Durante el miércoles, Genelle dedicó cada segundo de su tiempo a avanzar con la nueva base de datos, muriendo de ganas de concluirla para aplicarle el primer filtro. Ya no aguantaba más sin saber quién era, necesitaba aunque fuese el nombre, después ya le pondría rostro si no le venía nadie a la mente con el nombre solamente.
Gabe seguía trabajando en el nuevo contrato pues le habían pedido un par de cambios, pero sólo podía pensar en Genelle y en su cita del sábado. Estaba ansioso pero también preocupado, y tenía claro que no podía permitirse caer de nuevo en el foso en que lo esperaban hambrientos sus demonios.
La mujer, aplicada como era, logró tener todos los datos introducidos en el sistema al regresar de la comida. Atendió un encargo de Graham Doyle y, acto seguido, comenzó a descartar en el ordenador perfiles de aquella interminable lista.
Sólo hombres: 1811 resultados.
Apellido Parker: 320 resultados. <<Siguen siendo muchos...>>, pensaba Genelle.
Nacionalidad "Canadiense": 7 resultados.
A Genelle se le abrieron los ojos como platos ante tal reducción. Bien sabía que él era canadiense pero que quizá tuviese otra nacionalidad, así que quizá no estuviese entre esos siete resultados. Aun así, comenzó a revisarlos sin aplicar más filtros, y ya si alguno coincidía lo revisaría a fondo.
Ethan Parker; descartado, la inicial del nombre no coincidía. Jacob Parker; tampoco. Ariel Parker. <<¿Ariel? ¿Eso no es nombre de chica?>>, cuestionó con intriga. Gabe Parker; <<¡una posibilidad!>>, se dijo contenta y ansiosa.
Comprobó los otros tres, pero afortunadamente no había ningún otro nombre que comenzase por G. Feliz como una perdiz, cliqueó el nombre del resultado potencial y comenzó a leer la ficha. <<Gabe Parker, nacido el diecisiete de junio de mil novecientos ochenta y seis en Canadá. Empresa: Promtya. Cargo: Propietario/fundador>>.
Todo, absolutamente todo, indicaba que era él. Genelle estaba extasiada de felicidad y no pudo esperar un segundo más. Recordó uno de los primeros textos que recibió de Parker y sonrió, teniendo claro lo que iba a hacer.
Gabe terminó todo su trabajo y se disponía a marchar cuando su secretaria lo detuvo.
— Señor, le han traído esto —le informó.
— ¿Qué es?
— No lo sé, señor. No lo he abierto.
Gabe lo cogió y lo desplegó, ante la mirada escrutadora de la chica. <<¡Eh! Te he descubierto>>. Aquello lo hizo reír a carcajada limpia, no esperaba que se lo hiciese saber de aquel modo. La secretaria lo observaba divertida, sorprendida por ver feliz y riendo de aquella manera a su jefe, siempre tan serio y formal.
— Hasta mañana, Emma —se despidió.
— Adiós, señor.
Gabe bajó por las escaleras, le apetecía hacerlo. Dejó, a escondidas, otra carta en el taquillero y salió antes de que lo vieran. Marchó a casa, con renovadas ganas de que todo avanzase. Quería llamarla, hacía días que no hablaban y le latía aceleradamente el corazón sólo de pensarlo. Él era consciente de que su voz se escuchaba distinta por teléfono, siempre se lo habían dicho, y eso le daba cierta tranquilidad a la hora de hablar con ella. De todos modos, quería que viese la carta y escuchase la canción antes de hablar con ella, así que esperaría.
Genelle estaba cansada aquel día y andaba loca por llegar a su casa y tirarse en su colchón a descansar. Le quedaban aún dos días más de trabajo y después la cita. La primera cita con Parker; <<con Gabe>>, se recordaba cada vez que se daba cuenta de que usaba el apellido aun sabiendo finalmente el nombre.
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✔️El ósculo
Literatura FemininaGenelle es la recepcionista principal de un edificio de oficinas con una vida sencilla y monótona. Un día se duerme en su puesto de trabajo y, entonces, un misterioso beso rompe esa tediosa rutina. Comenzará a recibir notas y otras cosas, hecho que...