treinta y nueve

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Paris's Point of View.

3 meses después.

Terminé de secar un plato que había usado para el almuerzo y lo guardé. Salí de la gran cocina que tenía el penthouse y me senté en el sofá que daba al gran ventanal, el cual tenía una grandiosa vista de New York.

Hoy se cumplían exactamente tres meses que Justin me dejó ir por miedo al amor. Desde ese día no supe nada más de él y en mi interior siento un gran vacío de vez en cuando, lo extraño muchísimo. Nunca lo había demostrado, pero yo realmente lo amaba. Pero tendría que olvidarlo, supongo que él lo ha hecho conmigo.

Luego de ese día, me costó acostumbrarme a New York, pero es una ciudad magnífica que me recibió muy bien. El trabajo que Justin me había conseguido era como asistente de un empresario bastante conocido aquí. El hombre no era un viejo amargado y no me trataba mal, supongo que eso es por Justin, pero no me importa. Es un buen trabajo y tengo un buen sueldo. No puedo vivir de los miles de dólares que me dejó Justin.

Al mes de estar viviendo aquí, Scarlett se fue a Los Angeles y me enteré mediante una maldita nota que me dejó. Noté que no sacó dinero ni nada importante, así que supuse que fue a nuestro anterior departamento. Sinceramente no me preocupé en ir a buscarla, no la obligaría a perdonarme si ella no lo quiere. Que sea feliz junto a su bebé en otro estado completamente sola. Por más que me doliera todo esto, tenía que aceptar que ella no me perdonaría, así que no me haría mala sangre por ella.

Hoy, al fin después de tanto tiempo, viajaría a Colombia para poder ver a las personas que cagaron mi vida. Matt me ha entregado toda la información necesaria y podré viajar. No puedo esperar a tenerlos frente a mí para poder decirles todo lo que quiero decirles.

Me daba nervios ir sola, no conocía absolutamente nada de Colombia, al menos no el lugar al que iría. Quizá era arriesgado ir sin compañía, pero quiero afrontar esto sola. No sé que esperar del viaje, pero espero hundirlos más de lo que ya están.

El teléfono comenzó a sonar sacándome de mis pensamientos, así que me levanté del sofá y caminé hacia él para atenderlo. Pegué el tubo a mi oreja y hablé.

-Hola. -Saludé sin saber quien era. Fruncì el ceño al escuchar una fuerte respiración agitada del otro lado de la línea. -¿Quién habla? ¿Necesitas algo? -Pregunté.

-L-lo siento. -Fue lo único que dijeron y colgaron. Quedé paralizada mientras mis ojos se llenaban de lágrimas.

Esa voz. Esa maldita voz. Mierda, no podría olvidarla ni aunque pasen cien años. Mi cuerpo temblaba ligeramente y mi rostro estaba empapado de lágrimas. Justin habìa dado señales de vida luego de tres meses.

Miré sin poder creer a la pequeña pantalla del teléfono y sollocé. Intenté buscar el número por el que había llamado, pero el hijo de puta había puesto como número privado.

-¡Mierda! -Exclamé tirando el teléfono sobre el sofá y tapé mi rostro con mis manos.

Él no tenía derecho a aparecer después de meses y hacerme llorar. Sé que ésto último no lo hizo con intención, pero yo soy una imbécil que aún no lo supera.

Sacudí mi cabeza luego de unos segundos y tomé una profunda respiración. No tenía que seguir así, él quiso hablar conmigo y se acobardó, que se joda por eso. Yo ahora haré como que nada pasó y seguiré normal.

Miré la hora en mi reloj de muñeca y suspiré al ver que ya casi era hora de ir al aeropuerto. Caminé hacia mi gran habitación y tomé mi maleta. Volví a la sala y la dejé allí. Agarré mi mochila y verifiqué que todo estuviera aquí dentro.

Seducción y Pecados. ➵ j.bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora