Capítulo 52

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Luna

¡Dios! Qué desesperante y aburrido puede ser estar en una cárcel, la rutina me estaba matando poco a poco, respecto a la leucemia, bueno, me mandaban unas pastillas que me hacían tener fuerzas y sentirme menos débil, las aceptaba sin reprochar, ya que cada día me iba sintiendo peor, pero no era algo de lo que me fuera a morir.... Al menos no pronto.

Estaba en el patio principal, sola como siempre, desde que me trajeron hace 3 meses, no había hecho muchas "amistades" ni nada de eso, no me interesaba, pero cómo dije, es mortalmente aburrido.

– ¿Sabes? Deberían hacerte la desmayada –dijo una voz a mi lado.

– ¿Qué? –voltee un poco confundida, era la chica que dormía en mi celda.

–Así te llevarían a la enfermería y de ahí al hospital y cómo te habrás dado cuenta, no llevan mucha seguridad al hospital.

Me quede viéndola un momento, bueno, eso era cierto.

Isabella

En cuanto tuve esa conversación con Ian todo quedó claro para mí, es obvio que me había aliado con los "enemigos", nunca pensé ser parte de algo como esto y que me gustara, en mi vida soñé trabajar con un grupo de gente como lo son ellos y dejar que me envolvieran en sus vidas de tal forma que me viera forzada a dejar todo lo que un día jure llegar a hacer. ¿Qué paso? No tengo idea, solo sé que ya no puedo cumplir con lo que vine a hacer, ya no puedo seguir en dos bandos, porqué ya no estoy en medio, finalmente he elegido el lugar al que pertenezco. Me acordé de un refrán que dice "Nunca digas de esa agua no he de beber porqué en esa te ahogas" y si, es verdad.

Llegue al gran edificio de cemento rojo que había en la avenida central de New York, junto a Central Park, recuerdo que solía pasarme las horas viendo hacía el gran pulmón de Nueva York, simplemente para ver a las personas hacer sus vidas normalmente, ignorando por completo que en la otra esquina se estaba llevando acabo un asalto o asesinato, recuerdo que eso solía darme mucha rabia, el saber que en alguna parte de la cuidad alguien se despidiera de la vida con un balazo en la cabeza, vaya, cuanto pueden cambiar las cosas, no es que ahora no me desagrade la idea, si no que la veo de manera distinta y no puedo juzgar ya a las personas que hacen ese tipo de trabajos porqué yo he experimentado ya lo que es estar dentro de una mafia así.

Entré y lo primero que veo son unos ojos cafés viéndome con desafío, suspiro y voy hacia el centro del lugar, todos ahí me miran de una forma tan obvia que detecto la palabra "traidora" en su frente. No hago caso y voy directo hacía esos ojos que aún siguen fijos en mí.

–Vaya, Cobain, pensamos que jamás te íbamos a volver a ver por aquí –me dijo Richard en cuanto estuve los bastante cerca como para escucharlo– espero que vengas con nada más que noticias que nos puedan servir.

–De alguna manera te servirá lo que te voy a decir –sonreí– de hecho no tendrás que preocuparte más por mí, ya que he venido a renunciar.

Alzó las cejas sorprendido y en el lugar se hizo un silencio que me hizo arrepentirme por un momento haberlo dicho de esa manera pero ya no había vuelta atrás.

–No nos puedes dejar así como así preciosa –se acercó a mí a lo que yo retrocedí en el acto– No me digas que tus amiguitos ya te lavaron el cerebro.

Me le quedé viendo con la expresión más fría que pude poner, ¿Cómo pude trabajar para este imbécil? Bueno, de cierta manera siempre sentí que lo era, pero ahora, estando del otro lado de la línea, sé porque la gente como Damián o Luna los veía como unos payasos.

–Llámalo como quieras, pero ya no seré parte de esta farsa, no hacen nada más que seguirles el paso y no pueden hacerles nada, ya me cansé de apostarle a dos caballos y si tengo elegir un bando, entonces ya sabes mi respuesta.

–No puedo creer lo que estoy escuchando, podría creerlo de cualquier persona pero ¿De ti? ¿Qué fue lo que pasó? ¡Oh ya se! –dijo como si se le hubiera ocurrido la idea más genial del mundo, yo rodeé los ojos­– te enamoraste de un asesino.

La forma en la que lo dijo me hizo hervir de rabia, las mejillas se me pusieron rojas y mi respiración se aceleró de forma muy notoria, gesto que el confundió con vergüenza.

–No olvides quién eres Isabella –dijo, para mi sorpresa, sin hacer ningún otro comentario al respecto.

– ¿Sabes? Por un momento pude ponerme a pensar con claridad y ver porqué estoy haciendo esto, pero me aburrí a los 2 segundos, simplemente porque no tiene caso pensar en esta basura, no huyo si eso es lo qué piensas, al contrario, creo que por fin he encontrado mi verdadera vocación, así que no te recomiendo hacer nada porqué, como "asesina" sabes lo que puede pasarte –sonreí amenazadora, el dio un paso hacia atrás, claramente sorprendido.

– ¿Serías capaz? –preguntó mirándome directamente a los ojos.

–Pruébame.

En menos de lo que dura un parpadeo, 3 pares de manos me agarraban por los brazos y me quitaron la pistola que tenía, yo voltee a ver a Richard, que me miraba de una manera desafiante y divertida, yo ni me inmute.

– ¿Olvidas quién te entreno? Recuerda que todo lo que sabes te lo enseñamos, así que no nos salgas con que puedes con nosotros, porqué si es en serio que te pasaste al lado contrario, entonces tenemos todo el derecho de hacernos cargo de ti.

Suspiré y en ese momento alguien acciono un arma, haciendo que el sonido del balazo corriera por toda la habitación.


*Hola lindas personas! Espero no se hayan olvidado de mi, perdón por no subir antes, la verdad es que si quería, pero estas dos semanas han sido de trabajos finales en la escuela y examenes y he estado algo estresada, lo siento :(

Capítulo mas o menos largito e interesante para compensarlos! Estamos llegando a la recta final de esta historia, espero les siga gustando y me dejen sus votos y comentarios, me encanta leerlos!

Los amo <3 Y nos vemos pronto con otro capítulo :)*


Una Hermosa MentiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora