Calitulo 27

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Carla:
A la mañana siguiente mi madre me despertó más tarde de lo normal, por lo que no pude lavarme el pelo, así que lo deje así, sin más.
Parecía un león, pero sinceramente; me importaba poco.

Cuando estuve lista bajé corriendo y tomé mi mochila, salí sin despedirme de nadie ni desayunar nada.
Tuve que correr todo el trayecto, de mi casa al instituto. Temía que me cerraran la puerta antes de llegar.
Cuando estuve dentro, me dirijí de inmediato a mi taquilla. Por los pasillos no quedaba ni un alma, lo cual hacía saber que llegaba tarde.
Corrí al aula de Biología, cuando llegué jadeante y proseguí ha abrirla.
-Hola, siento llegar tarde pero no me sonó el despertador...y ya sabe usted...- le expliqué entrecortadamente al profesor, que me miraba con el ceño fruncido.
-Ùltima vez que llega tarde señorita Risiele, sino me veré obligado a informar en su casa- dijo el muy amargado. No me podía quejar, por lo menos me había dejado entrar.
Asentí levemente al tiempo que subía la cabeza para inspeccionar los sitios libres.
Para mi buena suerte había uno detrás, a lo último, el cual estaba vacío. Me dirigí hacia él, entonces me di cuenta por que estaba vacío.
Justo el pelirrojo se encontraba delante de este, me senté sin mirarlo. Me sentía nerviosa y no podía evitarlo.
-Veo que te lo pasaste muy bien ayer por la tarde- dijo serio mientras se giraba hacia mí.
Me tensé al escuchar sus palabras.
-¿Que te interesa?- dije con confución, este me miró y arrugó el ceño.
-La verdad es qué nada- dijo volviéndose a girar para delante.
¿De que iba?¿Es que acaso estaba proponiéndose volverme loca? Porque definitivamente, lo estaba consiguiendo y no solo de la manera psicológica...

Ya habían pasado las tres clases, lentas como de costumbre.
Salí hacia el comedor. Entré encontrándome con mis amigos en la mesa de siempre, me acerqué rápidamente a coger mi bandeja con extra de todo, ya qué me moría de hambre, y me dirijí a la mesa.
-Hola...- las bocas llenas de comida de todos, pronunciaron un sonoro saludo- ¿Como estáis?
-Bien, aunque, no tanto como tú ¿no crees?- protestó Jez.
Fruncí el ceño confundida, pero a los pocos segundos caí en la cuenta de lo que estaba hablando.
Miré a Jason lanzándole una mirada de esas qué matan, me picó un ojo y yo al mismo tiempo le saqué el dedo del medio.
-¿No te podías estar callado, bocasas?- le pregunté media enfuscada.
-No...- dijo este con una sonrisa de niño pequeño.
-Y bien...- continuó Jez.
Así que, no me quedó más remedio que contarles todo. No era como si me entusiasmara la idea, ni que me aprovechara de ello para ganar "popularidad", ni nada por el estilo.
Solo lo intenté decir con la mayor indiferencia que puede encontrar dentro de mi.
Sabía que a ellos los podía engañar, pero a mi interior, no.
Y este estaba decidido a meterse en ese mundo de corazones, más rápido de lo que se pestañea.
Cuando acabé de contar los sucesos, todos me miraban con la boca abierta.
-¡Que fuerte!- dijeron entonces Marck y Jeza a la vez.
-Solo digo una cosa, como ese mal nacido te haga daño se las verá conmigo- dijo entonces Jason haciéndome reir.
-Y con nosotros- dijo entonces Jeza cogiendo de la mano a Mark.
-Gracias chicos, pero creanme que se las verá conmigo antes que nada- dije picándoles un ojo.

Cuando acabé de comer y despedirme de los chicos me dirijí a los baños que estaban más cerca del árbol para no tardar tanto.
Cuando entré, la imagen de Kyle se postró ante mis ojos.
-¿Que haces aquí? Sabes que es el baño de los chicas ¿no?- pregunté frunciendo el ceño.
-Sí, lo sé- dijo indiferente.
-¡Largate de aquí!- exclamé confundida.
¿Se puede saber que pinta este aquí?
-No sin antes hacer una cosa, nena- dijo con una sonrisa extraña.
Lo miré levantando una ceja, este se fue acercando mientras yo me alejaba, ajena a la situación.
Pero...como no...mi espalda chocó con una pared y este profundizó su ceño.
-No me llames así- dije entre dientes.
Estaba completamente muerta de miedo, pero no se lo podía demostrar.
Este lanzó una pequeña carcajada, he hizo un gesto raro con la mano que no entendí hasta que otro chico con una cámara entró. Entonces supe lo que estaba apunto de pasar.
Se me pusieron los pelos de punta y abrí los ojos como platos, causándole más gracia al indecente que tenía delante. Derrepente se lanzó contra mis labios y agarró mis manos con fuerza sobre mi cabeza.
Forcejee y apreté mis labios para que no pudiera seguir besándome, me daba asco. Entonces empezó a adentrar sus manos por mi camiseta. Me horroricé he intenté quitarlas de ahí, pero no pude, claramente el tenía más fuerza que yo. Eso hizo que la impotencia aumentará dentro de mi.
No podía estarme pasando esto a mi. Ya bastante me había pasado como para ahora esto; y lo peor, es que con esto si que no podía hacer nada.
Me vi perdida en un mar de llanto que empapaba mis mejillas y hundida en un mar de perdición.
Depronto no sentí nada sobre mi.
¿Se habría cansado?¿Le habría dado pena?¿O es que ahora vendría algo mucho peor? Abrí los ojos con miedo ha ver lo que pasaba pero, entonces me sorprendí al ver la situación.

Acabando Contigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora