Parte 25

1.2K 72 14
                                    

El martes llegó y, con él, una nueva jornada de trabajo la cual Genelle tenía claro que iba a aprovechar al máximo. Ya en su puesto, preparó unos papeles con su correo electrónico del trabajo anotado y le pidió a Devon que custodiase la recepción. Partió rumbo a los ascensores y subió hasta el piso más alto. Allí había alojadas cinco empresas, así que visitó a las secretarias principales de las cinco y les informó de la actualización de la base de datos que iba a llevar a cabo y de que necesitaría que le enviasen una relación de personal completa. Bajó por las escaleras a la planta inferior a esta y mantuvo la misma conversación, y así repitió hasta haber regresado al hall principal. Nadie le puso pegas a su petición, más bien al contrario, cosa que la alegró. Retomó su puesto y comenzó a introducir los datos de los que ya disponía en un nuevo archivo, el cual al estar terminado substituiría al existente. Un par de horas más tarde, tenía ya más de una veintena de mails con datos de empleados en su bandeja de entrada.

Siguió metiendo más y más datos, deseando tenerlos todos juntos y poder comenzar a descartar a todo aquél no encajase en su búsqueda.

— Es martes ya, tengo que apurarme o no me dará tiempo —se insistía Genelle mientras seguía tecleando.

Hizo la pausa para comer y al volver siguió con su tarea, ya muy avanzada. No le dio tiempo a terminar con todo lo que la aguardaba en su bandeja de entrada pero, puesto que no había recibido todos los mails aún, se lo tomó con cierta calma. La jornada terminó y se dirigió a la taquilla a por sus pertenencias, pero se llevó una grata sorpresa al ver cómo un sobre blanco, algo más pequeño que el del día anterior, caía al suelo nada más abrir la puertecilla.

Lo cogió y marchó, decidida a leerlo en casa. Una vez allí, se dio una ducha rápida y se sentó ante el tocador, con el sobre dando vueltas entre sus dedos juguetones. Terminó por abrirlo allí mismo, y fue cuando extrajo el contenido cuando supo que tendría que levantarse del taburete para ir a colocar el Cd en el reproductor. Así hizo, pero lo dejó parado. Prefería leer antes, así que comenzó.

<<Mi adorada recepcionista,

¡qué bien que hayas decidido acompañarme el sábado! Estoy seguro de que te divertirás.

Hoy quiero contarte algo sobre mí, algo más para que me conozcas y algo que marcó un poco mi vida. Siento que debo contarte todo, además si no lo hiciera quizá no encontrarías lo que pretendo que encuentres en la canción de hoy.

Mis gustos primero. Me gusta el color rojo y cualquier tono que sea una variación de éste; quizá por eso tus labios grana me gustan tanto, quién sabe...

Me apasiona la música, lo podrás notar. Y, atenta que con esto te dejo otra pista, me gusta tantísimo que me dedico a promocionar todo tipo de cantantes y grupos.

El cine no me desagrada, pero únicamente asisto a una sala si voy acompañado. Sé idiomas, como tú por lo que he oído. Hablo inglés, francés, español, ruso y estoy aprendiendo (o intentando aprender) japonés. ¿Por qué tantos idiomas? Pues porque quiero poder hacer mi trabajo por mí mismo y, puesto que mi empresa tiene clientes de muchos países, necesito estar preparado. El japonés es más por gusto, siempre me ha llamado la atención y uno de mis objetivos en la vida desde pequeño ha sido aprender japonés y vivir un par de años en Japón.

Ahora viene lo complicado, contarte "mis penas" que ya no son tales, sino únicamente un mal recuerdo.

Hace tiempo, tuve una novia; en realidad una prometida. Sus padres buscaban apariencia más que otra cosa en cualquier persona y, como sabían que me atraía, nos "liaron". Creían que yo podría centrarla, apartarla del camino que seguía, pero eso era imposible. Yo accedí, como te he dicho sentía algo por ella, algo que creció y creció al estar juntos. Como se dice vulgarmente, acabé enamorado de ella hasta las trancas. Pero... cuando algo no nace solo sino que lo obligan a nacer, las cosas no acaban bien, por mucho tiempo que pase.

Estuvimos juntos alrededor de cinco años, nos prometimos, teníamos ya comprada casa y todo preparado, pero me dejó tirado. Más concretamente plantado en el altar, y se fugó con uno de los músicos. No lo vi venir, ella parecía feliz, incluso llegué a creer que me quería, pero me equivoqué. Totalmente, además. Pasé una vergüenza horrible frente a toda aquella gente, pero lo peor no fue eso, sino que me despedazó, me hizo añicos sin piedad. Dejé de trabajar, me quedé por meses y meses sin salir de mi apartamento llorando y lamiéndome las heridas. Pero, ¿sabes qué? Toda etapa tiene un final, incluso las malas. Y salí del hoyo, no sé ni cómo, pero lo hice. Me tocó volver al trabajo, me centré totalmente y volqué mi vida en promocionar a aquellos que se esfuerzan por alcanzar su sueño, y me funcionó, salí a la luz finalmente. Y entonces, amor... entonces ¡te vi!

Observé desde la entrada tu rostro, tu peinado sobrio, tu actitud... Te vi por primera vez y ya entonces algo cambió en mí, y pasaron meses y meses hasta que me atreví a aprovechar tu cansancio y darte aquel beso furtivo. Ese día estaba siendo algo raro para mí, algo tortuoso por así decirlo. Se presentó en la oficina la persona que yo menos podía esperar: mi ex. Tuvo la cara de venir a pedirme que ayudase a su pareja a promocionarse, que lo convirtiese en una estrella, pues se había separado de la banda y estaba empezando de cero. ¡Yo! ¿Por qué yo? ¿No había nadie más? Hay muchas otras empresas, Genelle, muchas que podrían y estarían encantadas de hacerlo. Así que, ¿cómo se le ocurre pedirle a su ex que ayude al tipo por el cual lo abandonó?

Me impactó tanto y me resultaba tan horrible verle la cara que salí corriendo de la oficina y bajé por las escaleras hasta el parking para escapar de allí en mi coche. No me duele verla, ya no siento nada por ella, pero prefiero no tener nada que ver con esa arpía.

En fin, me he enrollado demasiado... La cosa es que ahora sabes algo más de mí, y podrás comprender algo mejor el porqué de esta canción que te mando hoy. Dejo una parte de la letra. Es "Un violinista en tu tejado", de Melendi, un cantante español.

Confío en que te guste, cielo.

"... Eres tan tenue, como la luz que alumbra en mi vida.
La más madura fruta prohibida.
Tan diferente y parecida a la tormenta que se llevó mi vida.
Y no lo entiendo, fue tan efímero,
el caminar de tu dedo en mi espalda dibujando un corazón.
Y pido al cielo que sepa comprender
estos ataques de celos que me entran si yo no te vuelvo a ver.
Y pido a la luna que alumbre tu vida,
la mía hace ya tiempo que yace fundida...
Cansado de ser el triste violinista que está en tu tejado,
tocando pa' el inglés, siempre desafinado,
mientras rebusco en tu basura
nos van creciendo los enanos de este circo que un día montamos.
Pero que no quepa duda, muy pronto estaré liberado,
porque el tiempo todo lo cura y un clavo saca otro clavo..."

Pues eso, a mí ya me llegó el momento de estar liberado hace tiempo, pero ahora estoy perdidamente enamorado de ti, ¡y no me duele ni me importa! Soy feliz así, lo sería mucho más si te tuviera al fin. Eres "tan diferente y parecida a la tormenta que se llevó mi vida" pero, sin duda, infinitamente mejor. Te amo, Genelle>>.

Genelle trataba de asimilar todo lo que había leído. ¿Cómo alguien podía ser tan mala persona? Él no parecía mal hombre, ni de lejos podía ella imaginar que él hubiese hecho algo que mereciese tal castigo. Le daba pena, pero un pensamiento que apareció en ella con fuerza opacó a los demás. <<Yo voy a hacer que sea feliz, yo le voy a dar el amor que se merece. Como que me llamo Genelle Greth>>.

Fue una decisión inmediata, el amor que él despertaba en ella era fuerte y ardiente, y lo iba a demostrar. 

✔️El ósculoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora