23. ¡Apenas se su nombre!

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Nota: Debido a los constantes estudios y mi trabajo no encuentro el tiempo para los capítulos, por lo que estos se reducen en carácteres. Intento lo posible. Sepan disculparme. Gracias -M.

☀☀☀☀☀

El doctor Smith dijo que podía volver a la escuela siempre y cuando deje de asistir a mi ahora-antiguo-salón y me transfieran con el permiso de George a uno nuevo. Derek se vería obligado a hacer lo mismo para estar a mi lado -sigo sin entender la razón apesar de estar aliviada por su compañía-, y no realizaría actividad física mientras siga con los medicamentos que me asignaron -los que saben a jarabe de cereza-. Sin embargo, no creí que Ansel lo imitaría. Firmar unos cuantos papeles para poder sentarse conmigo, o al menos eso dijo: que buscaría una banca lo suficientemente cercana a la mía. De modo que, decidí no preguntar e ignorar ese hecho, así como todos los anteriores. Tendré que omitir estas extrañas actitudes para no exigirle demasiado a mi mente. Debo evitar el estrés a toda costa. Si me preocupo por cosas como esta, acabaré enloqueciendo. Eso dijo el doctor Smith una vez finalizada nuestra conversación y obtuve el alta.

Giro mi cuello unos cuantos grados hacia atrás para mirar por encima de mi hombro. Observo con determinación mi alrededor. Unos cuantos chicos pasan por nuestro lado, pero nadie más que ellos. Todo se encuentra vacío a excepción de nosotros y aquel grupo de cinco que me observa con asombro para después ingresar al edificio. Definitivamente, William se dirige a mí. No creo que sea una broma hacia Derek ya que es el adolescente menos estudioso que conozco. ¿Por qué ese apelativo entonces?

-¿Disculpa? -frunzo el ceño.

-Dije, "¿Aún no te exterminaron?" -sus brazos se cruzan sobre su pecho ejerciendo fuerza, como si quisiese demostrar algo. ¿Inferioridad?

-No lo entiendo. ¿Es algún tipo de chiste?

-¿Finges que no te importa? Si que has progresado, rata.

Parpadeo en mi lugar. ¿A qué se debe aquel agravio? Quisiera reprocharle por esa ofensa pero de repente, las manos de mi mejor amigo me sujetan y me empujan hacia atrás ocultándome detrás de su fornida espalda. Esta se encuentra tensa, marcando así sus omóplatos consiguiente de una respiración pesada. Esta escena no da una buena espina. Un mal presentimiento me abarca. ¿Me protege al ocultarme? ¿De quién? ¿De William? Imposible. No es como si fuera a atacarme o algo así. Es mi compañero de clase. No hemos cruzado palabra alguna desde que nos pusieron en el mismo salón. ¡Apenas sé su nombre! Se la pasaba con su pandilla de un lado a otro en el receso y molestaban a los de primero, pero no me los he cruzado o he tenido conflictos con sus amigos. Eso es lo que recuerdo antes de caer por las escaleras -o es lo que estiman.

-¿Qué ocurre? -insisto en que me deje ir, pero no cede a mi órden.

¿En verdad él es tan peligroso? Quizá, le conoce. Si...Eso debe ser, pero, ¿que tengo que ver yo?

-¡Compañero! -sonríe el castaño-. Imaginé que estarías con ella. Son como zapato y goma de mascar. Jamás se separan, ¿verdad?

-Vuelve a decir algo sobre ella y juro que te romperé la maldita cara -alzó la voz.

-¡Derek! -chillo sorprendida. Golpeo su espalda en un santiamén-. ¿Qué te sucede?

El campus se sume en un silencio absoluto. Una persona interrumpe en la confusa discusión que presenciaba. Camina con inseguridad hacia nosotros, lo que me desconcierta aún más. Se mueve con los músculos rígidos, siendo casi imposible el que pueda dar un paso. Su rostro muestra sorpresa y gran turbación. Sus labios tiemblan y sus ojos se abren como platos relucientes y brillantes. Aquellos ojos azules que no veía hace días. Aquellos que parecen nuevos ante los míos, porque nunca le he visto así. Ansel no es de los que muestran con facilidad sus sentimientos. ¿William será la causa? Es el único a quien ve ahora.

-Derek -murmuro cerca de su oído -. ¿Qué diablos sucede aquí?

Su rostro se gira hacia mí y se asegura de susurrar:

-El-palabrotas es un amigo que tenía en la primaria. Pelearon porque Evans descubrió que se revolcaba con su novia.

-Mierda.

En efecto, bajo mi deducción, esto es lo que sucede: William pasaba por aquí, haciendo quien-sabe-que, y se topo con nosotros. Como el palabrotas que es decidió molestar a sus antiguos compañeros por lo que Derek se enfadó y Ansel, quien venía detrás, lo descubrió y recordó hechos que ocurrieron hace un par de años -o eso asumo. Ahora, se enfrentan y yo, como es usual, me encuentro en medio de una típica pelea de chicos.

-Vaya, vaya -el agresor le sonríe con cinismo. Eso me hace enojar. ¿Después de tanto tiempo, cómo se atreve a hablarle así?- ¿Acaso viste un fantasma?

Ansel se detiene a unos metros de su figura. Es cuando me mira fijamente, y en cortos segundos, sus ojos parecen seguir un partido de ping-pong. Observa a William, y luego a mí. A William, y luego a mí. Ping-pong, ping-pong. Es entonces cuando los dedos de sus manos forman un puño a cada lado de sus caderas, sus dientes vibran con furia y su pecho se agita con rapidez al igual que mi desbocado corazón.

-¿Sigues tirando mierda a la gente, no es así?

-Sólo a quien lo merece.

¿Una indirecta?

-Deberías despreciarte a tí mismo, imbécil -gruñe en voz alta como si de un león se tratase.

-¡Oh, por favor! No me digas que estás de su lado ahora.

Definitivamente se dirige a mi dirección.

No hago mas que entornar los ojos. Esto es absurdo. Atacarme sin motivo alguno es tan ridículo. Debería volver a hacer su quien-sabe-que y largarse de una vez.

-No es algo que te interese. ¿Qué haces aquí? -bufa Ansel.

-Ya veo -ríe-. Las noticias no se propagan como antes -pronto, deja de emitir ese gesto gracioso que parece caracterizarle-. A partir de ahora, seremos muy, muy, cercanos.

-¿Qué quieres decir?

-He vuelto.

Mierda.

Mierda, mierda, mierda y más mierda. Eso significaría que...

-Salón 8-B, 5-E y 3-D -emite con el mentón en alto y aires de grandeza-. ¿No es fantástico?

-Hijo de-

Cubro la boca de Derek. Sé lo que dirá y por qué.

Ese, es nuestro salón.

-¿No hay una bienvenida para mí? -muestra sus dientes.

¿Por qué algo me dice que la amenaza de mi mejor amigo va a cumplirse pronto y tendré que intervenir como la-chica-que-odia-la-violencia?

He aquí el estrés en persona.

Trastornos: Mi extraordinario cielo [SIN EDITAR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora