En un gran movimiento tomó mis manos y con un fuerte impulso me llevó contra la pared haciendo qué golpeara en ella.
-¡No te atrevas ha hablar de mi madre de esa manera en tu puta vida!- me chillo con todas sus fuerzas.
Lo peor de todo es que tenía su cara a tres centímetros de la mía.
Un escalofrío horrible ne subió por la columna vertebral al verlo así, tan cerca de mi, tan enfadado y yo acorralada como un conejo en plena caza.
Aunque me armé de valor y le devolví el grito con la misma intensidad:
-¡No te atrevas a insultarme de esa manera nunca si no quieres que la meta!- me revolví para que me soltara pero fue en vano.
Lo que le acababa de decir lo había hecho enfadar mucho más.
¿Pero que esperaba?¿Que le pidiera perdón?¡Eso ni muerta!
Apretó con muchísima más fuerza mis muñecas haciéndome daño. Esto dejaría marcas en mi piel. Hice una mueca de dolor, ya que este se intensificaba cada vez más.
-¡Ahora si te puedo asegurar que estás muerta!- me volvió a chillar.
Me comenzó a hervir la sangre dejando el dolor en segundo plano. Alcé mi rodilla con gran velocidad y esta golpeó su parte más sensible, me soltó de golpe y por un momento perdí el equilibrio.
-¡Nunca más!¿¡Escuchases!?¡Nunca más vuelvas a tocarme si no quieres quedar peor que ahora!- le grité.
Me alejé dejándolo ahí tirado y me fui a mi siguiente clase.
Al salir al pasillo todos me miraban curiosos. Me imagino que habrán escuchado los gritos.
Cuando llegué a lengua el profesor me había denegado la entrada, así que no me quedó de otra si no esperar hasta la siguiente clase sentada en las gradas, viendo a los de último curso entrenar para el partido de mañana.
Saqué mi teléfono y empecé a leer las notificaciones, en gran parte eran de los chicos del instituto que solicitaban mi amistad en las diferentes redes sociales. Me entretuve viendo sus fotos hasta que una figura masculina se acercó a mi.
-Hola, soy Jason- informó el chico.
Alcé la vista para ver su rostro y cuando lo vi con claridad mis ojos se agrandaron y mi boca formó una enorme "O" .
El chico venía sin camisa, sudado, con su perfecto adomen marcado. Era moreno de ojos verdes y una sonrisa más que dulce.
¡Dios, si esto es un sueño que nunca despierte!
Él se río al ver como lo miraba.
-¿Tu eres? Aparte de la nueva...- dijo con simpatía.
La verdad es que lo tenía todo. Me costó reaccionar pero lo logré.
-Carla Risiel- conteste sonriendo.
-Encantado- dijo acercándose a mi para darme dos suaves besos, a los cuales yo reaccioné cerrando los ojos con auténtico placer.
Cuando se separó se sentó a mi lado.
-Igualmente- dije con una amplia sonrisa- No es por ser mal educada pero...¿Que te trae por aquí?- pregunté con amabilidad, el sonrió y posó su mano sobre mi muslo haciéndome poner tensa por un segundo.
-Vine a ver que tan guapa era la atrevida y valiente chica nueva- dijo picandome el ojo.
Me puse roja al instante, pero eso no me impidió reaccionar.
-Has acertado en todo menos en lo primero- dije a carcajadas, este frunció el ceño.
-¿No te lo crees?- preguntó con confución.
-¿El que?- pregunté inocente.
-Que seas guapa.
-La verdad es que no- me puse seria, este no es que fuera mi tema favorito.
-Pues siento decirte que si lo eres- dijo apartando un mechón de pelo de mi rostro.
Me encogí algo incomoda.
¿Estará jugando conmigo?¿Lo habrá mandado Brian para reírse de mi? No podía evitar tan desagradables pensamientos, ya que me habían hecho cosas mucho peores a esas.
-Desde que llegastes todos en el equipo hablan de ti como la nueva que se enfrentó a Los Tres- dijo sonriente.
¿Es que no podía dejar de sonreír?
-No me gusta que me digan lo que debo hacer- dije con indiferencia.
-Aparte de que eres diferente a las demás- dijo pegándose un poco más a mi.
Por acto reflejo me separé de él ganandome un ceño fruncido por su parte.
-Y eso ¿por que?- pregunté confusa.
Sabía que era diferente por el simple hecho de que nunca he besado a nadie, ni me he acostado con nadie y menos me tiro enzima de cada tío bueno que veo...y aparte de mi carácter. Dejando aparte, claro, mis rasgos masculinos; como que me encanta el fútbol y hacer deporte. Y poniendo como único rasgo femenino mi melena de león suelta y larga, y que me encanta bailar.
-Si fueras como las demás no te hubieras apartado ahora mismo y ya hubieras estado enzima de mi por las pintas que traigo- dijo con total sinceridad.
Me sentí alagada, en cierto modo me había olvidado de todo lo que había pasado esta mañana.
-Gracias por verme de ese modo- contesté con una amable sonrisa- Pero la verdad es que soy así, desde hace tiempo no me va eso del amor.
-¿Y eso por que?- preguntó con curiosidad a la vez que sonaba la campana.
¡Salvada por la campana! Aunque no pensaba de todos modos contestar con la verdad, no dije ninguna mentira.
-Juegos de corazón- dije poniendome en pie y comenzando a caminar.
Lo que no me esperaba es que me siguiera, me tocaba gimnasia así que al bajar de las gradas me dirijí a los vestuarios.
ESTÁS LEYENDO
Acabando Contigo.
Teen FictionElla: una chica dura que no se deja manipular por nadie, odia a los chicos, odia el amor...y como toda adolescente tiene un pasado. El: un chico popular, engreído, mandón, posesivo, manipulador, y...con una familia complicada. Son polos opuestos, pe...