El gran mecenas

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Ella siempre fue conciente de su belleza, una vez me dijo: "con la belleza voy a llegar lejos, sè que aunque a vos no te parezca linda, soy hermosa, y eso me va a abrir puertas, el sexo es una herramienta importante para poder llegar lejos " ella sabia y lo sabe aún que es hermosa, y que tiene ángel. Esa belleza física fue un mecenas que le concedió todos los caprichos. Cuando la entrevistaron para la revista Rollings Stones en donde le tomaron fotos desnuda, ella sabia antes de ir que tendría que entregarse sexualmente al fotógrafo y a dos editores de la revista, pero no le importò, solo querìa el èxito y ser reconocida popularmente, y estos "pequeños" favores serían la puerta de ingreso a un mundo de fama y exposición mediática, su sueño hecho realidad. Cuando volvió de la entrevista, estaba muy dolorida físicamente, se imaginaràn que los "favorcitos" terminaron dejándola mal físicamente. Pero asì y todo no perdió la oportunidad de maltratarme diciéndome: "cuando sea famosa y exitosa, vos no vas a existir en mi vida, ademas hoy me cogì a tres, y de ahora en mas me voy a coger a medio pais si es necesario para llegar a ser alguien en la vida". Se me hiela la sangre de solo pensar que en sus quince años estuviese ofreciendo sexo por fama, pero asi fue. Esa noche, me emborraché feo. Tomaba y tomaba quizá haciéndome cargo de las culpas que ella me acreditaba. "vos me metiste en esto, vos hiciste de mì este monstruo que soy". Esas palabras retumbaban en mi mente y me hacían sentir el peor hijo de puta. Si al menos hubiera sido capaz de decirle cuánto la amaba, y lo mucho que hubiese dado por evitarle el dolor de crecer a los golpes. Pero no pude, temía que se enloqueciera aùn mas conmigo, y que siguiera perjudicando a toda aquella persona que se me acercaba.Pero aún asi, cada vez que me buscaba sexualmente yo accedìa, idiota, frágil y vulnerable caìa en sus redes una y mil veces, porque en sus brazos me sentìa fuerte y protector, padre, ella me habìa convertido en su dios. Me emborraché y maldije a la vida haberla conocido. No quería verla mas, pero algo dentro de mì me indicaba que había un solo camino: sus piernas. Me envolvía en su locura, me seducía y yo me dejaba seducir, me dejaba envolver. Bellísima y pequeña, su piel me rescataba de toda la muerda en la cual me había sumergido. No podia pensar en ella como la autora de mis desgracias, sinó mas bien como mi víctima, y la culpa que siempre fue lo que mas me unió a su cuerpo, me fue taladrando el cerebro al punto de querer morir.La entrevista en la revista la subió aún mas en su locura, la hizo implacablemente malvada. Drogada y borracha me buscaba y se me ofrecía delante de quien estuviese, y si yo no accedía a sus caprichos, se llevaba a cualquier hombre que quisiera tomarla. Dejándome la huella de sus acusaciones, haciéndome responsable de las heridas en sus brazos, de su estado lamentable, de los abusos que sufría.Mientras tanto su familia, sufrìa, su padre se infartaba y su madre enfermaba de tristeza. La acompañaba una infinita soledad, llegaba a su casa para estar sola, para ser recriminada y menospreciada (con motivos, obvio).El colegio del que ella tan mal habla, es uno de los mas exclusivos de la zona, caro, eficiente y super excelente. Nunca supo ver el esfuerzo de sus padres, ni lo afortunada que había sido en la vida. Despotricaba de todo y de todos, odiaba el amor que le brindaban y ridiculizaba el esfuerzo de su padre, que enviándola a este colegio intentaba inculcarle caridad, solidaridad, humildad, generosidad, todas palabras inexistentes en su vocabulario hasta el dia de hoy.Que yo le dijese esto, era para ella, motivo de cortadas en los brazos, se autoflajelaba delante de mi, y me obligaba mil veces a curarle las heridas. Cuando robó la llave de mi casa, temí por mi vida, y por la vida de ella. Yo en mi despiste no había advertido que ella había hecho copias de las llaves, o sea que todo el tiempo que las tuvo, inconcientemente vivì en una bomba de tiempo a punto de estallar. Lamentablemente para mí y luego de una discusión telefónica, fue a mi casa, y se cortó tan brutalmente los brazos que tuvieron que internarla. Me ví obligado a llamar a sus padres y a dar las explicaciones pertinentes, o sea, nada. Me odiaron, me hubiesen matado de haber podido, y yo, que solo regresaba cansado de trabajar, me ví envuelto una vez mas en su locura.

Me dicen AlejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora