Angel Rubio

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Realmente no tengo mucho mas que contar... Mis recuerdos son casi livianos, y de contar algo solo tendrìa que contar las cosas buenas que vivimos. Porque las hubo, aunque la mayorìa fueron situaciones terribles, hubo momentos felices. Algunos ya los contè, por eso digo, que es lo que queda por contar. Lo terrible y lo nefasto de su persona y de su maldad obsesiva contra mi, ya lo contè en mi blog anterior.Igualmente me siguen viniendo a la memoria algunos momentos que me marcaron para el resto de mi vida, pequeñas situaciones que la hacían artesana de mi desdicha, un trabajo fino y cauteloso, tan delicadamente perverso, que me obligaba a pedirle perdòn sin ser culpable.Su obsesiòn conmigo era enorme, incansable, aunque siempre me fue infiel.Luego de haberla dejado fui enteràndome de infidelidades y situaciones en las cuales intentaba engañarme casi en mis narices. Fui un idiota, un crèdulo, no se... quizà ni siquiera tenía ganas de estar atento a ella, por eso no podìa ver sus infidelidades.Yo presentía que su psicólogo no era solo un mèdico para ella.Me dí cuenta por la forma en que ella lo miraba, por còmo se refería a el y por la manera en que el la trataba.Dificil resistirse, hermosa y sensual se dirigìa a la terapia con su psicólogo dia a dia, pero yo presentìa que había algo mas.Para ir a verlo se vestìa sensualmente, se perfumaba y se ponía su mejor ropa, la mas sexy.Yo no querìa dudar del profesional, dado que serìa un error muy grave involucrarse con una paciente, pero claro... con ella las reglas se rompían, te empujaba a hacer lo que no querías, y así como había logrado convertirme en su amante a los 14 años de la misma manera podía conseguir que el profesional se involucrase sentimentalmente con ella.No era raro pensar que ella podìa seducirlo hasta lograr que caiga.Me resultaba raro que siendo menor, el mèdico le recete a ella los fàrmacos, y la deje salir con las recetas en la mano, sin controles de ningùn adulto, asì fue que sucediò lo del intento de suicidio, por falta de controles.Ella utilizaba a todos los hombres que la rodeaban para intentar darme celos.Pero con esas actitudes solo lograba demostrarme su obsesión por mi. Su locura, y la necesidad infinita de ser vista por mi. Al contrario de lo que esperaba, esas escenas ridìculas me hacían ver lo mucho que yo la enloquecía, y lejos de sentirme orgulloso, me deprimía peor. Si solo necesitaba estar tranquilo, con alguien a quien amar, que me ame de igual manera, proyectarme. No era mucho lo que pedìa, pero ella necesitaba acciòn, necesitaba estar picaneándome constantemente con sus chiquilinadas.Comencé a observar el comportamiento de su mèdico.Era raro, de pronto se lo veìa rejuvenecido, había cambiado el peinado y la recibía con la mejor sonrisa.Ella cerraba la puerta de su consultorio miràndome fijamente y sonriendo casi como burlàndose.En cambio a mi me daban pena, el por su mediocridad y ella porque hiciese lo que hiciese jamas lograria que yo la ame, ya habia intentado todo, solo podia cuidarla y tratar de ayudarla.La pequeña creìa que solo me bastaba con su belleza, con que todo el mundo la desee, grave error.Yo no querìa la mujer mas deseada, sino la mas buena.Ella era la mas deseada, y la mas malvada.Debí escapar cuando pude, cuando la ví con el en un bar.Cuando los encontrè "tomando algo" paciente y mèdico un sàbado a la medianoche.Todo hacía suponer que la terapia se extendería a los fines de semana por la noche.Lleguè al bar con unos amigos, casualmente al que éramos habitues, y allí estaban.La cara desencajada del médico y ella fingiendo sorpresa.Hasta dónde era capaz de llegar? hasta dónde iba a dejar cadáveres en su obsesión por mi?Me quedè con mis amigos ignorando la situación, aunque pude advertir que ellos la habían visto.Tomè un par de botellas de cerveza y a la tercer botella ya ni siquiera sentía mi propia voz.Solo recuerdo que ella se levantaba y se iba con el, y que yo me quedaba ahí con mis amigos.La ví salir del bar entre la gente y la mùsica, la poca luz y el humo.Mareado por el alcohol, quise alcanzarla, pero mis pies no podìan caminar firmes y derechos.Aùn asi la perseguí y casi cuando estaban por subir al auto de el, le gritè PUTA con el peor grito que jamàs di.Un impresionante grito de hombre dolido. PUTA.Ella volteò a verme pero cuando sus ojos me alcanzaron, yo ya estaba sentado en el piso como un borracho triste y patètico. Tomàndome la frente con las dos manos, miraba el piso a pocos centímetros, el lugar donde ella preferìa encontrarme, casi tirado, desbastado y humillado.Lo había logrado una vez mas?El ruido del motor del auto me hizo verlos, y encandilándome con las luces, su nueva víctima intentaba sacarla de esa situación incòmoda.Pero yo pude verla, me miraba con odio, con soberbia y con una leve sonrisa de victoria en los labios.Intentè ponerme de piè pero no pude.De pronto unas manos pequeñas me ayudaban a pararme, y cuando vì un angel rubio me sostenía y me ayudaba a ponerme de piè. Una hermosa mujer estaba levantándome del piso, seguramente por làstima.El auto del mèdico que comenzaba su marcha, no me impidiò ver la cara de la peque al verme con esa hermosa chica. Sorpresa y odio, quien era esa rubia? por que estaba abrazándome ?Pude verla voltearse rapidamente para mirar por el vidrio de atras del auto e imaginè que las cosas no habian salido como ella las habia planeado. Quien era esa hermosa rubia? por que querìa ayudarme? de dònde había salido? nunca lo supe.Me condujo hasta donde estaban mis amigos y ahí me dejó borracho intentando sentarme sin caerme.Me apoyè en la barra, recostè mi frente sobre los brazos, y cuando levantè la mirada buscando al àngel rubio que me había rescatado, ya no estaba.Nunca supe quien fue, ni còmo llegò hasta mí.Lo ùnico que supe fue que por esa chica rubia, el plan malvado de la pequeña había tenido un final inesperado.Todavia recuerdo su mirada de odio al verla, celos y dolor. Una vez mas el juego era ganado por el perdedor.

Me dicen AlejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora