Capitulo 21

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Brian:
Cuando se fue no pude dejar de pensar en lo qué había estado apunto de ocurrir. Menos con ella.
Lo peor de todo, es que no lo hacía para humillarla, ni para ponerla a prueba. Simplemente no me había dado cuenta de lo que estaba ocurriendo. Un segundo me quedé petrificado mirando sus carnosos labios y al otro un deseo de morderlo llenó todo mi cuerpo.
Todo esto era tan raro y frustrante; y lo peor es que no podía dejar de pensar en ello.
Sin pensarlo dos veces tomé mi móvil y marqué el numero de la persona que sabría me haría olvidar todo eso.
-¿Brian?- preguntó sin más.
-En diez minutos estoy en tu casa- dije directamente.
Lizz no era más que una chica a la cual usaba para tener lo que quería y cuando quería. Ella nunca se resistía y los dos teníamos nuestras vidas por su lado.
-De acuerdo- dicho esto colgué.
-¡Mery vamos¡ Tenemos que regresar a casa, papá y mamá se preocuparán por ti- llamé la atención de mi hermana.
Cuanto antes mejor.
-Pero yo no quiero volver a ver como se gritan...- dijo inocente.
Su rostro contenía una mueca de tristeza, una que no se merecía nadie.
-No, pequeña, ya han parado. Era una simple discusión de adultos, ya los entenderás cuando tengas tu propia pareja- le sermonee para qué se diera prisa en subir al coche.
-¡Yo nunca tendré nada parecido! ¡Da asco!- dijo haciendo como si vomitara.
¡Esta es mi hermana!
Reí ante su comentario tan maduró e inesperado.
-Ya verás de mayor...- le dije mientras la cogía en brazos, me rodeó el cuello con los brazos y posó su cabeza en mi hombro.
La monté en el coche y me dirijí a casa.

Cuando llegué ya no se escuchaban gritos y el coche de mi padre no estaba.
Bajé a Mery del coche y la llevé hasta dentro de la casa, le di un cariñoso beso en la mejilla y me dirijí de nuevo al coche para ir a la casa de Lizz.
Quince minutos después estaba delante de su casa. Le mandé un mensaje para que saliera y sin hacerme esperar mucho, salió corriendo de la casa.
-Hola...- dijo sensualmente, mientras pasaba las manos por mi pecho y se acercaba a mis labios para plantarme un beso lleno de deseo en ellos.
-Vamos dentro...- le dije.
Esta me cogió de la mano y me dirigió hasta dentro.
Tenía una casa enorme, no le faltaba de nada. Me llevó rápidamente hasta su cuarto en el cual se volvió a acercar y apoderándose de mis labios la imagen de Carla se pasó fugazmente por mi cabeza.
Me volví loco. Por un momento pensé que a la que besaba era ella y cuando me di cuenta de que sólo era un simple pensamiento abrí ligeramente los ojos, sintiendo como mordía el labio de Lizz.
Me separé de ella con los ojos abiertos como platos.
¿Que demonios me pasa? Esto era super raro...no me podía estar pasando a mi. No me la podía sacar de la cabeza y ahora tampoco podía hacer nada al respecto
-¿Que pasa?- preguntó entonces Lizz.
-Lo siento...- dije quitándosela de enzima y apresurandome a salir de allí.
Se quedó mirándome confusa pero no me siguió lo cual agradecí.
Sin pensarlo me dirijí a mi casa, necesitaba descansar.
Sí, eso tendría que ser lo que me pasaba...

Cuando llegué a mi casa, a parqué el coche y me dirijí a la entrada, cuando entre en mi casa me encontré a mi madre en la cocina temblando.
-Hola mama...¿Que pasa?- le pregunté preocupado.
Entonces se giró y pude verle la cara llena de marcas y contusiones.
Me hirvió la sangre a más no poder. No era la primera vez que la veía así y sabía quien había hecho todo esto.
-¡Ahora si que se acabo!- dije cansado de la mierda en la que se había convertido mi vida estos últimos meses- Si no lo haces tú lo haré yo, pero llamaré a la policía- la advertí a gritos.
-No lo hagas Brian traerá más problemas - dijo aterrada.
En cierto modo la entendía, pero no podía seguir así. Algún día acabaría con ella y no lo iba a permitir.
-Lo siento mamá, pero se a pasado demasiado, esto ya supera todo ¡No puedes permitir que te maltrate delante de tu hija de tres años y tu hijo! Esto no se lo merece ni la peor persona del mundo...- intentaba hacerla entrar en razón- Se que te da miedo por lo que pueda ocurrir...pero sabes que si informas y das parte de esto a las autoridades lo encarcelarán- dije más que convencido.
Entonces mi madre se quedó petrificada, mirando detrás de mí con terror.
Me giré con cautela y vi al despreciable hombre maltratador que se encontraba frente a mí.
Entonces ocurrió lo que nunca pensé que me ocurriría a mí.

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