―Estas perfecta...
Marz sonrió al escuchar los amables comentarios de Theo. Desde que el la observo llorar en silencio tomo en serio el papel de guardaespaldas que se le había implantado. No solo se ocupaba de que la pequeña Marz se encontrara en perfectas condiciones, sino que también no la hacía sentirse sola. Al llegar al campamento tuvieron que pasar por las diversas miradas que se posaban solo en ellos, todas eran diferentes pero tenían algo en común: Curiosidad.
Tanto la chica de sensible alma como el chico de ojos verdes decidieron dejarlo pasar y hacer como si nada ocurriese. Dejaron de atormentarse y Theo le había susurrado a Marz para consolarla "La gente quiere decir lo que quiere decir, y esta, también quiere pensar lo que quiere pensar" La frase era buena, Marz lo admitió y Theo se sintió halagado ante el comentario positivo de Marz.
―¿Estás seguro? ―pregunto ella alzando una ceja, se miró una vez más en el espejo y soltó un suspiro― Este era de mi madre...
Las palabras quedaron el aire y Theo por otro lado, siempre sentía algo de nostalgia. Como era posible que una persona tan tierna, tan hermosa, tan viva estuviera viviendo una vida no buena para ella, Theo insistía en que había cosas mejores que la actuación. Marz se merecía algo más que una simple ciudad con cámaras a cada esquina de su hogar, algo más que personas llenas de hipocresía que solo buscaban beneficiarse de ella o hundirla, algo más que un chico de ciudad que no tenía en claro lo que quería, eso pensaba Theo, pero decidió callárselo. Lo menos que podía hacer era transformar un horrible momento en uno hermoso para su memoria, mente y alma.
―Te ves hermosa así, ahora y siempre.
Esta vez, ella le creyó. No podía dejar de sonreír como si fuera a su primera cita y sus pies comenzaron a girar, soltaba pequeñas risas mientras daba vueltas en la habitación como una chica con un nuevo vestido, este pequeño y blanco lindo vestido vintage hasta arriba de sus rodillas y con un único pensamiento, el de su decisión, el de Robert. Tantas vueltas en su cabeza la llevaron a parar finalmente. Ella había decidido amarlo. No importaba nada, ya estaba perdidamente enamorada de él y pensó que el también sentía algo por ella, pues no era ella la única que hacía algo para acercarse. Se sintió como si por fin de tanta angustia pudo tomar un respiro verdadero, decidió darle su corazón entero a él y cuando se lo dijera, ella ansiaba que dijera lo mismo.
―¿Estas segura? ―pregunto Theo una vez más en el día, Marz mordió su labio mientras se detenía a tomar su bufanda blanca que colgaba entre sus manos.
―Si ―murmuro―. Creo que lo he pensado mucho, Theo. No más complicaciones. Yo misma me la había puesto, solo quiero... que pase. Nunca sabría cómo esto terminaría sino me arriesgara.
―Si lo sé, es solo que... ―callo de repente. Como si le dolieran las palabras, soltó un profundo suspiro―. Temo por ti.
―Que tierno eres, Theo...
―No ―negó con su cabeza―. No lo comprendes, es serio. ¿Estas segura de que puedes confiar en él?
―Más que nunca ―alzo su cabeza para mirarlo―. Sobre todo hoy, y no sé por qué exactamente.
―Pero y si...
―Oh, vamos Theo ―bufo ella. ¿Todos creerían que tan mal iría?―. Se lo que hago, sé que temes por mí, pero creo que puedo con esto ¿Si? ―se acercó a él con pasos decisivos. Tomo sus manos y le hizo mirar a los ojos, era esto lo que hacia Marz con Ariana cuando quería que ella pudiera confiar completamente. Los dedos de Theo eran algo ásperos y tiesos, como si pasara miles de horas trabajando, cargando y construyendo. Pero su alma y su miedo seguían allí, podía sentirlo, Marz miro a través de esos profundos ojos verdes―. No me pasara nada, te lo prometo.
ESTÁS LEYENDO
Wildest Dreams
أدب الهواة////// EN EDICIÓN ////// ―Nadie tiene que enterarse de que hacemos ―murmuro ella, agitada. Una sonrisa fue apareciendo lentamente en sus rosados y suaves labios, volvió a tomar el rostro de ella entre sus manos. Ajuntando sus narices, un acto de du...