Carla:
Estaba rendida por todo lo qué había pasado hoy, lo mejor que pude haber hecho era dejar que durmiera en el suelo. Por hoy no le pasaría nada, además mañana me tocaría a mi.
Ya estaba profundamente dormida cuando unos gritos me despertaron sobresaltandome.
-¡NO A ELLA NO POR FAVOR!- salto de la cama y veo como Brian se retuerce en el suelo- ¡DÉJALA, DÉJALA.
Le tomé la cara con firmeza y empecé a darle pequeñas tortas para que despertara.
-¡Brian despierta, es solo una pesadilla!- exclamé preocupada.
-¡CARLA CORRE!- me quedé de piedra al escuchar mi nombre salir de sus labios.
Un extraño escalofrío me recorrió entera y me odie al instante por ser yo la causante de toda esta mierda que le estaba pasando.
-¡Brian estoy aquí, despierta!- dejó de gritar pero seguía removiéndose.
Pasé una pierna por cada lado de su cuerpo y lo tomé por los hombros para removerlo.
-Vamos Brian, estoy aquí, por favor abre los ojos- susurré en su oido.
De pronto sus labios se abrieron sobresaltados, se sentó asustado tomando fuertemente mi cintura. Sus ojos verdes invadieron los míos y antes de darme cuenta mis brazos envolvían su cuello con firmeza.
Me sentía estúpida por haberlo echado de la cama, de mi lado. Porque sabía que yo calmaba sus pesadillas y me había comportado de la peor forma posible con él.
-Ya esta, ya está...era solo una pesadilla, tranquilo...- susurré despegando mi cabeza un poco de él para darle un casto beso en su mejilla sudada.
Me apretó con mucha más fuerza y yo pasé a acariciar su nuca, la cual se erizó con mi tacto.
-Vamos a la cama- me soltó y me puse de pie, el me siguió con el mismo acto y se recostó en un lado de la cama, agotado.
-¿Me puedes traer un poco de agua? Por favor- dijo con la voz temblorosa.
-Claro...- le sonreí y fui a la pequeña nevera donde había una botella grande de agua.
Cogí uno de los vasos que había encima del mueble y puse agua. Repetí el proceso esta vez para poner el agua en su sitio y se la llevé.
Mientras se la tomaba, pasé una mano por su frente apartándole el pelo que tenía pegado en ella por el sudor.
Dejó el agua sobre la mesilla y yo me separé de él para irme a mi lado de la cama, pero antes de poder moverme me tomó de la muñeca haciéndome girar hacia él.
-Necesito que me dez un beso, por favor- rogó entre susurros.
Mi estómago se llenó de nervios. Puse una mano en su mejilla y la otra en su cuello mientras me acercaba. Cuando ya estábamos a escasos centímetros paré. Él cogió mi cintura y me impulsó quedando a horcajadas encima de él.
Apoyé mi frente sobre la suya y su mirada esmeralda se posó sobre mis labios, junto con la mía. Rápidamente junté mis labios con los de él, sintiendo alivio recorrer mis venas.
Sus labios se movieron en completa sincronía encima de los míos, masajeándolos suavemente. Abrí mi boca dejando paso a su lengua, la cual no dudó ni un segundo en entrar y hacerme sentir de maravilla.
Cuando nos tuvimos que separar por falta de aire nuestras frentes quedaron unidas, sus manos en mi cintura y las mías alrededor de su cuello, mientras nuestras respiraciones estaban agitadas.
-Deberíamos irnos a dormir- susurré divertida.
Asintió, me bajé de su regazo y me tendí en mi parte de la cama, no muy cerca de el por si no le agradaba.
Me cubrí con las mantas y cerré los ojos. De repente sentí sus manos cogiendome por la cintura y arrastrándome hasta quedar más cerca de el. Me di la vuelta y apoyé mi cabeza sobre su pecho y mis manos sobre su torso. Este pasó sus brazos por mi espalda y mi cintura.
Y así, arriba de él, envuelta en sus brazos, me quedé dormida.Me desperté sudando, un peso extra se apoderó de mi cuerpo y emanaba demasiado calor. Cuando abrí los ojos me encontré con un plácido Brian apoyado en mis piernas, mientras su cabeza descansaba sobre mi estómago.
Una estúpida sonrisa se escapó de mis labios sin previo aviso al verlo tan tranquilo. Me encantaba verlo sin su ceño fruncido.
Sin darme cuenta levanté la mano y comencé a acariciar su mejilla con pequeños círculos. Desvié la mirada al reloj que se encontraba en la mesilla de noche, eran las nueve y media, y debíamos ir a desayunar. El día de ayer había pasado demasiada hambre por no desayunar, hoy no me pasaría lo mismo.
Con pésame tuve que despertar a Brian. No quería que se separase de mi por muy enfadada que estuviese con él.
-Brian, despierta, nos tenemos que preparar- le removí el hombro, debía estar cansadísimo por la noche que tuvo ayer.
Me tensé al recordar las palabras que habían salido de su boca, como había pronunciado mi nombre...
-Un poco más...- su ceño se frunció como de costumbre. Ya empezaba a ser el chico del que me había enamorado. Removió su cabeza en mi abdomen, como si fuera a hacerme pedorretas en el.
-Vamos, tengo hambre. Tenemos que ir a desayunar y prepararnos para las actividades- le subí la cabeza con mis manos para provocar que se despertase.
-No quiero...- volvió a decir.
-Venga, Brian enserio, tengo calor- comenzaba a desesperarme.
-Esta bien...- se levantó de inmediato, gruñendo.
No pude evitar quedarme mirando su expresión. Él, en cambio, sin pensarlo cogió su ropa y se fue directo al baño, encerrándose allí.Después de diez minutos ya me había vestido y hecho una coleta decente. Me puse un poco de rímel para darle color a mi cara de recién levantada y me coloqué los tenis de siempre.
En esos diez minutos Brian no había salido del baño, no había dado señales de vida y me comenzaba a preocupar. Me acerqué a la puerta del baño y di unos pequeños golpes antes de hablar:
-¿Brian estás bien?- nadie me contestó, parecía no haber nadie- Brian enserio, ¿que pasa?
Sonó el fechillo de la puerta, dando a entender que lo había quitado, pero no hubo señal de que fuese a salir de allí. Con suavidad y lentitud abrí la puerta. Me sorprendí al verlo sentado sobre la taza, con sus manos sujetando su cabeza, reposadas en sus rodillas. Miraba hacia abajo con frustración y rabia en el rostro, ni siquiera sabía lo que le pasaba, pero me preocupaba por alguna razón.
-¿Se puede saber que te pasa...?- puse el tono más dulce que pude antes de acercarme despacio a él.
No se molestó en hacer ningún movimiento cuando mi mano tocó su hombro, simplemente se quedó ahí, inmóvil durante unos segundos.
-¡Tu eres lo que me pasa!- exclamó de repente, haciéndome retroceder asustada.
Escuchar su voz tan alta y su movimiento tan repentino para ponerse en pie, me sobresaltó. Sus palabras, al igual que su acción me sorprendieron. No sabía lo qué había hecho esta vez, y creía que el asunto de su hermano había quedado aclarado.
-¿Que he hecho ahora?- pregunté confundida.
-No son tus hechos Carla, no lo entiendes ¿verdad?- mi ceño se frunció mucho más.
-No, la verdad es que no.
-Es la forma en la que calmas mis pesadillas, los nervios que provocas cuando estoy a tu lado, las risas y sonrisas que me sacas; esas que nadie nunca me ha hecho emitir. Es la forma en la que me siento cuando estoy contigo, Carla.
Mis nervios estaban a flor de piel, mis labios se secaron, ¿esto era real?. Después de una pausa continuó hablando:
-No sé si me creeras o no, ya te lo he dicho una vez y te lo volveré a repetir: me gustas Carla, me has hecho querer ser mejor persona, algo que nadie ha logrado hacer nunca. Y aunque parezca una locura, estoy enamorado de ti...
Mis piernas flaquearon. ¡No me podía estar diciendo esto! Se que ya me lo había dicho una vez y había optado por no creerle. Pero esta vez parecía real.
-Sé que después de todo no querrás nada conmigo, que soy una mierda por no haberte creído, y creeme que me siento como una puta mierda por ello. Tenía la pequeña esperanza de que esta vez no fuera mi hermano el que hiciera algo malo, se que la he cagado hasta el fondo y lo siento.
Sus palabras me dejaron de piedra. Me daba miedo todo esto, aunque una ola de alegría se apoderó de mi. Por primera vez mis sentimientos habían sido correspondidos.
-Por favor, dime que tu sientes lo mismo- susurró.
No me había dado cuenta de que no había dicho nada, mi mente estaba en completo shock.
Sin pensarlo me abalancé sobre él y junté nuestros labios como nunca lo había hecho. En ese momento nos necesitábamos mutuamente.
Su tacto me hizo olvidarlo todo: el enfado, mis problemas, la hora...básicamente todo.
Cuando nos faltó el aire nos tuvimos que separar, junté su frente con la mía, nuestras respiraciones estaban más que agitadas y nuestros nervios salían de nosotros.
-Voy a suponer que eso ha sido un "Quiero estar junto a ti toda mi vida, Brian"- dijo imitando malamente mi voz.
Una sonrisa se apoderó de mis labios y volví a juntar nuestras bocas. Aunque esta vez por mucho menos tiempo.
-No diré lo contrario...- susurré esta vez yo.
Su sonrisa se ensanchó como nunca, sus brazos envolvieron mi cintura en un fuerte abrazo, apretándome fuertemente contra su cuerpo y juntando nuestros labios por tercera vez.
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Acabando Contigo.
Teen FictionElla: una chica dura que no se deja manipular por nadie, odia a los chicos, odia el amor...y como toda adolescente tiene un pasado. El: un chico popular, engreído, mandón, posesivo, manipulador, y...con una familia complicada. Son polos opuestos, pe...