Somos hermanos, Chris

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     — ¡Santo cielo, Christian! ¡Casi me das un infarto! —Exclamó Thomas volteando hacia las escaleras.

     —Bueno, quizás si cerraras la puerta con seguro no tendrías la preocupación de que alguien (que no sabe sobre esto) entre y te vea con un cadáver en las manos. —Dijo su hermano sonriendo, aunque hablaba en serio. Thomas se concentró de nuevo en Nathalie.

     —Bueno, aún no está muerta, ¿o sí?

     —Sabes a lo que me refiero... ¿Acaso la conocemos? —El castaño miró a la chica de largos cabellos convencido de haberla visto antes— ¿Ella no es la chica del cine de hace unas semanas? —Preguntó acercándose a los dos.

     —Sí. ¿No es hermosa? —Tom admiraba el cuerpo desnudo de Nathalie. La joven lloraba y trataba de suplicar que la dejaran ir, el dolor que sentía en el abdomen era muy fuerte. Thomas encajó el cuchillo en su hombro, ella trató de gritar del dolor pero con la boca tapada no se escuchó mucho.

     —Basta, Tom. No tienes que hacer esto, sólo mátala y termina con su sufrimiento. —Christian trataba de que su hermano parara de torturar a la pobre chica.

     —Pero mírala, es hermoso ver tanto dolor reflejado en su rostro.

     Entonces ahí fue donde la joven entendió todo, sabía que estaba por morir, pero prefería que fuese rápidamente. Thomas le enterró el cuchillo debajo de uno de sus senos, entre sus costillas, pero ella fue lo suficientemente fuerte como para no gritar, ni tener alguna reacción que demostrara cuánto le dolía, sólo verlo a los ojos, aunque los suyos querían dejar caer varias lágrimas. La sonrisa de Tom desapareció. Sacó el cuchillo y lo enterró en el muslo de Nathalie, ella volvió a hacer lo mismo apretando los dientes y conteniendo la respiración. Thomas quería ver cómo sufría, pero ella no se lo estaba permitiendo. Christian le arrebató el cuchillo para que dejara de torturarla, se inclinó hacia ella y colocó el arma en su cuello.

     —Si no lo hago él te seguirá torturando. —Le dijo convenciéndola de que aquella era la mejor opción, pero no tenía que dársela, ella ya sabía que lo era. La chica levantó la barbilla dejando su cuello a la vista, en señal de que aceptaba que la matase de una vez. Le cortó la garganta. Nathalie esperaba sentir muchísimo dolor, aunque en realidad casi no lo sintió por la pérdida de sangre de sus otras heridas, de hecho se sintió mejor, liberada, feliz de que finalmente aquella tortura estuviese llegando a su fin.

     — ¿Por qué lo hiciste? —Preguntó Thomas molesto, pues había planeado eso por más de dos semanas como para que su hermano llegase y lo arruinara.

     — ¡La estabas torturando! —Se excusó— ¿Qué querías?

     — ¡Yo no te digo que hacer con tus chicas! ¡Tú tampoco deberías hacerlo!

     — ¡Thomas! ¡Sólo las violamos y las matamos, no tenemos que torturarlas! —Tom lo jaló de la camisa del cuello hasta que sus narices quedaron pegadas.

     —Yo voy a hacer lo que quiera con ellas. —Lo soltó.

     — ¡Bien! —Christian se puso de pie— ¡Encargare del cuerpo tú sólo! —Se dirigió a las escaleras.

     —Claro, déjame la peor parte —al ver que su hermano ni siquiera había regresado su mirada a él agregó: —. Chris —sabía que ahora sí lo estaba viendo pero ahora él dirigía su vista a la joven desangrada—. Jamás toques a mis chicas de nuevo.

     


     Ya no encontraba un solo lugar en el patio en donde pudiese enterrar a otra de sus víctimas, así que después de partir a la última en pedazos los metió en varias bolsas negras de basura, condujo hasta que estuvo muy lejos de la zona en donde vivía y las tiró en un bote de basura de una casa asegurándose de que nadie lo estuviese viendo. Se subió a su auto de nuevo y regresó a su hogar.

Christian y Thomas #2 (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora