Soñar para despertar

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Después de sus episodios violentos de autoagresión o violencia psicológica hacia mí, varias veces terminé internado en centros de recuperación psiquiátrica. Allí los médicos me contenían, medicaban y pasaba varias horas de terapias varias a nivel psicológico. Cuando salía de aquellas "sesiones de reacomodamiento cerebral", me preguntaba una y otra vez còmo había llegado a estar en esa situación?. Cómo ella lograba ponerme en un estado tan desprotegido y vulnerable? Un hombre grande! diría mi viejo... y sin embargo la niña me desiquilibraba terriblemente y me dejaba "para el loquero" como decían mis amigos. Para ella cualquier cosa que yo hiciese era una demostración de amor, entonces había llegado un momento en que yo no hacía nada pero nada hacia ella, no la llamaba ni la buscaba ni nada de nada, ni siquiera le hablaba por chat, nada. Y sin embargo ella me buscaba diciéndome que había soñado conmigo. Que yo la había llamado en sueños. Usaba el bloqueo para identificaciòn de llamadas, así que mi teléfono no identificaba el suyo, obligándome a atenderla.Varias veces cortaba sin hablar, apenas notaba que era ella, colgaba violentamente sin decir nada. No querìa verla, ni oírla ni saber de ella. Y sin embargo ella volvìa a aparecer, a veces por casualidad, a veces provocado por ella misma. Casualidades como por ejemplo, encontrar alguna de sus cartas, encontrar por la calle algún conocido suyo, o simplemente recordándola. Era evidente que ya era parte de mí, y que no sería fácil olvidarla. El alcohol no me ayudaba, sinó mas bien me la traía, me reivivía momentos felices y me daba una visión optimista del asunto, por lo que decidí dejar de beber. Un día dije que nunca mas alcohol. Pero no pude... me había convertido en un maldito alcohólico y necesitaba de ese nectar para subsistir. Decidido a buscar ayuda, recurrí a la misma clínica donde iba en cada pozo depresivo, y alli luego de darme un presupuesto por el tratamiento, y luego de arreglar mis vacaciones en el trabajo, decidí internarme. Quería ser feliz, ser un hombre normalmente feliz y seguro de sí mismo. Desaparecí de mi propia vida, de mis amigos, de mi familia y de ella sobre todas las personas.La clínica era un lugar muy lindo. Mucho blanco, flores, plantas, mucha madera, mucho sol. Había ventanales enormes que daban a los jardines y enormes libustrinas que separaban a la gente coherente de los incoherentes que habitábamos ahí. En silencio y en esos jardines, mas de una vez la recordé y me pregunté por qué. Y si la amaba? Y si me casaba con ella y teníamos hijitos y una familia ? Quizà así lavase mi culpa, y dejase de ser el monstruo que ella había instalado en mi persona. Quizà todos los que me quisiesen dejarían de preocuparse y su familia al fin la vería realizada y feliz. Era hermosa y suave, la mujer que cualquier hombre hubiese querido tener... Y de pronto cuando estaba en esos pensamientos por demás fabuladores y optimistas, volvían las imágenes violentas, las situaciones de mierda por las cuales había atravesado, y el dolor en el pecho que no me dejaba respirar. Sudaban mis manos y mi frente, y el miedo se apoderaba de mí. Me sentía enfermo y el cuerpo se me debilitaba por el miedo, el pánico y la culpa de haberle destruído la vida a una niña. En esos momentos me sentía terrible y corría a buscar un médico porque realmente sentía que me moría. Y aunque trataba de disimular para no quedar como un "hombre débil" los ataques de pánico me consumían. Obviamente que los mèdicos con solo verme sabían lo que me estaba pasando, y procedían a medicarme y acompañándome a mi habitación me dejaban en reposo y dormido a los pocos minutos. Tenía un mes para rehabilitarme y superar esos ataques de pánico con serenidad, porque luego de ese mes, estaría en mi casa, solo, o en la oficina trabajando. En la clínica la terapia era hora tras hora, leía sobre mi enfermedad y sobre los patrones de conducta de los psicópatas infantiles. Sobre el alcoholismo me volví un experto y sobre la psicopatología infantil aprendí muchìsimo, al punto de llegar a comprender en cierta forma, por què ella no quería liberarme. Investigué los patrones de conducta de los pederastas, y resultó que yo no era uno. Pero entonces, por que me gustaba tanto? por que no podìa resistirme a su sexo?. Los mèdicos señalaban esos episodios como "desviación de la condiciòn de amor", como si yo la hubiera amado por error? entonces por que me sentía tan hijo de puta? si supuestamente los pederastas son psicòpatas sin culpa ni remordimientos ? Sin dudas había respuestas que jamás iba a obtener. Así transcurría mis dias, encerrado y curándome dia a dia. Me fortalecía y me reafirmaba como persona. Me estaba perdonando a mi mismo y convencièndome, en poco tiempo, de que al fin y al cabo yo era una víctima mas de esta locura. El mes fuè pasando, y las horas de cruzar la puerta de calle estaban acercándose. Saldría otra vez al mundo, solo y luchando contra mi adicción al alcohol. Dejando de ser victimario para acercarme mas al rol de víctima. Luchando con la culpa y la desesperación. Los mèdicos me dieron el "alta" que en realidad fue una internación domiciliaria y transitiva, o sea que podìa volver a mi vida habitual sin abandonar el tratamiento: tres veces por semana a la terapia, medicaciòn y me recomendaron que realice alguna actividad fìsica o al menos yoga. Cuando crucé el umbral de la puerta de salida, pude oler los árboles de tilo de la vereda, y con paso lento pero seguro, emprendí el regreso a mi casa, llevando ademas de mi alma un poco menos sucia, mi bolso en la mano.Tomé un taxi y me sentì feliz de volver a mi casa. Mi prima me había llamado para invitarme a almorzar con su familia, había aceptado, pero antes necesitaba ir a mi adorada casa, mi refugio. Me llamó la atención su insistencia en venir a buscarme a la clínica para llevarme a la suya, pero no le dí mayor importancia. Cuando lleguè a mi puerta, vì a mis amigos , vestidos como para realizar trabajos de pintura. Y aunque todavia no podìa ver mi casa, pude verlos y me alegró la idea de verlos todos juntos ahi, supuse que estaban preparando una bienvenida o algo asi, pero no... cuando fui acercàndome y pude ver el frente de mi casa, como en un remolino, caì en un abismo de angustia y desesperación. El frente de mi casa estaba irreconocible. Y aunque muchas de las palabras escritas en aerosol habian sido casi borradas, muchas aùn podìan verse. "HIJO DE PUTA", "VIOLADOR DE NIÑAS", "PEDERASTA", se podìa leer aunque habían sido removidas o rasqueteadas por mis amigos en un intento por borrarlas. No había jardìn y los faroles de la entrada estaban rotos. Quedè en el taxi paralizado mirando la obra de terror que habìan realizado en mi casa... no pude bajar. Mis amigos me hablaban y trataban de bajarme del taxi. Yo en cambio querìa morirme.

Me dicen AlejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora