Nuevo proyecto

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     —No va a haber una próxima vez.

     —Al menos podrías agradecerme por salvarte.

     — ¿Salvarme? —El castaño levantó una ceja.

     —Bueno... Ella tenía un cuchillo, tú no. Es bastante obvio quién tenía la ventaja.

     —Gracias, Thomas. —Hizo una reverencia exagerada como si estuviese frente a un rey.

     —De nada, querido hermano. Ahora, ¿le vas a dar una lección como te dije? —Pensó un par de segundos—. Mejor aún, ¿dejas que yo le dé la lección?

     —Nadie le dará una lección a nadie. —Christian puso los ojos en blanco antes de ponerse de cuclillas para cargar a Lorena como recién casados.

     —Seguirá intentando escapar. —En serio necesitaba matar o, al menos, acostarse con alguien.

     Christian bajó al sótano con la rubia en brazos. La acostó en la cama y la amarró del tobillo con la cadena; Thomas tenía razón, le estaba dando muchos lujos y ella no lo valoraba. Al regresar de nuevo a la sala, vio a su hermano frente al botiquín vendándose la mano.

     —A ver... Quítate. —Christian se sentó a un lado del pelinegro tomando el alcohol y poniéndoselo en la zona en la que Lorena lo había cortado sintiendo un ardor agudo recorriendo todo su brazo.

     — ¿Y si la matamos ya? —Sugirió Thomas—. Dudo que algún día detenga sus intentos por escapar.

     —Quiso escapar por tu culpa.

     — ¿Estás insinuando que me vaya? —El mayor frunció el entrecejo.

     —No —Christian pensó por unos segundos—. Quizás si no abusaras de ella, no intentaría suicidarse, ni huir y podría enamorarse por fin de mí.

     — ¿Me estás echando la culpa? —Thomas se puso de pie molesto—. Si no secuestramos chicas sólo para divertirnos con ellas, ¿por qué mierda lo hacemos?

     —Tom, yo no quería secuestrar a Lorena para lastimarla.

     — ¿Entonces?, ¿para qué la quieres?

     —Tommy —el pelinegro apretó los dientes al escuchar que su hermano lo llamaba así—. Me enamoré de ella desde el primer momento en el que la vi. Lo digo en serio.

     — ¿Así como la otra? ¿Cómo se llamaba? ¿Mery?

     —No —negó con la cabeza—. Esto es diferente —quería que su hermano lo comprendiera—. Jamás le haría daño.

     —Te informo que abusar de ella también se involucra en el tema de "hacerle daño". —Hizo unas comillas imaginarias en el aire.

     —Yo no... —Comenzó pero el de ojos azules lo interrumpió.

     — ¿Y lo que hiciste la primera noche que estuvo con nosotros? Ya sabes, cuando le preparaste esa romántica cena...

     — ¡Yo quiero que ella lo desee! —Soltó—. Pero no podía soportar estar lejos de su cuerpo.

     —Si tú lo hiciste no veo por qué yo no puedo. Siempre compartimos nuestros pedazos de carne. —Christian le dio un puñetazo en la mejilla a su hermano lo suficientemente fuerte para dejarla roja. Thomas lo sujetó por la camisa del cuello empujándolo contra la pared con fuerza, haciendo que todo el aire, de los pulmones de su hermano, escapara. Movió el brazo hacia atrás con su mano cerrada en un puño, agarrando impulso para el golpe que el castaño claramente merecía. Christian cerró los ojos esperando. Tom estaba a punto de golpear a su hermano pero, al último segundo, desvió su mano unos centímetros estrellándola contra la pared. Salió de la casa lo más rápido que pudo. Sacó las llaves de su bolsillo trasero y subió a la camioneta. Golpeó el volante varias veces antes de poner en marcha el automóvil.

     Condujo, sin dirección alguna, durante media hora antes de dirigirse a la carretera que pasaba por la zona en la que Michael estaba enterrado, aquel desgraciado que le había arrebatado a sus padres. Se estacionó en un punto en donde ya no se alcanzaba a ver la ciudad, ni hacia enfrente ni hacia atrás. Salió del auto e inhaló profundo el aire puro de los árboles que rodeaban el camino.

     No hay mejor zona para secuestrar gente que aquí. Si alguien grita, jamás sería escuchado. Este lugar está básicamente desierto 24/7. Pensó.

     Regresó a la ciudad, encontró a un arquitecto y le pidió que le dibujase una casa de un piso, donde entraran dos habitaciones, un baño, la cocina y la sala.

     —Termino el diseño en tres días, regrese entonces. —Le informó el arquitecto.

     —Muy bien, gracias, eh... Por cierto —agregó—, no le hable de esto a otras personas, ¿podría?

     —Terminaría más rápido el diseño con ayuda...

     —No importa que se tarde. Le pagaré el doble si no le dice a nadie.

     —En serio no quiere que nadie se entere, ¿verdad? —Sonrió—. De acuerdo, si me paga el doble, sepa que no abriré la boca jamás. —Thomas le devolvió la sonrisa antes de volver a casa. Seguramente Christian estaba en el sótano con Lorena. Tom subió a su habitación y empezó a buscar albañiles buenos que trabajaran de manera independiente, sin ayuda, cosa que sonaba casi imposible. Después de varias horas bajó a la cocina en donde encontró a su hermano.

     —Tom, quiero disculparme por haberte golpeado... —Lo que el pelinegro menos deseaba en esos momentos, era hablar con él.

     —No importa. Creo que no dejaste moretón, así que no arruinaste mi bella cara... —Chris rio pero Thomas no.


     Pasaron varios días, Christian aún mantenía a Lorena en el sótano mientras que su hermano se negaba a dirigirle la palabra aunque claro, el castaño apenas se daba cuenta de eso; toda su atención se la dedicaba a la rubia.

     Una mañana Thomas estaba en el sillón comiendo un plato de cereal cuando decidió oprimir el botón que le permitía acceder a la cámara del cuarto de metal. Vio a Lorena y a Christian hablando; una mancha roja manchaba el colchón.

     —Tom —Christian apareció en la puerta del sótano—, necesito la camioneta.

     —Sería más fácil matarla. Sangre una sola vez, no cada mes. —Se rio de la rima que había hecho sin querer.

     —Thomas... —El castaño suspiró de manera ruidosa.

     —Tú vas a lavar la sábana y ropa que ella ensucie.

     — ¡De acuerdo! —Thomas sacó las llaves de la camioneta que tenía guardadas en el bolsillo trasero de su pantalón y se las lanzó. Christian las atrapó en el aire. Salió a comprar toallas sanitarias para su amada, era algo que nunca había hecho; esperaba elegir las correctas.

Christian y Thomas #2 (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora