Paris'S POV.
Movía mis piernas rápidamente por los nervios que tenía. Hoy era el día, y no estaba preparada.
Aún no sé como haré el show privado, y encima habrá sexo. Nunca había tenido sexo durando un show.
Miré mi figura con la ropa interior ya puesta en el espero de cuerpo entero, y me gustó lo que veía. Me coloqué la bata de seda y sonreí. Espero que al señor de traje le guste.
Me quité la bata y comencé a ponerme mi ropa. Ya tenía que salir, y sino llegaría tarde, y no quería perder mi trabajo solo por llegar tarde.
Ya lista, tomé mis cosas y salí de mi habitación. Me dirigí a la sala donde creí que estaba mi hermana, pero no era así, solo había una nota.
La tomé y decía "Paris, he salido con unas amigas, luego nos vemos, te amo".
La volví a dejar en su lugar y salí de mi casa.
Caminé hacia la parada del bus y me senté en una banca que había allí. Las manos me sudaban de una manera horrible de los nervios que tenía y sentía que en cualquier momento me desmayaría.
¿Por qué estoy tan nerviosa? Por el simple hecho de que nunca he hecho esto, y nunca creí que lo haría.
Yo a esta edad me imaginaba en la universidad, estudiando administración de empresas, no vendiendo mi cuerpo por dinero.
Suspiré quitando mis ganas de llorar y me levanté al ver que venía el bus. Espero poder prepararme un poco psicológicamente para dentro de unas horas.
{...}
Tomé mi vaso de agua y lo dejé sobre la mesa de mi lugar de preparación.
Me miré por última vez en el espejo, y me gustaba lo que veía.
Nunca tuve mal cuerpo, siempre me gustó el cuerpo que tenía. Linda cintura, lindos pechos, pequeños, pero lindos, y lindo trasero. No podía pedir más.
Lo único que podía pedir, es que fuese contemplado por una persona que me desease, no por hombres que buscan algo que los caliente para hacerse una buena paja.
-Paris. -Me llamó mi jefa sacándome de mis pensamientos.
-¿Qué? -La miré.
-Ya dentro de poco llegará nuestro querido Justin.
-¿Justin? -Pregunté confusa.
-Sí querida, Justin Bieber. Ha pagado miles de dólares por tenerte. Tú tendrás la mitad, si es que le gusta lo de esta noche y se va satisfecho.
-Bien. -Respondí con un hilo de voz.
No puedo creerlo, así que ese señor es Justin Bieber. No lo conozco mucho, ni sé quien es. Pero sé que es millonario, ya que todas las que trabajan aquí hablan de él de vez en cuando.
Es raro que haya pagado tanto por mí, cuando existen tantas mujeres hermosas y dispuestas a tener sexo con él en este lugar.
Miré el reloj de pared, y la hora marcaban las 11:30 PM. Tenía diez minutos antes de ver al gran señor Bieber.
Me coloqué mis zapatos, até la bata de seda azul, tomé mi bolso con maquillaje y salí de allí para dirigirme a la habitación que había pedido el señor Bieber, que era una de las más caras de aquí.
Esto era un edificio, que tenía abajo los salones para bailes públicos, más arriba abitaciones para bailes privados, y en el último piso, habitaciones para bailes privados y sexo.
A esa tenía que ir yo, a la del último piso. ¿Sexo con el señor Bieber? Bien, el hombre no es feo, es muy atractivo. Por algo me he ido tan excitada de aquí.
Llegué a la habitación y la abrí con la llave que tenía. Me metí en el baño y comencé a retocar mi maquillaje. Me coloqué más labial, un poco de delineador y ya estaba lista.
Me tiré un beso en el espejo y reí.
Salí de la habitación, y comencé a prender velas que había por la habitación, cuando terminé, apagué la luz y admiré todo. Era un ambiente en el que podías follar tranquilamente.
Me senté en la cama y crucé mis piernas.
-Bieber, espero que al menos seas bueno en la cama. -Murmuré.
-Te aseguro que lo soy. -Se oyó que hablaron y me sobresalté.
En el marco de la puerta, estaba el señor Bieber. ¿En qué momento entró?
-No te oí entrar. -Dije parándome y él miró todo mi cuerpo.
-Ya no importa. Estás preciosa. -Dijo.
-Lo has elegido tú, te tenía que gustar de todos modos. -Respondí y él rió asintiendo.
-Tienes razón.
Tomé aire y comencé a caminar seductoramente hacia él. Me pegué a su cuerpo y comencé a jugar con el cuello de su camisa. Justin quiso colocar sus manos en mi cintura, pero las tomé rápidamente y las junté detrás de él.
-Sin manos señor Bieber. -Dije para luego comenzar a besar su cuello.
-¿Cómo sabes mi apellido? -Preguntó y gimió.
-Se le ha escapado a mi jefa. -Volví a besar su cuello.
Su piel era suave y tenía un olor esquisito. Me gustaría besar allí por un buen rato, pero tenía que seguir.
No sabía bien como hacer, pero haré lo que mi instinto me diga. Agarré su chaqueta de cuero y se la saqué, tirándola al piso.
-Quiero tocarte. -Gimió y me alejé de él para mirarlo.
-Eso no podrá ser. -Comencé a acariciar su pecho y comencé a jugar con un botón de su camisa, pero no la abrí.
Lo tomé de la mano y lo guié a la cama. Lo senté allí, y me alejé de él.
Me paré justo en frente suyo, y comencé a mover mi cuerpo sensualmente al ritmo de una canción inexistente.
Me acerqué a él nuevamente y acaricié sus brazos. Tocó mi pierna, y no pude decirle que no toque. Sus grandes manos erizaban mi piel.
Me alejé nuevamente, y me volteé para que me vea de atrás. Moví mi trasero repetidamente y oí como bufaba.
Cuando me volteé, su pene estaba afuera y su mano, estaba sobre el. Sí que la tenía grande.
Eso se sentirá bien adentro. Ahora pienso que no es tan mala idea un baile privado con sexo. Los dos disfrutaremos de esto.
Acerqué mis pechos a su cara, y los moví frente a él mientras él no dejaba de masturbarse. La situación, también me daban ganas de hacerlo.
Desabroché mi sostén, y dejé que las tiritas cayeran por mis hombros, pero aún no dejaba que mis pechos se vieran.
-Por favor, muéstramelos. -Gimió y cerró los ojos.
Besé su mandíbula y dejé que mi sostén cayera, dejando mis pechos al aire.
Minutos después, mi baile estaba llegando a su fin, y venía la mejor parte.
Hace unas horas, acostarme con él iba a ser un infierno, pero ahora que lo veo tan duro y grande, lo quiero.
Me acerqué a él y me senté en su regazo. Fui desabrochando su camisa poco a poco, y cuando estuvo completamente abierta, comencé a besar su pecho.
-Llegó el mejor momento. -Dije y comencé a moverme sobre él. Haciéndo que mis bragas mojadas se restrieguen con su dura polla.
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Seducción y Pecados. ➵ j.b
FanficSus caderas se movían de lado a lado volviendo loco a todos los hombres que la miraban. Pero un hombre en especial, delante de ella, no podía despegar los ojos de su cuerpo. Lo estaba seduciendo, lo estaba llevando al cielo, y eso no terminaba bie...