Era difícil de explicar las actitudes de Robert Kingsley con la chica Marjorie Finn. Fue uno de los primeros pensamientos de ella cuando las insinuaciones no tardaron en aparecer. Era inexplicable. Cualquiera actitud que el hiciera llevaba a Marz a otro mundo, a otro universo tan extenso, misterioso y maravilloso, con tan insuficiente tiempo para explorarlo. También era algo inexplicable porque entre tantas chicas, miles, en todo el mundo el decidió escogerla a ella, obsérvala, cortejarla, abrazarla, susurrarle, bailar junto a ella.
Interrogantes tan frecuentes y con tan escasas respuestas, ninguna sugerencia de su cerebro con respecto a ello era tan convincente, ninguna tan concreta, ninguna tan lógica, pocas alcanzaban acercarse y apenas tocar un poco esa referencia.
Con lentitud empezaba a comprender porque las chicas caían con tanta rapidez a sus pies; el las hechizaba.
La manera en que sus ojos se enfocaban hacia que se perdiera en ellos, la forma en que su voz se hacía grave y a la vez tan suave como la seda, el dulce rozar de la punta de sus dedos.
Pensar en ello era tan inevitable. Y eso era lo que estaba haciendo ahora. Pensar en él.
Salió del camerino cuidadosa sacudiendo un poco el polvo que había en sus ropas, las que si eran suyas. Jackson, su manager, le hizo una seña para que le siguiera hacia la salida.
—¿Hay alguna otra cosa que tenga que hacer hoy? —pregunto ella. Sus botones de su camisa estaban desabrochados por lo que comenzó a ajustarlos.
Jackson negó.
—Estaba la entrevista-café junto a sunset interviews, pero se ha visto cancelada. Pobre chica, al parecer es varicela —articulo con lastima. Marz, a pesar de sentirse mal por la pobre chica evitar aquel brinco de felicidad en su interior era difícil. El día seria para ella sola. Con Ariana también, si esta aparecía entre las tinieblas entonces.
—Bien, entonces... iré a hacer unos asuntos. Te dejare el día libre.
Jackson brinco de felicidad esta vez, claro en su interior, en lo más profundo de su ser. Sonrió en forma de agradecimiento despidiéndose de ella con su pintoresca y particular despedida militar aquella que siempre ellos realizaban, Marz soltando pequeñas risas le envió en beso al aire y el susodicho simulo atraparlo con sus manos para después desaparecer por el pasillo, seguramente hacia estacionamiento del estudio.
Se quedó de pie unos minutos pensando. ¿Qué podría hacer? Tenía tanto tiempo, tanto dinero, que eran los necesarios para llevar a cabo ciertos deberes, ella los tenia ambos, pero ahora la pregunta de qué hacer rondaba en su cabeza.
Mordió su labio y sonrió para sí misma, el foco se ha encendido.
(...)
El tiempo pasó. Demasiado rápido, para ella fue así ocurrió. Como si el tiempo fuera un reloj de arena y cada pequeño granito cayera al vacío rápidamente, agotándose. Pero en cierta forma, el resultaba lo compensaba.
Lo último de su lista era visitar a Ariana. Hoy se encontraba estudiando algunas medicinas nuevas, ella se lo había mencionado y junto a ello también que no la distrajera; habría de enfrascarse completamente en ello. Pero era necesario verla, así que rompería la regla con intención. Marz llego blanco . Al que ella había contribuido en repetidas ocasiones, regalándose muchos objetos de lujo a los que Ariana se negaba pero dejo de hacerlo cuando Marz le hablo, entrando a un estado rápido de depresión:
"No quiero tanto dinero para mi sola. No tengo más familia, creo que solo te tengo a ti"
Ariana calló abruptamente ante eso, entonces sus brazos rodearon su cuerpo en un abrazo lleno de amor y calma, mientras Marz de forma inesperada lloraba desconsoladamente en su hombro.
ESTÁS LEYENDO
Wildest Dreams
Fanfic////// EN EDICIÓN ////// ―Nadie tiene que enterarse de que hacemos ―murmuro ella, agitada. Una sonrisa fue apareciendo lentamente en sus rosados y suaves labios, volvió a tomar el rostro de ella entre sus manos. Ajuntando sus narices, un acto de du...