Sus caderas se movían de lado a lado volviendo loco a todos los hombres que la miraban. Pero un hombre en especial, delante de ella, no podía despegar los ojos de su cuerpo.
Lo estaba seduciendo, lo estaba llevando al cielo, y eso no terminaba bie...
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Habían pasado ya dos meses y todo había vuelto a la normalidad. Justin tenía visitas de vez en cuando para verificar que no había vuelto a nada ilegal y todo salía en perfectas condiciones. Justin se había alejado por completo de la vida esa, ahora sólo seguía con sus negocios legales, los cuáles todos estos años estuvo administrando Alex. Por eso mismo el dinero nunca se les acababa.
Ahora mismo se encontraban en Marbella, España. Justin no quería seguir encerrado en Canadá por el frío que hacía, necesitaba sentir al fin el viento cálido y la libertad. Así que por eso decidió que todos viajaran a ese hermoso lugar.
Justin se encontraba sentado en la arena mientras tomaba una cerveza junto a Alex. Estaban conversando pero estaba más concentrado mirando a Paris jugando con Ginger.
-Me gustaría que me prestaras atención idiota. -Dijo Alex pateando arena hacia él.
Justin bufó sacudiéndose las piernas y lo miró.
-Lo siento, no puedo dejar de mirarla. -Suspiró.
-Sé que estas enamorado de ella y te vuelve loco, pero deja de mirarla por un segundo. Puedes mirarla cada noche mientras duerme a tu lado.
-Que profundo. -Justin soltó una carcajada y tomó un sorbo de su cerveza.
-Sólo intentaba decir con delicadeza que me empieces a escuchar un poco. -Puso sus ojos en blanco. -Pero ya que Paris es el centro de atención, ¿piensas pedirle matrimonio? -Preguntó.
-¿De qué me estabas hablando antes? -Preguntó Justin luego de tragar grueso.
-Oye, ahora no ignores mi pregunta. -Volvió a lanzarle arena.
-No sé, creo que es muy pronto para eso. -Respondió Justin nervioso.
-Luego de todo el tiempo que perdieron yo no perdería más, pero es sólo una opinión. -Elevó sus manos.
-Lo sé, tengo que pensarlo. -Justin se rió.
-¡Mira papá! -Exclamó Ginger a unos metros y Justin la miró. -¡Tengo un castillo de arena!
Ginger le había comenzado a decir papá poco después de conocerlo luego de ver que se besaba con su madre, porque a Alex nunca le dijo papá. Paris se puso incómoda por la reacción de Justin, pero a él no le molestó. En cambio sintió una especie de emoción en su pecho. Y desde ese momento Ginger lo tratá como un papá.
-Está hermoso nena. -Dijo levantando sus pulgares.
Ginger quiso levantar uno de los castillos para llevárselo, pero en el intento se desarmó por completo. En pocos segundos se comenzó a oír el fuerte llanto de la niña.
-Ve a consolar a tu hija. -Dijo Alex golpeando la espalda de Justin y éste sonrió.
Dejó su cerveza a un lado y se levantó para caminar hacia Paris, quien tenía a Ginger llorando fuertemente entre sus brazos. Se agachó a su lado y la tomó en brazos.