Capitulo 10

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Jason seguía detrás de mi, no se por que pero comenzaba a ponerme nerviosa, hasta que me tomó del brazo y me hizo girar.
-Ahora enserio ¿Por que no te va eso del amor?- dijo totalmente serio y con una perfecta línea en sus carnosos labios. Imité la forma de estos y me llené de confución ¿Por que le interesaba tanto? No entendía nada.
-A las personas como yo, aunque no lo creas, es fácil hacerles daño ¿sabes?- este asintió y frunción más el ceño- Pues digamos que hay muchos chicos aburridos que se entretienen ilucionándonos y humillando corazones que no les pertenecen- dije lo mas sincera posible, este relajo su ceño.
Yo me di media vuelta y continué caminando hasta que Jason consiguió ponerse a mi altura de nuevo.
-Puede que no me creas, pero se por lo que pasas- dijo con empatía.
Le sonreí y le di un leve beso en la mejilla para luego separar nuestro caminos metiéndome en el vestuario.
-¡Nos vemos más tarde Carl!- chilló este de fondo.
Me giré para sacudirle la mano y de fondo vi al pelirrojo dirigirse a los vestuarios.
No puede ser que me toque con él.
Me metí lo antes posible en el vestuario, no porque le tuviera miedo si no por el simple hecho de que no quería toparme con él y montar otra escenita.
Cuando entré me cambié de ropa y salí hacia la cancha con mis pitillos negros y mi camiseta ceñida, la cual no me gustaba por que no es que fuera una chica delgada.
-Buenos días chicos, hoy practicaremos unos estiramientos en pareja, las cuales eligiré yo- todos bufaron, pero al momento se callaron.
Tras unos minutos en los cuales la profesora asignaba las parejas, llegó el momento en el que solo quedabamos el pelirrojo y yo
-Bueno y como ustedes sois los últimos os toca juntos- dijo sin suponer ningún problema.
La miré mal al igual que el pelirrojo.
-¡Debe de ser una broma!- exclamé en alto mirando la profesora.
-No, que va- dijo con indiferencia y se marcho.
-Que mierda- susurré pero al parecer el pelirrojo me escuchó.
Se acercó a mi por detrás y me empujó con su musculoso hombro
-Gilipollas...- dije en alto empujándolo con la otra mano.
Nos pusimos apartados del montón de alumnos que estaban en el centro de la cancha.
-Vale chicos empezaremos con la persona mas bajita delante- me estacioné delante de él.
Temí pensando lo que me podría hacer y preguntándome cual sería el ejercicio
-Vale ahora los de delante deben coger la cintura de su compañero estirándose para detrás- me giré inmediatamente con los ojos como platos para ver si la profesora estaba de broma, pero por su cara veía que no.
Miré a todos mis compañeros y vi lo que estaban haciendo, una especie de pánico se apodero de mi interior. Definitivamente no quería tocar a este gorila.
Lo miré y este me devolvió la mirada encogiéndose de hombros.
-No pienso hacer eso- le dije poniéndome roja, este frunció el ceño.
-Ya veo que no te importa suspender. No pensaba que fueras tan "malota"- lo fulminé con la mirada.
-¡Joder! que mierda- susurré por lo bajo.
-Venga es solo un estiramiento.
Así que no me quedó de otra si no que volverme, estirarme para detrás y coger su cintura.
Sentí un estraño escalofrío subir por mi espalda desde mis desdo.
¿Que era esto? Nunca había sentido nada igual. De verdad ni siquiera cuando pasó lo de Andrew.
Lo miré y este estaba con los ojos como platos y rojo como su pelo. Me impresionó verlo de esa forma, pero no me había dado cuenta de que a mi me pasaba lo mismo.
¿Le pasará lo mismo que a mi? No, no creo. ¿¡Como puedo ser tan ingenua!?
-Bueno chicos ahora cuenten hasta cinco e incorporence lentamente. Los altos coger sin miedo a vuestra pareja por la cintura para ayudarla a incorporarse.
Conté en mi mente y me comencé a levantar cuando sentí dos manos en mi cintura. Mi camisa un poco elevada dejaba en contacto fijo su piel contra la mía, y me tensé.
Cuando ya estaba reincorporada me giré y vi que tenía una sonrisa pícara en su cara, lo miré mal y este se puso serio.
-¿Por que me miras así?- fruncí el ceño.
-Da asco- dije sin más.
No esperaba que sonara tan frívolo pero no me arrepientí.
Su rostro formó una mueca, pero menos me importó.
-¿El que?- preguntó inocente.
-Esa sonrisa pícara- dije cortante.
-Pues me suele funcionar con todas las chicas- se puso inmediatamente serio.
Me encogí de hombros y con cara de asco le solté:
-Lo siento por no ser como las demás chicas que dan el mismo asco que tú- me miró mal y se acercó a mi.
-Tu si que das asco ¿Te crees superior o algo parecido?- lo fulminé con la mirada.
No le convenía seguir por ese camino.
-Nunca he dicho que fuera nada, idiota- dije acercándome un paso a él, amenasadoramente.no me dejaría intimidar por nadie.
Este se sorprendió y entre cerró los ojos, abrió la boca para seguir hablando pero la profesora lo interrumpió.
-Ahora, haganlo al revés- bufé por lo bajo.
Estiré mi mano invitándolo a que lo hiciera, esta vez, con cara de superioridad.
De malos modos se dio la vuelta y cuando se estiro poso sus manos en mi cintura, esta vez cubierta por la tela de mi camiseta. Se puso inestable así que cogí sus manos con las mías y las afirmé, pero al ver como se veía las quité rápidamente.
Miré para abajo y lo encontré mirándome. Cuando se iba a levantar lo ayude tomándolo por la cintura.

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