Capítulo 9

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Cuando la joven Luna salió de ahí, Jared se quedó estático, todo se quedó en silencio un momento.  Reacciono algo tarde, salió corriendo de ahí. Claudia se le quedó viendo a Katia enojada.

–Tú siempre metiéndote en donde no te llaman –dijo Claudia acercándose amenazante a Katia, ella solo la ignoro y cuando se disponía a salir Claudia la jalo del brazo– No creas que te iras tan rápido –Le dio una cachetada, pero traía el arma en las manos, lo que hizo que de la mejilla de Katia saliera sangre que se fue expandiendo hasta llegar a su boca…

–Interesante... –dijo Katia palpándose la mejilla y viendo el líquido color escarlata salir de ella, de sus labios salió una pequeña sonrisa amenazadora y de sus ojos salió odio al ver a Claudia sonriendo satisfecha por el golpe– No sabes con quien te metiste –dijo saliendo de ahí, decidió, por el momento, no hacer nada, no iba a responder a las agresiones de Claudia

"A veces es mejor quedarse callada para responder después más fuerte" pensó y otra sonrisa malvada se extendió por su rostro mientras se dirigía a su recamara. Al entrar fue recibida por sus dos grandes lobos, uno gris y otro blanco, eran hermosos. Los acaricio de forma tierna, fue al baño y se puso alcohol en la herida... "No sabes con quien te metiste Claudia Poulain... Ni te imaginas" susurro mientras se limpiaba la herida.

Por otro lado, Rochester salió corriendo de la mansión, agarro el coche que Shannon le había regalado en su cumpleaños anterior, era una lujoso Corvette de 1963, Sting Ray de 8 cilindros, color rojo, aunque ahora lo que menos le importaba era el nombre, la marca y el tipo del auto, solo quería que lo llevara a un lugar donde encontrar a Luna..."¿Dónde estará?" Se preguntó mientras agarraba la carretera y dejaba que sus pensamientos se fueran un poco lejos, recordando a donde podría haber ido… Pero no se le ocurrió nada, condujo sin rumbo fijo... Y empezó a desesperarse.

Luna

–...Solo eso –terminé de contarle la corta historia llamada "El engaño de Rochester a la idiota de Luna" él se quedó pensativo y sorprendido unos instantes para después negar con la cabeza

–No es posible que Jared se haya dejado besar por Claudia –dijo aun sin poder creerlo.

–Pues lo hizo –suspire, el dolor volvía y no quería volver a llorar, me aferre un poco más a Damián para tomar fuerzas, mis ojos de nuevo estaban cristalizados y mantuve a tope las lágrimas... Se me estaba haciendo un nudo en la garganta horrible que me dolía demasiado en el pecho.

–No reprimas ese sentimiento, te va a hacer daño –dijo abrazándome por los hombros.

–No quiero derramar… una sola lagrima más por el –dije sollozando, el pecho y la garganta me dolía demasiado, pero no dejaba que las lágrimas cayeran de mis ojos.

–Lo sé... Se lo que se siente –me abrazo más– pero es malo que reprimas eso. Suéltalo, y después puedes jurar y perjurar que no lloraras más por él, pero tienes que sacarlo –me miro a los ojos, tenía razón.

Una por una las lágrimas salieron junto con los sollozos que estas causaban en mí. Era irónico, contarle a mi "Cuñado" o debería decir "Ex–cuñado" todo lo que su hermano había hecho. Que no fue mucho, pero basto para que ese deseo de vivir se fuera a la mierda.

Suspire muchas veces antes de poder sacar todo el aire que me sobraba por esa persona que me falta. Cuando me pude controlar más y el nudo en la garganta desapareció me levante y tome a Damián de la mano, jalándolo un poco.

–Tenemos que irnos ya de aquí... ­­–suspire.

– ¿Regresaras? –me dijo sorprendido, caminamos juntos hasta los autos.

–Terminare lo que empecé –suspire de nuevo– Además… ya me acostumbre a estar ahí –sonreí a medias para después subir a mi carro, el también subió al suyo, los dos al mismo tiempo bajamos la ventanilla de la puerta.

–Puedes irte si quieres –me dijo sonriéndome… ¿Era enserio?– Confió en ti y sé que nunca dirías nada acerca de nosotros.

–Gracias Damián pero ¿A dónde iría? –Rodé los ojos– estaré bien –sonreí– simplemente dejare de ser la niña buena que antes era… –sonreí con algo de maldad, el negó con la cabeza pero con una sonrisa y se puso bien en el volante, yo también me acomode y los dos encendimos los autos.

–¡¡Por cierto!!! ¡¡Sería feliz si me regalaras tu auto!! –grité cuando él estaba avanzado hacia la carretera

–¡¡Algún día de estos!! ¡Tal vez para el año 2230! –me grito y no pude evitar reír, Damián era bastante agradable cuando se lo proponía, estuve riéndome casi todo el camino, lo seguí por supuesto.

Cuando regresamos a la mansión, estacionamos los coches y note que uno faltaba, cuando estacione bien el carro y saque mi maleta vi con claridad cuál, el Corvette, suspire, había ido a buscarme y aunque este aquí cuando regrese.

Ya no me encontrara ¿Por qué? Porque la niña llamada Luna Mallete que habían traído aquí cuando tenía 15 años quedo ahí, en la puerta del despacho de Claudia viendo la imagen más dolorosa en su vida, ahí había quedado Luna. Ahora soy otra. Sonreí con malicia mientras cerraba la puerta del coche y caminaba junto a Damián. Entramos a la mansión por la entrada del estacionamiento, cuando entre vi que había alguien parado enfrente de la puerta principal con sus maletas y viendo la casa como si mirara el sol.

–Ve quien es... Yo tengo que hacer unas cosas –me dijo Damián yendo a su despacho, yo asentí sonriendo y fui hasta el joven de aspecto amable.

–Hola –dije amistosa– soy Luna Mallete –sonreí– ¿Cómo te llamas?

–Hola –dijo dándome la mano– soy Ian Lindberg.

Una Hermosa MentiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora