Sam

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Me fui al trabajo después de hablar con Jasse, le dije que no debíamos besarnos pues eso nos complicaría las cosas y el aceptó.

Llegó al trabajo y Laurren me da los recados del fin de semana. Me pongo a hacer mis deberes en mi oficina y me preparó para ir a laboratorio.

Un chico de ojos verdes entra y siento entre felicidad y tristeza.

-Hola, ¿como esta la mejor amiga del mundo?- me dice Nat que camina hacia donde yo estoy.

-Hola amigo- le doy un beso en la mejilla y sigo poniendome la ropa para laboratorio.

-Cuentame tu fin de semana con Jason.

Mi sonrisa se borra y el lo nota pero no puedo decirle lo que sucedió pues no lo entendería. Nisiquiera a Car pude contarle lo que me paso, en parte porque ella era alguien muy importante para mi y no quería que se decepcionará de mi, siempre le ocultaba mis errores porque quería parecer la mejor para ella. Yo tenía miedo de lo que ella pensara.

Con Nat no era eso, con Nat sólo no quería contarle. Era mi pasado, un pasado que dolía cada que veía una mujer embarazada o con su bebé en brazos. Dolia cuando lo recordaba, no como antes claro esta, pero a una madre siempre le dolerá haber abortado a su propio hijo.

Necesitó decirle algo a Nat para que no averigüe más.
Hora de las clases de actuación

-¡No tienes ni idea Nat!- dije eufórica- Toda su familia estaba ahí, y yo estaba tan nerviosa, pero todos se portaron amables. Sólo que...

Llegó la hora.

-Sólo que ¿que?

-Después de ello, Jason y yo discutimos y decidimos darnos un tiempo.

Nat torció el gesto pero gracias a que el era hombre y no le agradaba Jason, no hizo más preguntas sobre el tema y pasado un rato le dije que tenía que dejarme trabajar e irse.

Entre al laboratorio he hice las prácticas que debía hacer. Tome notas y me dirigí a mi oficina para pasar las notas a mi computadora.

Cuando iba llegando a mi oficina escuche que Laurren hablaba con un chico pero no distinguía de que se trataba el asunto, asumí que era su "guapo" novio.

Sentada en mi escritorio y totalmente concentrada en mis asuntos mientras oía música con mis audífonos marca patito, alguien entró por mi puerta sin siquiera molestarse en tocar.

Iba a reclamar cuando alce la mirada y me tense en el momento.

-Hola Muñequita, esperó que no te moleste que viniera.

Escuchar que me llamará así hizo que se me revolviera el estómago, Sam siempre me decía así antes.

-No me llames así, y dime que se te ofrece que estoy trabajando.

Sam sonrió un poco y se sentó en uno de los sillones para visitas.

-Mi hermano me dijo que ahora eres su novia, ¿no es asi?.

-No es de tu incumbencia. Si veniste a eso por favor te voy a pedir que te retires.- dije sería y sin mirarle, concentrándome en el monitor de la computadora aunque no podía ni oprimir una tecla de lo nerviosa que estaba.

-No he venido a eso Kristell- me dijo serio, lo que hizo que yo quitara la mirada del monitor para mirarlo a el.- Hay algo más que Jason me dijo.

Me estremecí pensando en que pudo haberle dicho, pues no creía a Jasse capaz de revelarle mi secreto.

-¿Porque Kriss? ¿Tanto me odias que no pudiste decirme que iba a ser padre?

Me quede inmóvil procesando lo que Sam había dicho, la única persona que lo sabía era Jason, y eso solo significaba que el había traicionado mi confianza contándoselo a la última persona en la Tierra que quería que lo supiera.

No podía hablar, las lágrimas empezaban a brotar de mis ojos y no sabía si era porque Sam ya lo sabía o por la traición de Jason, sólo confie en el y no pudo quedarse callado.

Sam se percató de mi estado e hizo lo que menos me imaginaba después de verlo tan enojado conmigo.

Se paro y camino hacia mi, hincándose a mi lado y me abrazo dejando que yo posase mi cabeza en sus hombros.

-No llores hermosa, no te culpó, todo fue mi culpa y no tienes idea de cuanto me arrepiento.

Llore aún más y pasamos así un rato, hasta que las lágrimas cesaron y me separe de el.

-Vete Sam.

-Pero Kriss... Yo

-Por favor.

-Esta bien pero sólo si me prometes que puedo regresar un día, quiero que hablemos muñe... Kriss.

Lo medite y ya que quería estar completamente sola y sabía que si me negaba el no se hiria, acepte.

Sam sonrió y antes de irse, depósito un beso en mi frente, como solía hacer.

Recordatorio: NO ENAMORARMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora