Christian abrió la puerta de su habitación, Mery estaba sentada al borde de la cama, miraba al suelo y movía sus manos con nerviosismo. No quería perder su virginidad pero tenía que hacerlo por su hermano. Para mantener vivo y sano a Alan, ella estaba dispuesta a dar su virginidad 50 veces si era necesario.
Chris se acercó a Mery, tomó su mano y la jaló para que se pusiera de pie. Cuando la chica lo hizo, Christian sujetó su barbilla y la elevó para que volteara a verlo. La besó de manera tierna. Mery cerró los ojos con fuerza sintiendo mucho asco, pero le siguió la corriente. El joven la abrazó y empezó a deslizar el cierre de su vestido. Cuando llegó hasta la cintura se alejó de ella. Mery dejó caer la prenda tragando saliva.
—Prométeme que no le harás nada a mi hermano. —Dijo mirando aquellos ojos color avellana.
—Eso depende de ti. —Se acercó a ella y volvió a besarla. La empujó para que cayera acostada a la cama. Ella se puso recta, con los pies juntos, sus manos entrelazadas en su abdomen y con los ojos cerrados, esperando. Escuchó cómo el pantalón de Christian caía al suelo. El castaño movió los tobillos de la chica para alejarlos entre sí separando al mismo tiempo sus piernas. Se colocó sobre ella y empezó a besarla intentando introducir su lengua en su boca. Mery no podía soportar más y giró la cabeza hacia un lado sin abrir los ojos. Christian lo tomó como una invitación para que le besara el cuello. La rubia no hacía más que llorar en silencio. Chris pasó a sus pechos, después de un par de minutos se incorporó y empezó a bajarle la única prenda que le quedaba. Cuando estuvo completamente desnuda bajó a su zona íntima.
—No, por favor —Mery trató de incorporarse pero Christian sujetó sus muñecas para que no se moviera alejando su lengua de ella—. No lo hagas, te lo suplico, no me... —Se vio interrumpida por un fuerte dolor que provenía de su entrepierna. Christian empezó a mover su cadera hacia delante y hacia atrás sin importarle los gritos de dolor de la chica.
— ¡Basta! ¡Me duele!
—Cállate —gruñó Christian sin dejar de moverse—, si vuelve a salir de ti un sonido que no sea un gemido, tu hermano sufrirá —la amenazó. Mery hizo lo que le ordenaba. Dejó que aquel asqueroso hombre abusara de ella, que la besara, la lamiera, que le hiciera lo que quisiese, con tal de que su hermano no resultara herido sin saber lo que realmente le estaba sucediendo a manos de Thomas en ese momento. Cuando Christian terminó se quitó de encima, tomó un vaso de agua que había dejado preparado en la mesita de noche y se lo ofreció a Mery. Ella se sentó en la cama negando con la cabeza—. No era una pregunta. —Acercó el vaso aún más a la joven, finalmente ella lo sujetó con sus manos temblorosas y bebió todo el contenido. Se miró la entrepierna, creyó que vería sangre pero no fue así, aunque el dolor que estaba sintiendo la había hecho creer que la había desgarrado. De repente la habitación comenzó a dar vueltas, giró su cabeza hacia Christian quien no había parado de mirarla. Mery se desmayó.
Cuando despertó era de día, aún estaba desnuda, en la zona de la cama que no era ocupada por nadie, había ropa. Se la puso. Una blusa de tirantes blanca, un short blanco, y ropa interior. Salió de la habitación, bajó las escaleras; al llegar a la planta baja escuchó ruidos en la cocina, caminó más lento y bajó al sótano sin que nadie la escuchara.
— ¿Alan?, ¿Alan?, ¿estás ahí? —Susurró Mery pegando la oreja a la puerta que, para su sorpresa, se abrió. Ella se alejó al momento de encontrarse con el hombre de cabello negro y ojos azules. ¿Qué demonios hacia él ahí si ella había hecho todo lo que le pedían? ¿Por qué estaban castigando a su hermano? Movió un poco la cabeza para buscar a Alan dentro de la habitación, y lo vio, tirado en la cama, llorando, golpeado, y lo peor de todo, estaba desnudo—. ¡Alan! —Trató de correr hacia él, pero Thomas la sujetó de la cintura, salió del cuarto y lo cerró antes de que Alan corriera hacia ellos en un intento de escapar—. ¡Suéltame, maldito! ¿Qué le hiciste? ¡Hice todo lo que me pidieron!
—No... —La corrigió él con calma llevándola al otro cuarto de metal—. Hiciste todo lo que te pidió Christian, no yo.
— ¿Qué le hiciste?
—Lo que tengo tantas ganas de hacerte a ti...
— ¿Qué?
—Christian me había prohibido tocarte antes de... desflorarte —dijo la última palabra en tono de burla—. Pero ahora nadie me va a detener. —La aventó a la cama antes de quitarse la camisa. Mery trató de correr hacia la puerta pero Thomas le dio un puñetazo en el abdomen haciendo que cayera al suelo mientras se doblaba del dolor. La jaló del cabello y la tiró de nuevo a la cama.
— ¡No! ¡Suéltame! —Le daba manotazos en todo su torso desnudo en un intento por alejarlo de ella. Thomas la sujetó por las muñecas antes de comenzar a besarla en el cuello—. ¡No!
— ¡Thomas! —Interrumpió la voz de Christian. El pelinegro no se quitó de encima, sólo volteó a ver hacia la puerta.
— ¡Tú dijiste que podía ser mía al siguiente día! —Espetó.
—Acaba de despertar, de hacerlo conmigo, déjala al menos descansar hasta la noche, de seguro aún siente dolor.
—Sabes que me importa una mierda si siente dolor, de hecho eso me gusta más.
—Lo sé —suspiró—, pero a mí no, así que ahora ponte la camisa y aléjate de ella. —Thomas puso los ojos en blanco pero le hizo caso. Mery volteó a ver a Christian llorando.
— ¡Tú dijiste que no le harían nada si hacía lo que me pedías! —Gritó furiosa.
— ¿Y lo hemos hecho? —Preguntó sonriendo, seguro de haber cumplido su promesa.
— ¡Sí! —Se bajó de la cama—. ¡Vi a mi hermano golpeado y llorando! —El castaño borró la sonrisa
— ¿Cuándo lo viste?
— ¡Cuando este maldito enfermo —señaló al hermano mayor quien fingió ofenderse— salió del cuarto en donde está Alan! —Christian volteó a verlo sin entender.
—Thomas —habló con voz seria cuando finalmente lo comprendió—, tenemos que hablar. —Tom volvió a poner los ojos en blanco, como si estuviese harto de que su hermano le dijera eso, pero aun así salió de la habitación.
Aunque el pelinegro era el mayor, le hacía caso a su hermano sólo para que éste no hiciera berrinche y evitar que después se estuviera quejando todo el tiempo acerca de algo.
—Mery... —Se acercó a ella pero ésta se alejó de él. Chris se detuvo cuando vio esa acción.
—Dejen ir a mi hermano —suplicó mirándolo a los ojos—, prometo que no escaparé, jamás.
—No puedo, sólo hasta que sepa que me amas... —Christian negó con la cabeza mientras se sentaba al borde de la cama.
— ¿Por qué le hicieron daño —quiso saber—, si he hecho todo lo que me pides?
—Lo lamento, Mery... No estaba enterado de que mi hermano le había hecho algo...
— ¿No estabas enterado? —Preguntó con sarcasmo elevando su voz sin poder evitarlo.
—Por favor, Mery, yo... —Intentó tomar su mano pero ella la alejó rápidamente.
— ¡No quiero verte! —Vociferó—. ¡Ni al jodido de tu hermano!
—Mery...
—Déjalo ir —volvió a bajar la voz—, déjalo ir y te juro que te amaré eternamente. —Se acercó a él y tocó su hombro con ambas manos.
—No puedes amarme así como así —le sonrió con tristeza—. Sé que ese amor no sería real y que intentarías escapar en el primero momento que tuvieras oportunidad. —Se alejó de ella poniéndose de pie.
—No —negó desesperadamente con la cabeza—, lo prometo, por favor —Christian estaba saliendo del cuarto—. ¡Por favor! —Cerró la puerta ignorándola por completo, ante aquello Mery no pudo gritar más que la verdad—. ¡JAMÁS ME VOY A ENAMORAR DE TI, MALDITO PSICÓPATA! —Se sentó en el suelo y empezó a llorar pensando nuevamente en su hermano y el sufrimiento por el que estaba pasando.
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Christian y Thomas #2 (Editando)
Mystery / ThrillerPRECUELA DE 'SECUESTRADA'. Christian y Thomas han sido muy unidos desde pequeños, y más por su problemática niñez, eran tan unidos que empezaron a secuestrar, abusar y matar chicas juntos. ¿Por qué? ¿Cómo? Lo descubrirás en esta historia. 24/septiem...