Carla:
Me quedé bloqueada por unos segundos antes de seguirle. Aunque a diferencia de él yo iba caminando, sin perderle de vista.
No sabía por que se había puesto de ese modo, pero estaba claro que no me iría sin saber por que se piso de ese modo al ver a ese chico.
Después de estar corriendo por dos minutos llegó a unas rocas alejadas de todo. Esperé unos segundos antes de entrar a ellas tras el. Estaba en una esquina sentado, sus brazos se encontraban en sus rodillas y sus manos tapaban su cara.
No se percató de mi presencia así que me acerqué un poco más a el, pero nada.
-Oye...Brian...¿Que pasa?- pregunté ajena al asunto, con tono que destacaba inocencia.
Separó sus manos de su cara, me miró por unos segundos, su rostro mostraba tristeza, condición, pero sobre todo rabia.
Me acerqué a el para apoyarlo, pero este se levantó de golpe.
-No es nada- dijo fríamente.
Algo dentro de mi se hizo astillas. No entendía como era capaz de pasar de la felicidad a la tristeza en un solo segundo. Pero esto solo demostraba una cosa: realmente no sabía toda la historia de este chico. Y eso, realmente, me frustraba.
-Si no fuera nada no estarías así. Puede que te conozca poco, pero todo este tiempo ha sido suficiente como para saber que que algo va mal contigo- se tensó. No se lo esperaba, lo sabía, pero era la verdad...
-No vengas aquí como si me conocieras cuando no sabes nada de mi- se puso a la defensiva ¿como no? Siempre lo hacía cuando quería dejar atrás un tema.
-Se que no te conozco lo suficiente, por eso estoy aquí, para que me ayudes a comprenderte un poco mejor- acabé gritando, siempre pasaba igual. Nuestros tiras y aflojas eran épicos, a cual más grande que el otro hasta que acabásemos dándonos contra el suelo.
-No necesito que me comprendas...¿que te interesa a ti mi vida?
-Creo que soy lo bastante madura para decir lo que me puede interesar e importa...- dije sintiendo dolor por cada palabra que salía de su boca.
Se quedó callado, mirándome a los ojos. No le aparté la mirada, no me iba a dejar intimidar. Entonces, se fue relajando poco a poco hasta que se volvió a sentar
-¿Me dirás ahora lo que te pasa?
-Siempre tienes la manía de querer ayudar a todo el mundo- murmuró una décima menos tenso.
-Empieza a hablar anda...- levantó la mirada de la arena para mirarme a los ojos, causando estragos en mi estómago.
-El monitor de buceo...- vaciló un poco antes de continuar, sabía que le costaba, por eso le di tiempo- Es mi hermano mayor...
Sus palabras me dejaron en blanco, sin habla, con los ojos como platos.
-Hace Más o menos siete años que no lo hemos visto aparecer por nuestra casa, ni siquiera hemos tenido noticias de él. Nos abandonó como quien tira en la calle un papel, le perdimos el contacto. No se molesto si quiera en llamarnos. Le robó dinero a mis padres y se largó sin avisar...- suspiró con fuerza.
Me estacioné a su lado, subiendo una mano hasta su hombro, apoyándolo.
-Nos abandonó justo cuando nuestro padre comenzaron a comportarse violentamente. Esa tarde mi padre se cabreó como nunca al darse cuenta de todo. En parte yo lo había estado cubriendo con la leve esperanza de que el volviera a por mi.
~Pasó una semana, mi padre desató la ira contra mi. Por entonces yo solo tenía doce años así que supongo que eso fue como un gran trauma para mi. Así que ahora me pasa factura cuando duermo.
Sabía de las pesadillas de las que hablaba, pero no sabía que eran por ello...¿qué padre sería capaz de hacerle eso a su hijo...?
-Nunca las he podido calmar, hasta que...- dejó la frase a la mitad.
-¿Hasta que...?- le presioné.
-Bueno...dejalo ¿vale?- y volvió a cerrarse como solo el sabía.
Sabía que esa información nunca la obtendría, así que solo me quedó consolarle.
-Esta bien...- suspiré profundo. No sabía por donde empezar- Lo siento mucho. Tu padre es un cabrón y por ello debería estar en la cárcel.
-Ese es el problema- se puso en pie- ¿Te crees que no le he pensado una y otra vez? Pero no puedo, creo...que me da miedo...- confesó ante mi, como si eso fuese un delito.
-Todo el mundo tiene miedos Brian, no me sorprende que el tuyo sea ese. Nadie merece eso. Pero debes hacerlo, yo te puedo ayudar. No sé muy bien como, pero puedo llevar la denuncia por ti o si quieres denunciarlo yo misma ¡Joder, Brian, tienes que hacerlo! Por el bien tuyo y de tu Familia.
La impotencia se apoderó de todos mis músculos. Era demasiado frustrante y doloroso no poder defender a la persona que más querías...
ESPERA ¿QUE?¿COMO QUE AL CHICO QUE QUIERO?
Ah, vamos...no podía estarme pasando esto de nuevo.
-Gracias...- dijo con la voz casi inaudible.
Miré en su dirección y mi estómago dio un vuelco cuando vi su cara. Se estaba mordiendo el labio con tanta fuerza que estaba completamente blanco.
Me daba la impresión de que se estaba aguantando las ganas de llorar, de desahogarse.
-Si llorar es lo que necesitas deberías hacerlo, no es nada malo Brian- me levanté y me puse junto a él, cogí su cara entre mis manos- Llora Brian, es lo que necesitas...desahógate.
Me agarró con fuerza por la cintura y me atrajo hacia el, apretándome contra su firme pecho. Se sentó y me puso sobre él.
Enterró su cabeza debajo de mi pecho, y unos sollozos se hicieron presentes al segundo siguiente.
El chico fuerte se estaba derrumbando ante mi y me dolía más que nada verle así. Me partía el corazón. Era el precio que uno debía pagar por estar enamorado.
Pasé mis manos alrededor de mi cabeza, le acaricié con cariño el pelo. Vi como su piel se erizaba, así que paré, pensando que le había molestado.
-Sigue, por favor...- musitó el perfecto a la vez que imperfecto hombre que estaba debajo de mis brazos.
El nudo que se había formado en mi garganta se soltó con el alivio que causaron sus palabras en mi. Seguí acariciando su pelo y su cuello mientras que sus sollozos se fueron calmando.
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Acabando Contigo.
JugendliteraturElla: una chica dura que no se deja manipular por nadie, odia a los chicos, odia el amor...y como toda adolescente tiene un pasado. El: un chico popular, engreído, mandón, posesivo, manipulador, y...con una familia complicada. Son polos opuestos, pe...