Capítulo 53

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Isabella

Todo fue un caos a partir de ese momento, sin necesidad de voltear sabía que Ian era el que había disparado, todos comenzaron a gritar ordenes aquí y allá, me moví por inercia agarrando una de las armas de los que me tenían débilmente agarrada y disparar contra el primero viera, escuchaba más disparos a mi espalda pero yo seguía en lo mío, estaba segura de que Ian podía arreglárselas muy bien solo.

Después de dejar a todos ahí tirados en el suelo –algunos todavía vivos– corrimos hacía afuera, donde estaba estacionado el Honda de Ian, nos subimos y partimos enseguida, después un minuto se empezaron a escuchar patrullas de policía pero ya estábamos bastante lejos de ahí, fue cuándo por fin pude hablar.

–Hola –le sonreí, el rió y volteo a verme.

–Así que ¿Hoy si me necesitaste? –dijo burlón, otorgándome el honor de ver su hermosa sonrisa.

–Ja ja que gracioso –le saqué la lengua, volvió a reír– Pero sí, hoy si te necesite.

Llegamos a la mansión y en cuanto entramos oímos todo un mar de gritos provenientes de la cocina, nos miramos dubitativos unos segundos para después ir hacía la discusión, estaban Damián, Victoria y Dimitri.

–¡¡Pues no voy a trabajar con él y se acabó!! –le gritó Victoria a Damián pero viendo a Dimitri, él le sostuvo la mirada.

– ¡Ya basta! –dijo Damián, interponiéndose entre Dimitri y ella– Estás aquí para atender órdenes y esta es una, trabajaras con él te guste o no y lo harán bien porqué ¡Ya estoy harto de tanta incompetencia!

–Me voy –dijo Victoria lo más fría posible, todos nos le quedamos viendo, ella veía a la nada– Según Claudia me dijo, mi única misión era sacar a Katia y Luna de la cárcel en México, ya no estamos en México y mi "acuerdo" terminó con ustedes hace mucho, consíganse a alguien más a quien mandar.

Diciendo esto salió de la cocina con paso rápido pero tranquilo y seguro, un silencio un poco incómodo le siguió a su partida, fue cuando Damián reparo en nosotros.

–Y ¿Ustedes dónde carajos estaban? –nos miró, los dos dimos un brinco, su tono era frío y calculador, uno que nunca le había escuchado.

Nos quedamos en silencio por varios segundos, tiempo suficiente para que Damián perdiera de nuevo la paciencia.

– ¿¡Qué le pasa a todo el mundo últimamente!? Aquí se respetan las reglas y al único que le tienen que hacer caso es a mí, ¡Bola de inútiles! –dijo en voz bastante alta; me señaló– Isabella, busca a Claudia y dile que quiero hablar con ella urgentemente y ustedes dos –ahora señaló a Ian y Dimitri– revisen los planos de la cárcel que tenemos pendientes. ¡Rápido!

Salió de ahí hecho una furia, los 3 nos quedamos viendo unos segundos para después cada quién hacer lo suyo.

Saqué mi celular y le marqué a Claudia.

– ¿Sí?

–Damián necesita hablar contigo urgentemente.

–Bien, voy para allá –colgó.

Me dirigí a la sala donde estaban Ian y Dimitri y decidí ayudarles, no me agradaba andar por ahí haciendo nada cuándo Damián estaba tan enojado.

Claudia

Regresaba de vender un carro que Damián ya no quería cuándo Isabella me llamó, algo me decía que las cosas no iban nada bien en la mansión ¿Qué habrá pasado ahora?

Llegué y lo primero que vi fue a Isabella, Ian y Dimitri en la sala enfrascados en una conversación en un tono intenso.

–Claudia, que bueno que llegaste, Damián anda desesperado por hablar contigo –me dijo Ian, los otros dos siguieron con su conversación.

Yo asentí con la cabeza y subí lo más rápido que pude las escaleras, llegué hasta el despacho de Damián y toqué, pasaron dos segundos para que él abriera, me agarrará del brazo con fuerza y me empujara hacia adentro.

Una vez que cerró la puerta, me empujo contra la misma y me apunto con un arma en la cabeza. Todo esto paso en cuestión de segundos y mi respiración estaba ya bastante agitada. ¿Qué demonios?

–Me vas a decir ahora mismo de dónde conseguiste sacar a Victoria y a Dimitri y más te vale decirme la verdad porqué si no está bala cruzara en un segundo tu cerebro –dijo en su siseo amenazante.

La sangré se me fue hasta los pies, cosa que, lamentablemente, el notó.

–Tienes 3 para decirme –dijo quitándole el seguro al arma, mi corazón golpeaba con fuerza mi pecho.

–Damián, cálmate...

Si bien no acabe de decir la frase cuándo sentí un ardor intenso en la mejilla, me había golpeado con el arma, mi cara ahora daba al suelo, me levanto con fuerza y agarro mi cara, su mano se llenó de sangre al apretarme las mejillas, me obligo a verlo a los ojos.

–Uno.

Su mirada glacial lo decía claramente, estaba hablando en serio, pero no le puedo decir, no puedo. ¡Diablos! ¡Mierda! ¿Qué le digo?

–Dos.

Me apretaba cada vez más la cara y la sangre en la cabeza me martilleaba las sienes y en un momento de desesperación, recordé algo que ÉL me había dicho que contestará a Damián si en algún momento me preguntaba sobre ellos.

*Flash back*

–Dile que te los mandó Esteban –me dijo cuando hablamos por teléfono.

– ¿Él de México? –Pregunte incrédula– ¿Lo conoces?

–Claro, tu solo dile eso, yo me encargo de lo demás.

*Fin Flash Black*

–Me los mando Esteban –dije con dificultad, el aflojo un poco su agarré pero no me soltó.

Se me quedo mirando, viendo directamente mis ojos, yo le sostuve la mirada tratando de parecer confiada, pero hablando de detectar mentiras, Damián era experto, sin embargo no titubee.

Sin dejar de verme, se apartó de mí, se dirigió al teléfono y marco un número, sabía a quién estaba llamando.

–Esteban, querido amigo –dijo en español, puso el altavoz.

–Damián, que milagro –le contestó el chico mexicano.

–Mira, te llamó para resolver una duda –me miro y me apunto con la pistola.

–Dime, ¿Qué necesitas?

– ¿Tú conoces a Victoria Salander y Dimitri Blad Bundi?

Cerré los ojos, era mi fin.


*Hola gente, ¿Cómo se encuentran el día de hoy? Espero que perfectamente, yo estoy enferma de la gripa T_T En fin, aquí les dejo uno de mis capítulos favoritos de la historia <3 Me encanta como Damián se transforma en esa persona peligrosa que sabe ser.

Perdón de nuevo por el retraso, los amo! No olviden comentar y votar! Les mando un beso enorme!*

Una Hermosa MentiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora