siete

11.7K 489 12
                                    

Paris's Point Of View.

Salí del supermercado con las bolsas en mis manos y comencé a caminar hacia mi casa.

Crucé la avenida repleta de autos cuando se puso el semáforo en rojo. Cuado llegue a la calle de enfrente, un auto se estacionó rápidamente frente a la vereda, haciéndome sobresaltar.

Era un Audi R8 color negro mate, un auto realmente caro y hermoso.

Dejé de mirarlo y comencé a caminar nuevamente, es que realmente había quedado impresionada con ese auto, aunque no era raro verlos aquí en Los Angeles. Segundos después, oí como gritaban mi nombre.

Me volteé y allí estaba el señor Bieber saliendo del auto. Como no, el señor millonario. Un auto de estos para él es como como comprar un paquete de chicles.

Me imaginaba que él sólo era un hombre de negocios, dinero, autos lujosos y putas, nada más.

Me quedé quienta en mi lugar, ya que estaba sorprendida de que él haya estacionado así de rápido para hablarme, y él vino casi corriendo hacia mí.

-Hola Paris. -Saludó y se volteó unos segundos para ponerle seguro a su auto.

-Hola Señor Bieber. -Saludé educadamente y él rió.

Maldición, que hermosa risa.

-Sólo dime Justin, Paris. -Respondió y asentí. -Entonces dimee, ¿Cómo estás?

-Bien, gracias. ¿Tú?

-Muy bien. -Hizo una mueca y algo dentro de mí saltó. Bien, no podía negar que este hombre era muy atractivo, demasiado.

Su suave pelo castaño claro, sus lindos ojos mieles, sus suaves labios rosados, su suave piel con un olor masculino riquísimo.

Me alegraba decir, internamente, que yo había tocado ese pelo, había besado esos labios y había tocado esa piel con olor alucinante. Sólo en un rato de sexo pago, pero fue genial. Imaginándote a este hombre desnudo, era fácil llegar a un orgasmo.

Y sé que al principio dije sobre que odiaba la idea de acostarme con él, pero todo cambió desde el momento en que lo vi y estuvo dentro mío. Era un dios griego al que le daría sexo gratis. Ya que tengo mis momentos de puta, los aprovecharé para ser una verdadera.

-Me alegra Justin. -Dije aturdida por mis pensamientos. -Pero tengo que dejarte ahora mismo, tengo cosas en la bolsa que se pondrán feas si no las pongo en el refrigerador. -Puse de excusa para poder escapar de aquí, aunque por un lado era verdad.

-¿Quieres que te lleve? -Preguntó y negué frenéticamente.

-No, no te preocupes. Solo estoy a unas cuadras. -Respondí.

-En serio, no es molestia para mí.

-No, gracias igual. -Le sonreí.

-Bueno. -Se encogió de hombros. -¿Trabajas esta noche? -Preguntó.

Ahí está, sabía que por algo me hablaba, quería preguntarme nuevamente por servicios de sexo. Y no era algo que me afectara, el sexo con él me gustaba. Ya que no era un viejo verde feo y panzón.

-No, esta noche tengo libre. No trabajaré.

-Mierda. -Se quejó y se pasó una mano por el cabello.

-Existen más chicas en el club que están dispuestas a tener sexo por un par de dólares.

-No las quiero a ellas. -Dijo mientras se acercaba a mí y quedaba a solo unos centímetros de mi rostro.

Reí nerviosamente miré sus carnosos labios, que estaban muy cerca. Su cercanía me ponía muy nerviosa. Coloqué una mano en su pecho y lo alejé.

-Bueno, entonces no sé, arréglate. -Dije con poca voz y comencé a alejarme. -Hasta otro día. -Saludé y comencé a caminar rápidamente.

Maldición, eso me había puesto realmente nerviosa.

{...}

Llegué a mi casa y negué con la cabeza sabiendo que Justin me había seguido. Era muy idiota si pensaba que no me había dado cuenta.

¿Quién no se daría cuenta que un Audi R8 lo está siguiendo?

Entré al edificio, intentando de ignorarlo, y caminé hacia el ascensor, cuando las puertas se abrieron entré, pero cuando se estaba por cerrar, noté a Justin delante de la puerta de cristal que daba a la calle.

Suspiré y salí del ascensor. Dejé las bolsas a un lado y caminé hacia la puerta. Lo miré fijamente y subí una ceja mientras colocaba una mano en mi cintura.

-Justin. -Dije. -¿Qué haces siguiéndome.

-Primero, quería saber tu dirección, y segundo, te dije que no quería a otra chica. Por si no entendiste eso, te quiero sólo a ti. -Dijo y entró sin que le diera permiso.

Ahora el hombre se sentía el rey del mundo para entrar sin permiso. Pero bien, señor Bieber si quieres entrar en mi vagina, te juro que no tengo problema.

Reí por mi pensamiento y cerré la puerta. Me volteé para mirarlo y él ya estaba dentro del ascensor con las bolsas.

Quiero un ayudante así de sexo, por favor Dios.

Seducción y Pecados. ➵ j.bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora