Capítulo 11

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Cuando se consiguió poner de pie se dio la vuelta hacia mí, me miró de arriba a abajo y yo bufé, se acerco peligrosamente.
-No vuelvas a decirme idiota- soltó sin más.
-No me hagas decirtelo- le desafié.
Debo admitir que me encantan este tipo de peleas. Son infantiles y me divierten demasiado.
-No sigas por ese camino, Carla Risielle. No te conviene- pronunció entre dientes.
-¿Me vas a decir tú lo que me conviene o no?- enmarqué una ceja, más desafiante que nunca.
La confución mezclada con sorpresa se apoderó de sus verdosos ojos, se notaba que nunca antes le habían plantado nadie cara.
-No me desafíes, te lo advierto- sus puños apretados dejaban ver el blanco de sus nudillos.
-Tus advertencias me valen una mierda- pico mi ojo, primer gesto para irritar a alguien. Y como no, funciona.
Me doy media vuelta, triunfante y decidida. Nunca me había sentido tan bien como hoy.
Me dirijí a los vestigios, debía cambiarme para luego ir a por algo de comer junto a los chicos.

Brian:
Me quedo en shock ante la valentía de la niñata. Nunca había conocido a una chica así. La mayoría ya se me hubiera tirado enzima o basicamente con solo mirarlas ya hubieran mojado sus bragas.
Debe tener razón con lo que dice, no es una más, lo que me hace sentir mucha más curiosidad por ella.
Cuando me recupero, dirijo mi cuerpo hacia los vestuarios.

Voy de camino al comedor, pero antes de entrar veo como Carla y otro chico entran juntos y riéndose.
Un leve escozor me sube por el estomago. Raro, pues nunca me había pasado nada igual, con ella no debería de ser diferente.
El escozor aumenta cuando el chico le rodea los hombros con su brazo y esta apoya la cabeza en el.
Por fin entran y los pierdo de vista.

Carla:
Cuando entro soy de nuevo el centro de las miradas, aunque la cosa ya se va calmando, lo cual me relaja.
Me dirijo a la cola y comienzo a esperar junto a Jason, le he cogido demasiado cariño después del percance en las gradas.
-¿Que harás después?- pregunta con demasiado entusiasmo para mi gusto.
Admito que es demasiado raro, pero...¿quien soy yo para acusar de rares a alguien?
EXACTO.
La menos indicada.
-La verdad es que nada, pensaba hacer la tarea y repasar un poco- sonrío.
-Podemos ir a tomar algo, si quieres. Hoy nogengo nada que hacer y me resigno a estar encerrado en mi casa- dice indignado.
No puedo evitar reírme como una loca, este chico tiene demasiado ingenio metido en esa cabeza.
-¡Claro, que sí! No me vendría nada mal una visita turistica para aprender algo más de Chicago- mi entusiasmo aumenta por momento.
Me sorprende que este día haya llegado a ser mejor de lo que me esperaba. Me alegro.
-¡Genial! Te mostraré lo maravilloso que es...-deja de hablar cuando el pelirrojo se acerca desprevenidamente.
Frunzo el ceño cuando veo que todos en la cola se apartan para darle paso.
¿Enserio?¿Mi momento de felicidad no podía durar sólo un poquito más?
-¿Te vas a quitar?- pregunta con mosqueo.
-Obviamente no pienso perder mi puesto en la cola, si quieres tu comida te pones en la cola como todos- peoclamo con indigno.
Toda la cafetería exclama un sonoro "Uh..." mientras que otros que aplauden.
¿¡Se puede ser más infantil?
En cambio, yo prefiero no percatarme.
-Por las buenas o por las malas- dice con superioridad.
Levanto la barbilla y con la misma me impongo:
-No creo que seas tan poco hombre como para tocar a una chica.
Abre los ojos como platos. No estaba muy segura de lo que pudiera hacerme, pero no podía mostrarme débil a él y menos ahora.
-No me hace falta tocarte, con humillarte tengo.
-¿No crees que aquí el único que esta siendo humillado eres tú?- Abre la boca para contestar pero lo interrumpo- Solo piénsalo. Una chica que deja callado al "chico malo" del colegio. Creo que no es lo que quieres, pero es lo único que has conseguido- las palabras salen con euforia de mis labios, pero no veo venir lo que hace.

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