15. Gorila ebrio

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Ansel (2/3)

Grace resultó ser una chica de unos veinte años con cabello corto, parecida a un chico si me lo preguntan. Lleva un vestido negro ajustado, pero ninguna curva se marca en el ya que parece ser algo plana en referencia a su cuerpo. Nada de pechos ni trasero. Sus labios se pintan en un tono rojo oscuro y sus párpados se mantienen delineados del mismo color que su ropa. A pesar de eso, su personalidad es completamente diferente. Esperaba a una mujer, y resultó tener un temperamento de hombre. Eructa, fuma marihuana junto al resto, y hace sonidos de gases con la boca cuando alguien nuevo llega y comparte asiento en el suelo junto a los demás.

Había más gente, como Daniel —un moreno de ojos verdes—, Josh —rubio de estatura baja—, Steven —pelirrojo, delgado—, Rojo —de pelo negro...extraño e irónico por su apelativo—, y dos chicas llamadas Lizze —cabello negro azulado al igual que sus ojos—, y Holly —como aquellas gordas con ropa holgada—. Si bien los memoricé, son ellos a quienes me presenté mientras me empujaban a la fuerza.

Ahora me encuentro con los hombros encogidos y una postura totalmente incómoda mientras la observo otra vez. Labios hinchados, ojos rojos, una sonrisa de oreja a oreja y la blusa desarreglada ¿Quién hubiese dicho que podría llegar a ser de esa manera? La chica inocente y dulce, con ropa provocativa y drogada después de comer varios pays de limón e ingerir tragos. Sé que le dieron esas mierdas porque ahora mismo las están ofreciendo y no tuvo problema alguno en tomarlas. Y claro que pude haberle arrebatado aquello, pero si me incorporaba de mi lugar, unos brazos grandes y fuertes me tomaban de la muñeca. Sí. Holly no me dejaba ir y presentía algo malo. No sólo por las paletas de cartón que nos entregaban ahora mismo, sino por sus pupilas dilatadas y la sonrisa que me dedica de lado.

¿Le gusto? Puaj.

—¡Atención! —Steven eleva la copa de champagne que sostiene, volcando varias gotas en su pantalón—. En sus manos tienen un letrero que dice ''Yo nunca he...'' y ''Yo he...'', al igual que una botella de vodka a su lado —¿Qué clase de fiesta es esta?—. No diré las reglas. Ya saben de que va esto.

Paso mi lengua por mis labios antes de apretarlos.

No sé en qué diablos me estoy metiendo, pero estoy seguro de que tendré la oportunidad de sacar a Sky de aquí antes de ponerme ebrio. Y aunque debería escapar con ella en este mismo instante, encuentro tres obstáculos: 1) El imbécil de Kalt —nombre realmente ridículo—. 2) La fortachona de Holly, y número 3) El juego siendo demasiado bueno para dejarlo.

Un minuto.

Desde que llegué aquí lo único que hice fue ver a Sky ¿Por qué ella no me ha prestado atención desde que crucé el marco de la puerta a mis espaldas? ¿Por qué no levantó la cabeza y se percató de mi presencia?

Junto mis dientes con fuerza, intentando no golpear al chico con chaqueta de cuero que está a su lado.

—Que inicie la ronda.

—Bien —sonríe Grace, la primera en comenzar—. Yo nunca he fumado marihuana.

Todos ríen volteando su cartel a ''Yo he...'' antes de beber, excepto alguien. Y claro que se trata de Holly, pero no objetan por eso. Parece que se llevan bien aquí y no juzgan la identidad de nadie. Por una parte me alivia, y por otra, me extraña completamente. La casa, más bien mansión para mí, puede ser un completo caos ahora mismo, pero esta habitación es silenciosa respecto a la actitud de los presentes. Algo me dice, muy en el fondo de mi subconsciente, que no será así en una hora, o quizá en pocos minutos, cuando la mayoría se encuentre sobrio/ebrio.

—Mi turno —habla Daniel, quien parece ser el dueño de este extenso lugar—. Yo nunca he sido vomitado por un amigo en esta fiesta.

Puedo ver a Kalt entornar los ojos con enfado, volteando su paleta a ''Yo he...'' antes de servirse vodka en el pequeño vaso que se encuentra en su mano. Daniel suelta una carcajada en el proceso, e inmediatamente comprendo que fue una broma de mal gusto ya que su amigo es el único que vierte el líquido en su garganta. Los demás tratan de no abrir la boca para burlarse en sus narices.

Trastornos: Mi extraordinario cielo [SIN EDITAR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora