once

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Paris's Point of View.

Miré a Justin de reojo y me removí en el asiento de su auto. Él había sacado a ese maldito viejo de la habitación a los golpes y por supuesto luego se quedó. Pero no tuvimos sexo, él no quiso, cosa que me pareció muy raro, pero mentalmente se lo agradecí eso, el viejo me había dejado asqueada.

Hay momentos en los que no entiendo a Justin, normalmente es muy frío, aunque con mi hermana siempre es adorable, y a decir verdad eso me da celos, pero ese no es el punto. El punto es que muchas veces se comporta frío, pero hay veces como hoy, que es tierno, por así decir. Se ha quedado esperando hasta que salga del trabajo para poder llevarme a casa, por eso mismo ahora estoy en su lujoso auto, el cual olía riquísimo, era un perfume notoriamente caro, que claramente era el que usaba Justin. Todo el auto estaba impregnado de ese olor y yo no podía dejar de olerlo, era sexo para mis fosas nasales.

-Gracias. -Dije sin pensarlo y me quedé sin respirar unos segundos. Hace segundos pensaba en el aroma que había en el auto y hablé agradeciéndole a Justin.

-¿Qué? -Preguntó con diversión en su voz y agradecí que no haya luz en el auto, si fuera así hubiera visto mis mejillas coloradas.

-Nada. -Respondí en voz baja y lo miré. Él no quitaba su mirada de mí, esa mirada era intimidante, malditamente intimidante.

Esa mirada te hacía creer que estaba viendo hasta lo más profundo de tu alma.

-De nada. -Respondió y soltó una carcajada.

Dios mío, era la segunda vez desde que lo conozco que lo escuchaba reír, y debo decir que es la risa más hermosa y sensual que había escuchado en mi vida. Es divertida y adorable, pero a la vez era tan sensual que con tan solo escucharla te daba ganas de follártelo.

-Justin, por aquí no es mi casa. -Dije al ver que doblaba en la calle equivocada.

-Lo sé Paris, iremos a mi casa. -Respondió y bufé. Ahora entendía porque no habíamos tenido sexo en el club.

Tomé mi celular de mi bolso y le mandé un mensaje a mi hermana avisándole que esta noche, o más bien madrugada, no iría a casa. No sea cosa que mañana me levante y aparezca una foto mía en la televisión con un "buscada" debajo. Reí por la divertida imagen de eso que llegó a mi cabeza y negué con la cabeza.

-Si piensas que iremos a mi departamento para tener sexo, no es así. Solo iremos para tener un poco de privacidad y tomar algo, si quieres.

-¿Eso es lo que hacen los hombres ricos con sus prostitutas personales? -Pregunté mirádolo y él me miró por unos segundos para luego devolver la vista a la calle.

-¿Prostituta personal? -Preguntó.

-Sí, ese es el nombre que tú me has puesto. -Respondí recordando que él me había llamado así luego de tener sexo el otro día.

-Pues bien. Respondiendo tu pregunta, esto no es lo que hacemos los hombre con sus prostitutas personales. -Dijo remarcando las últimas dos palabras. -Los hombres sólo las usamos para sexo y las botamos hasta la próxima vez que estemos con ganas. No sé por qué estoy haciendo esto, o quizá sí.

-Bien. -Respondí y asentí con la cabeza para luego mirar por la ventanilla hacia las oscuras calles.

Después de varios minutos, al fin Justin paró el auto frente a un lujoso edificio. Esperó que las grandes rejas se abrieras, y cuando lo hicieron, entró el auto y bajó hacia el estacionamiento subterraneo privado.

Bajamos del auto luego de que lo apagó y él le puso seguro. Yo no podía dejar de observar los caros autos que se encontraban en este lugar. No voy a negar que con mi trabajo ganaba buen dinero, pero no me alcanzaría la vida para vivir aquí ni para tener un auto así de lujoso.

-¿De qué trabajas Justin? -Pregunté aún sorprendida mientras caminábamos hacia el ascensor.

-Nada interesante. -Respondió y se encogió de hombros.

-No puedes decir que no es interesante cuando te deja tanto dinero como para vivir aquí. -Dije y al instante me arrpentí, había sonado como una perra curiosa y envidiosa. -Disculpa, olvida lo que dije.

-Sí, tranquila, lo olvidare. -Respondió y entramos al ascensor con espejos en cada lado.

Aproveché para mirarme en él, era de cuerpo entero, así que podía ver como estaba vestida. No me veía tan mal, no era una vestimenta adecuada para estar al lado de Justin Bieber, pero me gustaba como me quedaba mi pantalón apretado hasta la cintura y mi top corto junto con mi camisa roja. Me veía como una adolescente, por eso me gustaba.

Las puertas del ascensor se abrieron dejándome ver una lujosa y cómoda sala de estar, maldición, este hombre tenía todo un piso entero, y no era para nada pequeña.

-Wow. -Susurré y salí del ascensor.

-Lindo, ¿No es así? -Preguntó y caminó hacia el sofá. Se quitó su abrigo y lo colocó allí.

-Es hermoso. -Respondí y caminé hacia él.

-¿Quieres algo de beber? -Preguntó quitándome el bolso de las manos y lo dejó en el sofá junto a su abrigo.

-No, gracias. -Le sonreí y caminé hacia el gran ventanal que me dabaja ver toda la ciudad. Me sentía poderosa mirando todo desde aquí arriba.

-¿Qué quieres hacer? -Preguntó Justin llegando a mi lado.

-Si fuera por mí, me quedaría toda la noche mirando esto. -Señalé la ciudad que desde aquí, era muy iluminada.

-Esto no es nada, el amanecer es muchísimo mejor. -Respondió y mordí mis labios imaginándome semi desnudo mirando aquí el amanecer. -Vuelvo a preguntar, ¿Qué quieres hacer?

-No sé. -Me encogí de hombros.

-¿Quieres ver una película? Creo que hay palomitas.

-Mhmm, me parece bien. -Respondí y sonreí. -Yo te ayudo a hacerlas.

-Bien, entonces vamos. -Respondió y caminamos hacia la gran cocina.

{...}

Grité de miedo al ver una escena en la película de terror que estábamos viendo y me pegué más a Justin, pero cuando lo miré, el idiota se estaba quedando dormido.

-¡Justin! -Grité asustada pegándole en el hombro y él abrió sus ojos sobresaltado.

-¿¡Qué sucede!? -Preguntó asustado y solté una carcajada. Él me miró enojado pero le duró poco, ya que comenzó a reírse conmigo. -Maldición, me estaba durmiendo.

-Y yo me estaba muriendo de miedo. -Dije y coloqué mi cabeza en su hombro, no quería seguir viendo la película, me daba mucho miedo.

-¿Quieres que te abrace? -Preguntó sentándose bien en el sofá, ya que había quedado casi acostado.

-Sí. -Respondí avergonzada. Me gustaba este tipo de intimidad que estaba teniendo con Justin.

Él se pegó más a mí y colocó su brazo por encima de mis hombros. Coloqué mi cabeza en su musculoso brazo y suspiré cerrando los ojos. Sentí como él se movió un poco, haciéndome abrir los ojos, pero al abrirlo, su rostro estaba a centímetros míos.

-Te quitaré el miedo con un beso, Paris. -Dijo y pegó sus carnosos labios a los míos, dejándome sin aire y con mucha emoción en mi interior.

Maldición, quería a este Justin por toda la eternidad.

Seducción y Pecados. ➵ j.bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora