Christian conoce a David

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     —Es muy bonito. —Christian reconoció al ver el vestido que Thomas había comprado para el cumpleaños de Lorena.

     —Ya lo sé, hermano, soy hermoso, no —se corrigió—; más bien, soy perfecto...

     —Claro, hablaba de ti —dijo con sarcasmo—. ¿Y el pastel?

     —Pasado mañana lo tienen listo.

     —Perfecto.

     — ¿Por qué es tan importante su cumpleaños si no vamos a hacer nada? Sólo le daremos pastel, los regalos y que se quedará encerrada.

     —No. La dejaré hacer lo que quiera.

     —Si sabes lo que una chica secuestrada desearía, ¿no?

     —Me refiero a que si quiere salir, saldremos. Los tres...

     — ¿Y si intenta algo, me dejarás castigarla? —Preguntó Thomas emocionado; era obvio que Lorena intentaría escapar en cuanto pudiera.

     —Lo pensaré, dependiendo de qué tan grave sea lo que haga. —Christian también sabía que ella no iba a desaprovechar ninguna oportunidad, aunque mantenía esperanzas de que no tratara de huir.


     —Tom... —Christian sacudió un poco a su hermano para despertarlo.

     — ¿Que? —El pelinegro bostezó al mismo tiempo que se frotaba los ojos.

     —Ve por el pastel. Mañana es su cumpleaños y no lo has recogido.

     —Lo hago mañana —le dio la espalda a su hermano—. No quieres que lo vea antes de tiempo, ¿o sí? Además no sé si ya lo tendrán hecho o si lo van a preparar más tarde.

     —Quiero despertarla cantándole por su cumpleaños.

     —Y yo quiero que me dejes dormir. —Puso una almohada sobre su cabeza.

     —Tom, ve por el pastel.

     — ¿Y por qué no vas tú? Prometo que no tocaré a tu novia.

     —Te mataré si descubro que le hiciste algo mientras yo no estoy —amenazó—. ¿Dónde están las llaves?

     —En mi trasero.

     — ¡Thomas! —Lo regañó.

     —En el bolsillo trasero del pantalón que traigo puesto —bajó la almohada aún sin mirarlo. Christian metió su mano en donde Thomas había dicho—. Ay, que rico. —Sonrió.

     — ¡Eres asqueroso!

     —Aun así me amas. —Se puso boca arriba cuando Christian hubo sacado las llaves. Le sacó la lengua.

     —Eso es debatible —ambos rieron un poco—. ¿Cuál es la pastelería en la que la pediste?

     —En la pastelería que está por el centro, la que es muy famosa...

     — ¿Al lado del restaurante de comida mexicana?

     —Sí. —Acto seguido Thomas volvió a dormirse.

     Chris salió de la casa y condujo hasta aquella pastelería.

     —Buenos días, ¿qué necesita? —Dijo una mujer adulta en cuanto Christian entró a la pastelería.

     —Vengo a recoger un pastel. Lo pedí ayer, no sé si ya estará listo... —La mujer empezó a ver los registros.

     — ¿Su nombre?

Christian y Thomas #2 (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora