12. Chica, estás tan fría...

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Ansel.

Trato de rebobinar el tiempo y detenerlo en el momento exacto en que comenzó todo. No me refiero a mi vida en sí, sino quién entró en ella, más bien la invadió, porque una persona no tiene derecho alguno a entrometerse en tus metas o lo que sea que estés planeando para arruinarlo todo. Una persona debe aceptar el hecho de que el otro no la quiera, no cagarla más. Y eso es lo que ha hecho Sky. Cagarla hasta el fondo, porque no hay ni un solo minuto en el que me deje en paz o deje de mirarme. Exactamente, cada horario, cada paso, ella está detrás de mí y no logro saber cómo es que llegó a pasar. Sé que se siente atraída por mí, pero, ¿desde cuándo? ¿Cuando me vio por primera vez bajar del camión de mudanzas? ¿Cuando fui a su primera fiesta de cumpleaños a los doce? ¿Cuando le obsequié esa estúpida muñeca de porcelana que todavía conserva en su habitación, la que mi madre me obligó a darle? ¿Cuando aparecí en su escuela? Simplemente hay tantos años que repasar y muchos que quiero olvidar...No logro quitarme este peso de encima. No logro alejar a Sky porque ella prácticamente ha tomado el control de todo ahora y parece complicarlo de nuevo, pero de una manera extrañamente increíble.

Me pareció extraño el hecho de que no se sentara como hace a diario detrás de mí, me vigilara si estoy con alguna chica, o simplemente hablara. Ha estado evitándome, y no me equivoco, porque cuando salí de la clase de historia, ella no paso delante de mí en ningún momento, y cuando menos lo esperé, se escabulló por la segunda puerta del amplio salón.

Estúpida doble puerta...Pero es por mi causa. Yo le dije que se alejara de mí, y luego la destrocé, pero no pude evitar consolarla cuando tome mi instrumento aquella noche.

—Es injusto.

¿Qué no es así el ciclo de la vida? ¿Donde se repite la rutina todo el tiempo? ¿Por qué todo tenía que cambiar?

Recuerdo sus palabras <<Una última canción>>. Admito que eso fue tan doloroso como triste para mis oídos.

Recuerdo la primera vez que toqué para ella. Tenía doce años exactamente cuando comencé a alejarme después de besarnos. Todo comenzó a desmoronarse. Mis amigos se enteraron de los rumores que se esparcían por los pasillos de la escuela y no dejaron pasar la oportunidad. Se burlaron de mí por besar a la rata de biblioteca. Se burlaron de mí por ser un perdedor y ''bajar a un nivel tan bajo como el suyo''. Sabía que pronto se desharían de mí y no tendría a nadie más a quien acudir después de ello ¿A qué grupo pertenecería si no era a ese? ¿Cuántas humillaciones transitaría? En ese momento, tuve rencor y desprecio hacia Hunter por quitarme todo lo que pude obtener desde que llegue a Filadelfia. Buscarla hasta encontrarla en el armario del conserje, fue un grave error del que me arrepentiría siempre, o eso me dije a mi mismo hasta una noche, donde todo pareció ser demasiado irreal para mí.

Escuché sus gritos desde mi ventana y no pude evitar acercarme a esta para entender lo que sucedía. Entonces la vi arrojar cosas al suelo, bramar una y otra vez cuanto se odiaba a sí misma, decir que no quería regresar a ese lugar jamás. Después me atormentaron las lágrimas en sus mejillas y el sonido de la puerta de su habitación. Sabía que sus padres estaban preocupados, y decidí encargarme de la situación. Tomé mi guitarra y pensé en una canción que pudiera calmarla. Y lo logré. Ella me miró desde el otro lado, y lentamente se deslizó hasta el suelo. Cerró sus ojos y se abrazó a sí misma hasta quedar dormida. George y Elena se enteraron de ello unos días después y me pidieron que lo intentara de nuevo en caso de que tenga esa crisis otra vez. Accedí, y me arrepentí por todos mis pensamientos hacia a ella, pero no pude rebobinar el tiempo y pedir disculpas. Quería mi vida de vuelta, y Hunter no estaba incluida para nada.

—Sky sigue igual, Ansel —su padre suspira al verme—. Derek pudo lograr que salga de su habitación, pero de todas formas, se queda allí después de comer o hacer sus quehaceres—pasa una mano por su cuello—. Realmente me preocupa, muchacho. Su enfermedad está desarrollándose y temo que se haga daño a sí misma o tenga pensamientos que logren otro ataque de nuevo.

Trastornos: Mi extraordinario cielo [SIN EDITAR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora