quince

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Justin's POV.

Caminé rápidamente hacia la calle donde estaba estacionado mi auto y me subí en el. Verifiqué que no haya ninguno de los hombres de hace un rato mirándome y tomé mi celular del bolsillo de mi pantalón.

Maldición, Paris nunca se tendría que haber enterado, esto no lo sabe nadie. Para la gente que me conoce soy un maldito empresario, no un narcotraficante. Ahora ella no me querría ver más, y no podría terminar mi plan que tenía con Scarlett.

Intenté seguir a Paris, pero en un momento la perdí de vista, no le insistí más, no quería que se enojase más. Tenía que planear algo para que me vuelva a hablar, no sé qué, pero algo se me ocurriría.

Golpeé el volante de mi auto frustrado y marqué el número de Alexander, mi socio en el narcotráfico. Encendí el auto y comencé a manejar mietras ponía el celular en altavoz y lo dejaba a un lado.

-Bieber. -Se oyó del otro lado de la línea cuando atendió.

-Alexander, he tenido un problema. -Dije y doblé en la esquina. Tenía que ir a mi casa e intentar arreglar esta mierda.

-¿Qué ha sucedido? ¿Algo con la entrega de la semana pasada? -Preguntó.

-No, no hubo problemas con la entrega de la droga. El problema es que estaba caminando con alguien por el parque, y del otro lado estaban los hombres de Granger observándome.

Granger era en narcotraficante que se creía que era el más grande del mundo, pero eso no era así. La cosa es que yo le vendí droga y él no me la terminó de pagar, entonces manda a sus hombres para que me asusten y no le cobre la deuda que le quedó. Pero no me asustan en lo más mínimo, y yo cobraré ese dinero que me debe. Mis hombres daban mucho más miedo que esos flacuchos que se creen malotes.

-Mierda Bieber. ¿Qué quieren ellos ahora? -Preguntó.

-No lo sé, pero eso no es lo que me preocupa ahora. Yo estaba paseando con una chica por el parque. ¿Entiendes eso? Ya la vieron y puede quedar involucrada. -Bufé.

-Así que caminando con una chica por el parque. -Rió y rodé mis ojos.

-Cállate, no es lo que piensas. Ponte serio y concéntrate en el tema. -Dije.

-Bien, en un rato iré a tu casa, allí veremos que hacer.

-Bien. Adiós. -Me despedí y corté la llamada.

Dejé el celular en el asiento de copiloto y me dispuse a manejar más rápido para llegar a mi casa. No voy a negar que tenía miedo de que algo le pase a Paris por esto, ella no tenía nada que ver conmigo, sólo era una prostituta con la que me acostaba.

{...}

-Mira Bieber, lo que podemos hacer es meter a la chica con nosotros a la fuerza. -Dijo y negué con la cabeza.

-No podemos hacer eso Alexander.

-Sí podemos. Encima es prostituta, nos serviría mucho más para poder hacer que los clientes se diviertan. O para sacarle información a alguien, piénsalo. -Dijo y asentí, eso era verdad, pero el problema era que yo sólo la quería como mi prostituta.

-No lo sé, tendría que pensarlo. -Dije y saqué una caja de cigarrillos del cajón de mi escritorio. Tomé el escendedor y lo prendí.

Me levanté de mi silla y abrí la puerta del balcón, salí un poco y le di una calada al cigarrillo, el cual me calmó rápidamente, esta mierda era buena al momento de calmarte.

-Ah, me olvidaba de decirte. Tenemos un pedido de dos kilos para dentro de dos semanas. -Dijo y asentí.

-Está bien, llama a David para que los prepare y pásame los datos del cliente. -Dije y él asintió.

-Está bien Justin. -Respondió y siguió investigando algo en su computadora.

Me asomé al barandal del balcón y me apoye en el. Ver Los Angeles desde aquí me tranquilizaba también, pero no por completo. Me daba miedo tener que meter a Paris en esto. Ella por más que tuviera un trabajo de mierda y pensaran que era una mujer dura, era una mujer indefensa que tiene miedo del mundo. Esto no era para ella.

Dudo que quiera hablarme luego de esto. Maldición, era difícil mujeres buenas en la cama como ella que te dejaran completamente satisfecho.

El celular que tenía para el trabajo sonó desde mi oficina haciéndome sobresaltar. Entré a la oficina y lo tomé, lo coloqué en altavoz y atendí, era un número que no tenía agendado.

-Diga. -Dije cuando atendí.

-Bieber. -Dijeron del otro lado y apreté la mandíbula. Era Granger, hijo de puta.

-Granger. -Escupí enojado. -¿Para cuando estará mi dinero? -Pregunté y Alexander rió en voz baja.

-¿Tu dinero? No lo sé, creo que lo perdí. -Rió y apreté mis puños.

-Mira idiota, tienes una semana más, y sólo porque soy generoso. Si no tengo mi dinero en una semana, la pasarás mal. -Advertí.

-Bieber, no me das miedo. Tú no me amenaces, porque si lo haces, tu noviesita la pasará mal. Por cierto, que hermosa que es. -Dijo y apreté mis dientes.

-A ella no la metas en esto. -Dije.

-¿O sino qué? -Preguntó con voz amenazadora e iba a responder, pero Alexander me hizo una seña para que cerrara la boca.

-Te lo diré por última vez Granger, quiero mi dinero en una semana. -Dije y corté.

Le di una calada a mi cigarrillo nuevamente  y cerré mis ojos frustrado. Tendría que arreglar esta situación y sacar a Paris de esto, podrían hacerle muchas cosas por esto, y lo peor de todo, podrían matarla.

Seducción y Pecados. ➵ j.bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora