Capitulo 58

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Brian:
Cuando me fui con Nick a orientación me explicó todo lo sucedido con Jeza, incluso que le gustaba. Lo animé para que se lo dijera y aunque me costó logré convencerlo. Más o menos.
Cuando iba subiendo por las escaleras hacia mi habitación escuché unos estrepitosos gritos, y al reconocer la voz, me preocupé y me acerqué a ver que pasaba. Ahora mismo la ira invadía mi cuerpo.
-¡Es qué te has vuelto loca!- exclamé sonora mente cuando entramos en la habitación. Ella me miró con confución- ¿¡Por qué coño estabas ahí sola con él!? ¡Te podía haber dado Carl, si yo no hubiera llegado a tiempo!- seguí gritando como un loco, y es qué así me ponía cuando se trataba de ella.
-N-no lo sé...simplemente fue un impulso, no dejaría qué me tocase- suspire frustrado.
-¡Es que no ves que es mucho más fuerte que tú!
-¡Me sé defender, Brian!- gritó esta vez ella.
-No lo suficiente como para qué no te hubiera dado. ¿Fuiste tú a buscarle?- unos segundos de silencio me bastó para saber cual era la respuesta- Definitivamente estás chalada, ¿por qué no esperaste a que yo llegara?
-No lo sé, me sentía mal cada segundo qué pasaba ese gilipollas sin que le cantaran las cuarenta- por lo menos nuestras voces se habían relajado un poco más.
-Carla, te llega a hacer algo y te juro que lo hubiera matado- sinceramente lo hubiera hecho, no me hubiera hecho cargo de mis actos. Simplemente me volvió loco ver como estaba a punto de levantarle la mano a mi chica.
-Gracias...- susurró bajando la cabeza.
Suspiré y me acerqué a ella, le levanté la cara por la barbilla y conecté nuestros ojos.
-No dejaría que te hiciera nada nunca, lo sabes ¿verdad?- asintió energéticamente mientras yo acercaba mis labios a los de ella, acariciándola suavemente, saboreándola.
Metí mi lengua en su boca cuando la abrió y acaricié su lengua apasionadamente.
-¿Me dejas hacerte una cosa?- le susurré en el oído, ella asintió.
La llevé hacia la cama y la tumbé en ella mientras yo me ponía a su lado, sin separar nuestros labios.
Empecé a bajar mi mano poco a poco por su cintura hasta llegar al borde de sus pantalones. Intenté meter la mano pero como me lo esperaba, ella me frenó.
-Tranquila...- le susurré y le di un besó suave y casto- ¿Confías en mí?- sin abrir sus ojos o separar nuestras frentes asintió y yo proseguí.
Volví a besarla como nunca antes había besado a nadie. Quería hacerla sentir única, hacerla sentir cosas nuevas y enseñarla a hacer muchas otras cosas.
Metí mi mano por su leguin, sentí como se tensaba e intensifiqué el beso mientras trazaba círculos en su parte más íntima. Un pequeño gemido se escapó de sus labios haciéndome satisfacer a mi también.
Me sentía más duró qué una piedra, aunque sabía que ella no estaba preparada para dar el gran paso. Yo me encargaría en prepararla.
-Brian...- suspiró, proseguí besando su cuello mientras sus manos se dirigían a mi nuca, acariciándola suavemente.
Noté como se tensaba debajo de mí y supe que ya había acabado. Continué besando sus carnosos labios mientras sacaba mi mano de ella y la subía hasta su estómago.
Cuando me separé de ella vi todo tipo de colores reflejados en sus altos pómulos.
-¿Te ha gustado?- susurré mientras apoyaba mi frente en la de ella y cerraba mis ojos.
Asintió sin atreverse a decir una sola palabra por vergüenza, lo cual me hacía adorarla más, ¿cómo puede una chica como ella ser tan tierna?
-No tengas vergüenza de mí- le susurré- Vamos a cambiarnos.
-Vale...- susurró.
Me levanté yo primero y ella me siguió.
-Creo...que voy a darme una ducha- dijo tímida.
Sabía porque lo decía y también sabía que eso le daba vergüenza. La tome del brazo cuando se dio la vuelta y tiré de ella para acercarla a mí.
-Te quiero...- me sincere, tomándonos a ambos por sorpresa.
-Repítelo...- suplicó.
-Te quiero, Carla Risielle.
-Y yo a ti más que a nadie...- dicho esto sus labios devoraron los míos en cuestión de segundos.
Cuando salió del baño vestida con unos vaqueros altos, un top negro y sus habituales tenis blancos, me quedé con la boca abierta. Ese maldito crop-top le quedaba de muerte; y ese vaquero le hacía un culo...
-Me vas a matar un día de estos...- susurré cuando la tuve cerca. De ella solo salió una pequeña carcajada.
-Vamos, anda- cogió mi mano y tiró de mí.
Salimos de la habitación y llegamos al comedor. Después de lo que había pasado minutos atrás no quería dejarla sola, quería estar con ella y compartir nuestro tiempo.
-¿Puedo comer contigo?- me miró con los ojos más que abiertos que nunca, sorprendida.
-¿Enserio?- asentí- ¡Por supuesto qué pudes!- exclamó con entusiasmo, un entusiasmo que me satisfago muchísimo.
Nos asercamos a la mesa donde siempre se ponían ella y sus amigos. Allí sentados se encontraban: Jez, Jason y ahora ella y yo.
-Hola chicos- los saludó a los dos.
-Hola, ¿qué hace este aquí?- cuestionó Jason.
Sé que después de lo que había pasado en la fiesta no tendría cordialidad conmigo y menos yo con él.
Al pensar en todas esas imágenes de él cerca de mi chica me ponía enfermo. Así que me límite a mirarle con desagrado y sentarme junto a Carla.
-Tengo qué hablar contigo, Carl- le Informó su amiga.
-¿En privado?
-No hace falta, me imaginó que él ya lo sabe- se veía extrañamente feliz- ¡Nick me ha dicho que le gusto!- exclamó entusiasmada.
Por fin mi amigo le había echado los huevos que tenía.
-¿¡Enserio!?- dijeron sorprendidos Carla y Jason a lo cual Jez asintió mientras yo sonreía.
-¿Y tú que le dijiste?- preguntó Carla.
-Le dije que él a mi también, claramente. Así que me pidió que lo intentáramos y...¡estamos saliendo!- exclamó con entusiasmo.
Miré a mi chica, la cual sonreía de oreja a oreja. Estaba feliz de que su amiga por fin olvidase sus problemas con el hijo de puta de Marck y empezara a ser un poco más feliz. Aunque no se fiara ni un pelo de Nick.
Pero yo sabía que a él le gustaba de verdad, que se había enganchado y había caído como un completo idiota, como yo.

Cuando terminamos de comer, ella se despidió de sus amigos y nos acercamos un momento a los míos.
-¡Ey...! ¿Qué pasa?- saludé a mis dos mejores amigos.
-¿Dónde has estado?- preguntó James.
-Me senté con Carl hoy..
-Ya vemos...- dijo Nick mirándola igual que James, con curiosidad.
Miré para ella y vi como tenía en su rostro una tímida sonrisa y sus mejillas coloradas.
-En fin...¡enorabuena chaval! ¿Te lo contó?- me dirijí a James y este negó confundido.
-Gracias...- dijo un sonriente Nick.
-¿Qué me he perdido?- reclamó James.
-Bueno...yo os dejo, mejor que te lo explique él- di media vuelta, cogí a Carla de la cintura y subimos ha nuestra habitación.
-Estoy cansada...- se quejó Carla.
-!Quejica¡- dije quitándome los tenis y poniéndolos en el balcón al igual que ella.
-¡Oye que mi día a sido muy intenso!- reprochó y yo proseguí a quitarme la camisa.
-Eso no te lo niego.
Se quedó congelada mirando mi abdomen marcado y yo sonreí. Seguí quitandome los pantalones.
-¡Ya podrías irte a cambiar al baño!- exclamó roja como un tomate.
-Nena, dentro de poco verás más allá del boxer, no tienes de que avergonzarte- bromeé, aunque por una parte era cierto.
-Idiota...- me tiró un cojín que había encima de la cama.
-Infantil...- dije soplándole en la cara.
Me tumbé en mi lado de la cama y apoyé mis brazos sobre mi cabeza.
-Voy a cambiarme- cogió su ropa y se giró para ir al baño.
-También lo podrías hacer aquí- dije a ver si colaba.
-Yo no soy como tú, exhibicionista- en verdad lo hice por que me iba a ver igual, ya que yo duermo en boxers y ella lo sabe.
-Vamos, no va a pasar nada por que te cambies aquí- supliqué como si de una chuchería se tratase.
Esta negó, recogió el cojín del suelo y volvió a tirarmelo para después salir corriendo al baño. Me reí sonora mente ante sus acciones. Cuando salió, se acurrucó en mi pecho y juntos nos quedamos dormidos.

Acabando Contigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora