Capítulo 20: "Deseos"

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Marz estaba nerviosa, y en la vida puede haber dos tipos de nervios, el bueno y el malo, gracias a Dios se ubicaba en el bueno. Ella se encontraba curiosa y su mente divaga al pensar en lo que hacía Robert, y no dejaba de hacerlo. En el desayuno junto al cast, él no se presentó, aumentando la curiosidad de ella, porque si se trataba re Robert, él estaba lleno de sorpresas. No sabía si fue a actuar pero debió hacerlo, cuando ella fue llevada al lugar a donde grabarían no le vio, no aparecía por ningún lado, y sus ojos iban a parar en diferentes direcciones.

"Estas perdiendo la cordura, Marz, relájate" pensó ella.

Pero necesitaba de él, jamás pensó necesitar tanto a alguien, lo necesitaba justo allí, junto a ella. Las grabaciones se afectaron un poco debido a la desconcentración de Marz, pero aun así fueron terminadas a tiempo. Por un momento, ella creyó que Dave perdería la paciencia y liberaría su verdadero ser, alguien amargado y con una actitud pésima a quien no soportaría por ningún minuto, cuando parecía explotar el no apretaba el gatillo, intentaba controlarse. Quizás era por la película, por temer de que Marz se fuera porque, el sabia, que ella era capaz de hacerlo y dejarlo allí. Pero más que por la película, era por las ganancias que se llevaría. Sin película no hay público, sin público no hay ganancias, y no tener ganancias significa que no hay dinero.

―Excelente, terminamos por hoy, buen trabajo chicos ―exclamo Dave algo cansado, Marz bufo mientras tomaba sus cosas, ya iba a anochecer, el atardecer estaba y pronto el sol se iría. La limosina ya estaba lista para esperarla y llevarla a la ciudad. Robert no aparecía y comenzaba a decepcionarse un poco. Siempre hay un momento en donde se pierden esperanzanas, ella aun no las perdía pero... se agotaban muy rápido.

―Señorita Finn ―le llamo el chofer. Una parte de ella, estaba atada al lugar, pensaba que si se quedaba un poco más... aparecería, pero la realidad le golpeaba y sus pies caminaron por obligación hacia la limo, llevándola a su habitación en su hotel.

"Que estúpida, de verdad creí que estaba haciendo algo para mi" pensó.

El trayecto hacia la ciudad fue tan deprimente, y lo único que planeaba hacer ella al llegar, era tumbarse en su cama y dormir, eso le hacía olvidarse de muchas cosas. Olvidarse de las ilusiones, olvidarse de las decepciones, olvidarse de todo, tratar de olvidarse de él, al menos solo por un momento. Mientras en cabizbaja estaba, el chofer le abrió la puerta. Marz sentía que todas sus articulaciones le pesaban y la decepción aun le invadía, le sentía como una pequeña navaja clavada en su corazón. El chofer volvió a entrar al auto y se perdió entre las calles, Marz le vio irse y deseo hacer lo mismo, perderse. No estaría mal hacerlo algún día. Ella tomo la perilla para entrar al hotel e iba a entrar pero el sonido del claxon de un auto le hizo volverse. Se alivió tan rápido y las sensaciones de decepción se desaparecieron tan pronto, no pudo evitar sonreírle pues allí estaba el. Robert conducía una camioneta verde y lucia igual de guapo como siempre. Marz sintió unas terribles ganas de abrazarle. ¿Qué le hacia este chico? Despertaba en ella emociones hermosas y tan vivas que jamás había experimentado.

―¿Qué esperas? Sube ―le ánimo, Marz sonrió y camino presurosa hacia el auto, abrió la puerta y se subió al auto―. ¿Estas lista, hermosa?

"Dios, me llamo hermosa, me llamo hermosa, moriré... espera, yo no digo esas cosas"

Robert marco un antes y después en su vida, eso era seguro.

―Si ―murmuro tímida y sonriente a la misma vez. Robert le devolvió la sonrisa y arranco el auto―. ¿A dónde iremos?

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