Lo miró de arriba a abajo—. ¿Qué haces aquí?

     —Me invitó Adam. —Se acercó a ella con una sonrisa.

     —No sé quién es. —Se encogió de hombros.

     —Creo que es un amigo del amigo de quien organizó la fiesta.

     —Te entiendo, yo también fue invitada por alguien así —se rio. Fueron a la que parecía ser la sala del lugar con los sillones pegados a las paredes, esto dejaba espacio para que pudiesen bailar. Christian se ofreció a llevarle un trago, ella aceptó sin dejar de bailar. De repente un hombre se acercó a ella por la espalda, la sujetó por la cintura y la jaló hacia él pegando su trasero al pantalón del sujeto—. ¿Qué te pasa, idiota? —Se giró alejándose de él.

Christian y Thomas #2 (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora