La caja

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Sorprendentemente, la cabaña estaba por dentro impecable, como si alguien se hubiera encargado de limpiarla cada día.
Había una mesa antigua, en buen estado, pero tenía un cajón al que le faltaba el pomo y otro más grande que no se cerraba bien.
Una silla estaba detrás de la puerta, que suponía que era para la mesa, la coloqué a un lado y me senté, revisando los demás cajones, todas estaban vacías, excepto una, que había en el interior una lámpara de aceite rota.
Me disponía a salir decepcionado, pero, accidentalmente, tiré la lámpara al suelo.
Me fijé en el que el sonido no era el mismo al de las otras tablas, parecía hueco.
Mis sospechas eran ciertas, cuando retiré la tabla, me encontré con una caja de madera, adornada con un montón de minúsculas joyas, tenía de todo, esmeraldas, rubíes, zafiros, perlas, escarlatas...
Es el centro había un diamante, rodeada por platino.
Me quedé mirando la caja un buen rato, sin hacer nada.
No es lo que esperarías encontrar en una cabaña abandonada de troncos.
Me disponía a sacarla, me temblaban las manos de la ambición.
Con muchísimo cuidado, la saqué, no era exactamente una caja, por debajo, tenía cuatro patas, una en cada esquina, pequeñas, pero se notaban.
En los laterales, tenía estampadas figuras geométricas en la que mezclaban las piedras preciosas dichas anteriormente, y en un lado, un candado.
No me imaginaba lo que podía valer esta caja.
Estaba llena, y mi curiosidad aumentaba cada segundo que pasaba, me moría de ganas por saber qué había dentro, sólo me separaba un minúsculo candado.
No quería romper el candado y arriesgarme a romper la caja también, así que, asegurándome que no había nadie, salí y lo dejé todo como estaba.
Empecé a correr por la carretera hasta llegar de nuevo a la camioneta.
La escondí debajo del asiento del piloto, no podía creer que esto me estaba pasando.
Me quedé al lado del capó intentando relajarme.
No has encontrado nada interesante, sólo has hecho fotos -me dije a mí mismo todo el rato.
Anduve por el mismo camino hasta el riachuelo, Razvan tenía la capucha puesta, así que no distinguía si estaba dormido o no.
Al acercarme a él, me dijo:
-Me estaba quedando frito, ¿habrán salido buenas fotos, no?
-He tenido un problema, estuve en aquella llanura para tomar una panorámica, y justo al llegar, se queda sin batería -dije señalando la primera llanura que ví.
-Joder, para lo que has tardado, me imaginaba unas de película -dijo desilusionado.
Estuvimos otra media hora, Razvan lo único que hizo fue sacudirse la capucha en un par de ocasiones.
Me puse cerca de él, seguía nervioso por la caja, lo único que quería era abrir la caja.

VAMPIRO:1999Donde viven las historias. Descúbrelo ahora