El libro contiene escenas +18, no solo por escenas sexuales, también por asesinatos explícitos. Si son sensibles ante este contenido, les recomiendo dejar de leer. Todo lo que escribo es ficción, no se lo tomen a pecho. Este libro es solo para entretener.
—Damien.
Miré a mi madre mientras una sonrisa sincera se formaba en mis labios. Sonreír era algo que no solía hacer a menudo, ella era de las pocas personas que me hacían sonreír de verdad, por no decir que la única. Mi madre significaba todo para mí, al igual que mi hermano. Mi familia siempre estaría por encima de cualquier cosa.
—Hola, mamá —besé su mejilla—. ¿Dónde está Ruslan?
—En el despacho, no sé qué esté planeando —dijo, negó con su cabeza, la maraña de cabello oscuro se osciló de un lado a otro, cubriéndole parte de su maduro rostro.
No se lo diría, pero estábamos planeando nuestro primer trabajo en equipo como familia, algo grande y que nos dejaría ganancias enormes. Mi madre estaba enterada de lo que sus hijos eran, en lo que no pudieron evitar en convertirse y, sin embargo, nos amaba.
Pero ¿no es lo que toda madre hace? Amar a sus hijos por encima de todo.
Ella no se entrometía en las decisiones que tomábamos, solo estaba allí para aconsejarnos y cuidarnos cuando se requería, al pendiente de todo lo que pudiéramos necesitar, entendía que no importaba lo que dijera para convencernos de no seguir adelante con nuestra vida criminal, simplemente nosotros no íbamos a cambiar y llegó un punto en el que se vio resignada a aceptarlo. No había manera de que dejáramos esto, lo llevábamos en la sangre.
—Ya lo sabrás —respondí segundos después—. Te veo después, iré con él —informé, ella solo asintió.
Me alejé, caminé a paso lento por los pasillos de la casa, la cual era grande; una mansión que su esposo —Dimitri— había comprado para ella hacía años atrás cuando le propuso matrimonio. Me alegraba que Dimitri le estuviese dando la vida que ella merecía, no podía ser de otra forma. Mi madre careció de muchas cosas, incluido el amor de un buen hombre, ya que mi padre biológico la dejó cuando me dio a luz. Era bueno que no supiera nada de ese infeliz, porque de ser lo contrario, ya estaría muerto.
Yo era un asesino y no me tentaría el corazón para matarlo, lo mismo sucedería con Dimitri si llegaba a dañar a mi madre, y sabía que Ruslan pensaba de la misma manera, aunque Dimitri fuera su padre bilógico.
Sin embargo, mi hermano no era un asesino, pero nuestra madre era lo más importante en nuestras vidas.
Para mí no sería difícil borrarlo de la faz de la tierra, le arrebaté la vida muchas personas, llevaba una cuenta, pero no quería detenerme a pensar en el número por ahora. Mi primera víctima fue a la corta edad de dieciocho años, hoy contaba con veintidós y disfrutaba en sobremanera el asesinar, aunque jamás había manchado mis manos de sangre inocente, nada podía cambiar el hecho de que estaba mal y me iría al infierno.
Incluso así, evitaba dañar a inocentes, luchaba contra mis deseos y hasta ahora tenía la impresión de que podía controlarlo y seguiría haciéndolo, o al menos eso quería creer, lo intentaba con sumo esfuerzo, pero cada vez se me complicaba más que llegaba a dudar de mi autocontrol.
Mis instintos demenciales tarde o temprano acabarían con la poca cordura que me quedaba, y cuando esa escasa lucidez se fuera, no sabía qué iba a ser de mí y de las personas que me rodeaban.
Quizá estaba enfermo, al menos es lo que la mayoría de las personas que estaban a mi alrededor creían, hasta mi propia madre; no la culpaba, yo le daba motivos para que pensara de aquella manera. No actuaba normal, me causaba ansiedad estar por mucho tiempo entre la gente, y bien, eso llegaba a sucederle a la gran mayoría de las personas, no me preocupaba demasiado.
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Damien ©
General FictionDamien Masson, un enfermo mental que goza de asesinar; aburrido y cansado de aquella sádica fascinación, toma la decisión de internarse en un psiquiátrico donde decide pasar el resto de su vida... al menos es lo que pensaba hasta que la vio. [Apta p...