Capítulo 45

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Claudia


Iba bajando las escaleras cuando veo que Victoria le abre la puerta a un hombre y en cuanto menciona su nombre, estoy segurísima de quien lo mando. Apresuro el paso y casi llegó corriendo antes de que Victoria diga nada.

-Déjalo Vick, yo me encargo -le digo en cuanto llegó a la puerta, ella me mira por un segundo y se marcha. Me cae bien esta muchacha. Volteo a ver al hombre.

-Claudia ¿No? -preguntó, entrando a la casa

-Sí, y tú debes ser Dimitri Blad Bundi -lo fui guiando hasta las escaleras, pasando enfrente de Katia que solo nos miro unos segundos antes de volver a su lectura. La ignore.

-Si -suspiró, parecía aburrido­

-Bien, aquí esta tu habitación -dije en cuanto llegamos- En un momento le aviso a Damián que has llegado.

El asintió con la cabeza, parecía un hombre de pocas palabras, salí de ahí y me dirigí a la puerta de la oficina de Damián, entre sin preguntar, el estaba checando algo en la computadora, me vio algo raro cuando entre, pero no dijo nada.

-Ha llegado nuestra ayuda extra -dije sonriente.

-Precisamente de eso quería hablar contigo desde hace ya algo tiempo -se levanto y camino hacía mi, serio, yo deje de sonreír e instintivamente di un paso hacia atrás- si me entero de que esa supuesta "ayuda extra" vino de alguien a quien yo conozco y tu sabes quien, no me tentaré para matarlo -me acorralo contra la pared, yo contuve el aliento- y a ti junto con el.

En ese momento salió de su despacho y me dejó ahí, con la sorpresa y el miedo ¡Diablos! Jamás había visto a Damián amenazarme así, pero se a lo que se refería. ¡Mierda! Salí de ahí algo temblorosa.


Katia

En cuanto Claudia se subió con el tal Dimitri, yo salí de la casa junto con Victoria, necesitaba saber algo de Luna, desde que le había dicho lo de Jared no había pensando mucho en ella, quería evitar el dolor que me causo haberle dicho tal noticia, pero era hora de saber que pasaba con ella.

Llamé de nuevo a la cárcel, pero me dijeron que había sido trasladada antier por un desmayo, y que al parecer se quedará ahí unos días.

¡Ahí fue cuando recordé! Miré a Victoria que me miro expectante.

- ¡Victoria! ¡Olvide completamente que Luna tiene diabetes! -le dije en cuanto colgué, ella me miro un poco sorprendida también.

-Cierto -frunció el ceño- Damián debe saberlo -pronunció después de un largo rato.

- ¡Mierda!... Se enfadará -suspiré, Damián ya tenía bastante como para agregarle otro problema.

-Tiene derecho a saber -Vick empezó a caminar hacia la casa.

-Yo sé que sí, pero con todo lo que ha pasado no creo que sea conveniente contárselo ahora.

-Yo insisto -cruzamos la calle- si callamos será peor.

Tenía razón, entramos de nuevo a la casa y vimos a Damián bajando las escaleras, deduje que había venido de hablar con el tipo nuevo, que por cierto no me daba buena espina, pero en fin, ese no era el problema ahora, lo seguimos las dos hasta su despacho. Entramos justo después de el.

- ¿Pasa algo? -dijo en cuanto nos vio entrar.

-Tenemos que decirte algo -vacilé, esperando que Victoria me ayudara con esto, cosa que sucedió.

Una Hermosa MentiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora