El bolso

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En mi cartera solo llevaba para pagar la mitad de la consumiciones.
-¿Es una broma? -le dije un poco cabreado.
-...No.
-¿Cómo se te ha podido olvidar eso? Además, invitabas tú.
-Ya sabía yo que se me olvidaba algo, pero no es nada grave, recuerda que vivimos a tan solo dos manzanas, yo te doy la llave y me traes la cartera -dijo relajándose.
-¿Y por qué no vas tú? -le contesté- Al que se le ha olvidado el "money" es a tí.
-Porque tu no te has hinchado de langostinos -me respondió volviendo a ponerse desesperado.
-¿Y por dónde voy a salir? No dejan salir a nadie que sea parte de una mesa sin que la haya pagado antes.
-Por el cuarto de baño, tiene cada cabina una ventana, y para volver, entras como si nada.
No me gustaba para nada la idea, pero me había acogido e invitado, y tenía que devolverle el favor.
La comida y la decoración eran muy buenas, pero los baños dejaban mucho que desear, en cada cabina, siempre había algo roto o sucio, desgraciadamente, a mi me tocó meterme en uno atascado por una mierda.
Metí con cuidado los brazos por la ventana, me preocupaba que en cualquier momento me resbalase y me cayera de boca, por lo que tardé casi diez minutos para salir.
Empecé a correr hacia los apartamentos.
No me di cuenta de que una señora venía por mi carril acompañada por otra persona, embestí sin querer a la señora y me quedé sin palabras al ver lo que me había llevado por delante; su bolso.
-¡Al ladrón! -empezó la gritar la señora.
Su acompañante empezó a perseguirme.
Rápidamente me puse la capucha de mi sudadera y empecé a correr aún más deprisa. No podía tirarlo como si nada, tenía mis huellas.
Mientras pensaba en una solución, me desvié del camino hasta un callejón, delante tenía una valla que bloqueaba el camino.
Recordando la persecución con la policía, tiré el bolso por encima de la verja y empecé a trepar.
Cuando pasé al otro lado, me di cuenta de que no me estaba persiguiendo.
Ahora tenía que quitar mis huellas y "devolverle" el bolso.
Empecé a frotar con el brazo todo el bolso, no había nadie cerca de mí, lo que me puso más nervioso. Al acabar, dejé allí el bolso y salí huyendo.
Pero al cruzar la calle no me creí lo que ví, un coche de policía se acercaba, habían llamado a la policía, no podía correr, ya que me iban a descubrir, pero si no hacía nada, no podría huir, me decanté por la segunda.
El coche frenó delante de mí, se bajó la ventanilla del piloto.
Tenía el corazón a mil.
-Disculpe, ¿ha visto a un hombre que llevaba un bolso de señora por aquí? -me preguntó.
Respondí negativamente.
El coche siguió su curso.
Fui sin detenerme hacia los apartamentos, subí al piso y busqué la cartera, una vez hecho, salí hacia el Tokyo Ninja.
Me preocupaba que esos policías descubrieran que habían hablado cara a cara con el ladrón.

VAMPIRO:1999Donde viven las historias. Descúbrelo ahora