Una semana después.
Con el tiempo, aprendes a sobrevivir las críticas de los demás. Su ignorancia, sus miradas despiadantes y su indiferencia dentro de un tiempo jamás volverán a importar después de que te sientes completo. Pero cuando sencillamente cuando alguien que ocupa un lugar en tu corazón lo hace, es como si una parte de ti se quebrara.
No importa si apenas es una grieta lo que se forma; duele.
Duele como nada en el mundo, y hay muchas pruebas de ello, personas que aun después de todo siguen de pie.
Justo ahora Marz sentía cierta pizca de envidia hacia ellos. Parecían completos, limpios, sin un rastro de aflicciones, su amiga Ariana era una de ellos ahora. Y ella... bueno, ahora formaba parte del club de los corazones destrozados, club del cual ella esperaba salir pronto o solo no sentir nada que le implique pertenecer allí.
Oh... este club según Marz se divide en dos.
Los corazones destrozados para siempre (Sin vuelta atrás, para siempre y por siempre y sin ningún tipo de remedio)
Y luego los corazones destrozados con esperanza (Aquellos a quienes se les rompió el corazón en miles de pedazos, pero luego quien fue el culpable del desastre abre una ventana de posibilidades)
Marz era del segundo grupo, y no negaría que se sentía algo ridícula al crear un club en su mente y luego dividirlo como según sus pensamientos la guiaban. Era causa del aburrimiento y en realidad, la señorita Finn después de los incidentes ocurridos con el señor Kingsley ha contado con un incesante estado de depresión. De repente, su cama se volvió su mejor amiga, la comida había perdido el sabor y no le encontraba sentido alguno respirar siquiera.
¡Pero qué melodramática!... algunos habrán pensando.
No, señores, no. En realidad al ser una chica tan sensible y que todo esto le pasa por primera vez (primera vez por un chico) es un golpe fuerte. Añadiéndole de igual modo, que se enamoró fuerte y perdidamente de él.
Marjorie Finn ha tenido momentos depresivos pero jamás habían tenido la imprudencia de llegar a ese nivel, la misma chica sabia controlarse, pero por un amor, era casi imposible detenerlo.
Sentada en su tocador luego de haber rebuscado entre cajones su cepillo se miró fijamente al espejo.
Estaba horrible.
Físicamente había perdido todo lo que a ella le consideraba una parte linda de sí misma. Sus cabellos estaban algo desordenados por lo cual decidió ajuntarlos en una coleta, sus labios estaban blancos y sus ojos no tenían color alguno.
"Parezco un muerto" pensó y suspiro.
—Nada es para siempre... respira, cree en ti, tus sobrinos merecen más tiempo, distráete, olvídalo a él... pero...—sacudió su cabeza— no, olvídalo... tres, cuatro, uno, el apellido de Bryce es Robinson, Ariana podría quedar bien con él, ambos se merecen lo mejor, desafortunadamente no se podrá, se odian... trece, doce... y yo, soy Marz.
—Por Dios, deja de hacer eso —se quejó Robinson al entrar en la habitación. Ella le miro a través del espejo y suspiro de alivio.
"Gracias a Dios, no trajo al psicólogo"
Y de eso fue una pequeña discusión que ocurrió ese mismo día.
—Estoy bien —se quejó ella, fue la enésima vez que lo dijo, y quizás también la enésima vez en la que sus amigos no le creyeron. Ariana bufo.
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Wildest Dreams
Fanfiction////// EN EDICIÓN ////// ―Nadie tiene que enterarse de que hacemos ―murmuro ella, agitada. Una sonrisa fue apareciendo lentamente en sus rosados y suaves labios, volvió a tomar el rostro de ella entre sus manos. Ajuntando sus narices, un acto de du...