Lorena

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     —No se diga más. —Thomas se puso de pie, pero Christian lo jaló del brazo haciendo que se sentará de nuevo.

     —No, tenemos que conocer su rutina, no podemos secuestrarla así como así... —Le dijo sin ser capaz de dejar de verla, aunque tampoco es como que realmente quisiera apartar sus ojos de ella.

     —Hoy es tu cumpleaños, si esperamos más tiempo este día tan especial pasará. —En ese instante un chico castaño se acercó a la joven, ella sonrió en cuanto lo vio. Se abrazaron antes de darse un rápido beso.

     — ¿Ves? —El hermano menor trató de disimular la mezcla de ira y tristeza que sintió al ver que otro hombre estaba con ella—, ¿qué tal que la hubiéramos secuestrado y él aparecía?

     —Está bien... Hay que esperar a saber su rutina.

     Debían saber a qué hora salía de casa en dirección a la escuela, a qué hora regresaba, por cuánto tiempo se quedaba sola hasta que sus padres llegaban del trabajo y en qué momento las luces de su hogar se apagaban por completo.

     Aquel momento era muy bueno para seguirla, así que lo hicieron. La joven fue a comer con su novio, cuando terminaron de almorzar el castaño la dejó en su casa. Que tuviera el mismo color de cabello que Christian le daba esperanzas para llegar a gustarle, pues al parecer, aquella hermosa rubia se sentía atraída por los castaños.

     Al día siguiente fue a su preparatoria, no se alejaba de su novio, lo que le causó celos a Christian que los observaba a lo lejos, sentados en una silla, riendo y tonteando. 

     Su horario de clases era de siete de la mañana a la una de la tarde. Por lo que podía ver, era una chica muy aplicada debido a que pasaba sus tardes haciendo tarea, aunque era poco social; aparte de su novio y una amiga no se juntaba con nadie más.

     Un día Christian entró a su habitación mientras ella estaba en la escuela, vio su laptop en la cama, la encendió; no tenía contraseña, indagó y descubrió que su nombre era Lorena Steel. Vio todas las fotos que encontró en su Facebook y en su recámara. Colocó una pequeña cámara con micrófono. Estaba a punto de irse cuando vio un pequeño cuaderno en la mesita de noche, lo tomó con curiosidad, se sentó en la cama y empezó a leerlo.

Querido diario:

Emmanuel es muy lindo conmigo, pero últimamente se comporta extraño, creo que ya no le atraigo como lo hacía antes...


     ¿Cómo era posible que un hombre dejara de considerarla hermosa? Siguió leyendo.


Creo que me está engañando. Lo vi abrazándose con otra chica, pero me dijo que era su prima, ¿era verdad?, ¿qué podía hacer?, ¿pedir que me lo demostrara? Quizás en verdad era su prima y sólo estoy siendo paranoica...

18 de septiembre:

¡Dios! Emmanuel Anthony Clayton es un completo idiota, ¿cómo pude estar con él? ¡Ojalá estuviera muerto!

     —Tus deseos son órdenes. —Sonrió antes de darle un beso al diario.


     — ¿Qué descubriste? —Preguntó Thomas una vez que su hermano hubo regresado a casa.

     —Un futuro cadáver.

     — ¿La chica? —Thomas lo miró sin intención de ocultar su emoción.

     —No, es... No te preocupes, lo haré yo mismo.

     — ¿Seguro? —Se decepcionó porque no participaría un asesinato. Hombre, mujer, no importaba mientras él pudiese abusar de ellos, torturarlos y matarlos.

Christian y Thomas #2 (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora