Sonreír para Robert fue inevitable para cuando Marz soltó pequeñas risas entre sus labios. Ella sentía su corazón palpitar con fuerza, se sentía viva y cada tacto de él hacia ella le hacía temblar un poco. El beso había sido detenido solo hace unos pequeños segundos y las gotas de lluvia comenzaban a amenazaban con caer más fuerte esta vez, acompañadas de una fuerte ventisca que sacudía los árboles.—Deberíamos —rio—... Bueno, está lloviendo más...
—Si —le acompaño risueña—. Dios, mira...
El estruendoso sonido del trueno fue tan oscuro y tenebroso que hizo a Marz encogerse sintiéndose desprotegida, pero fue solo por unos segundos hasta que se vio envuelta en los brazos de Robert, cálidos y fuertes. Ella sonrió en medio de la lluvia mientras siendo guiada por el corría a su lado a cualquier lugar en donde pudieran alejarse de la tormenta perfecta. Y pesar de disfrutar del calor que emanaba su cuerpo, un frio escalofriante le acariciaba suavemente.
—Vamos, allá esta mi tienda...
Marz no dijo nada, en lugar de ello se limitó a asentir y caminar hasta la tienda notando como la fiesta de despedida no estaba arruinada del todo.
Se habían reunido todos en una de las tiendas, cantaban canciones bajo una tranquila fogata, bebían, sonreían, aun cuando habían situaciones que empeoraban o dificultaban los días, siempre habría algo para seguir disfrutando de el. Los ojos de Marz se desconectaron de la escena cuando sintió la mano de Robert en su cintura, guiándola a entrar a su tienda y por un momento se pregunto si alguien los habría visto y si eso ocurriera... ¿Que pensaría esa persona?
Los pensamientos fueron interrumpidos al entrar en la tienda. El aroma de Robert deambulaba por cada rincón del lugar y un poco de calor le dio ia bienvenida.
Era casi igual como su tienda, pero sin sus pertenencias, todo ordenado tranquilamente y casi vacía... casi desalojada.
Podría decirse que ella se dio a si misma una bofetada mental. Casi no recordaba el hecho de que literal, hoy, era su último día en África. El día siguiente volverían a california y terminarían con la última escena de la película. Se abrazó a si misma mientras observaba el lugar, brindandole toda su atención a cada mínimo detalle.
—Ten, esto te debe quedar —Robert estaba totalmente empapado, de pies a cabeza, algunos cabellos estaban apegados a su frente y él se encontraba sonriendole suavemente, su mano extendía una camiseta blanca, claramente no de ella. Negó rápidamente.
—No quiero ser molestia, yo...
—Vamos, póntela —le insistió— Debes estar muriendo de frio. Además, sabes que te queda mejor que a mí.
Había perdido muchas batallas contra él y esta no fue la excepción. Tomo con nerviosismo la camiseta ante sus insistencias, era sedosa entre sus dedos y terriblemente acogedora.
—El vestidor esta por allá... —dijo él victorioso.
Dándose por vencida, dio pasos indecisos a aquellas puertas divisoras entre ella y él, oponiéndose a todo contacto visual por lo tanto también cualquier vista de su cuerpo. Con cuidado ella se despojó de su vestido bajando el cierre.
—¿Sabes? No puedo creer que el tiempo pase tan rápido —comento Mar sin creérselo aun. Tomo su vestido y lo extendió en el pequeño perchero para que se secara un poco.
—Si... —murmuró él— hace unos días estaba solo firmando el contrato para la película y ahora... ya estamos terminándola.
Marz no contesto. Se sentía muy nostálgica como para hacerlo. Deshaciéndose de su sostén procedió a colocarse la camiseta de Robert, le llegaba por sus muslos y prácticamente pensaba sentirse desnuda si salía de su escondite. Pero había decidido no tener más timidez con él, era suficiente y la desición ya estaba hecha. Salió del vestidor.
ESTÁS LEYENDO
Wildest Dreams
Fanfiction////// EN EDICIÓN ////// ―Nadie tiene que enterarse de que hacemos ―murmuro ella, agitada. Una sonrisa fue apareciendo lentamente en sus rosados y suaves labios, volvió a tomar el rostro de ella entre sus manos. Ajuntando sus narices, un acto de du...