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Capítulo trece: "Princesa" |Maratón 1/?|

"Princesa"

Los Rebeldes se reunieron en el salón de batalla frente a la figura de los líderes. Un techo de chapa se extendía sobre nuestras cabezas, protegiéndonos de la insistente lluvia. 

Anna pronto llegó a mi lado y rodeó su brazo con el mío. No queríamos avanzar en el tumulto de personas, no sólo porque sabíamos que podríamos perdernos o morir ahogadas allí dentro, sino porque la vibra del ambiente no era buena.

Paula se subió a un pedestal de concreto. Justin y el otro líder, que si mal no recuerdo se llamaba Max, se encontraban a ambos lados de ella, con las manos entrelazadas detrás de la espalda. 

Paula levantó los brazos y gritó pidiendo silencio. Los Rebeldes callaron, y yo traté de ponerme de puntillas para alcanzar a ver con claridad. Todos eran más altos que yo, y obviamente, tratar de pasar su altura era estúpido.

—Tenemos noticias —comenzó a hablar Paula —. Debido a distintos problemas, me temo que tendremos que separarnos en tres grupos. El segundo se mudará al refugio en Atlanta y el tercero al de San Francisco. 

Los murmullos se hicieron presentes en el salón de batalla. Fruncí el ceño, ¿habían más refugios de Rebeldes en América? Parece que habían varias cosas de las cuales no estaba enterada. No entendía porqué debíamos separarnos en grupos, sin embargo, sabía que si preguntaba no iba a tener mucha información al respecto.

Anna jaló de mi brazo levemente y se inclinó para susurrarme:

—Sólo espero que nos toque juntas.

Asentí y volví a girar hacia Paula. 

—¡Silencio! —Paula gritó. Al instante todos callaron y giraron hacia ella nuevamente — Sé que es complicado de asimilar y deben estar bastante confundidos. Está bien. Pronto entenderán todo, ¿bien? Sólo necesito su cooperación. 

Confundida no describía ni de lejos lo que sentía en ese momento. Estaba perdida, me sentía un muñeco manejado al antojo de todos. Y necesitaba saber qué sucedía, quién manejaba todo ésto; o, principalmente, qué es esto. Porque ni siquiera sabía en dónde estaba parada.

Paula se bajó del pedestal de un salto y en su reemplazo subió Justin. Tragué saliva y bajé la mirada, Anna apretó mi mano y me guiñó un ojo. 

—Ahora dividiremos los grupos y mañana a primera hora nos desplazaremos. El que no esté de acuerdo, podrá quedarse solo. Afuera. —Justin elevó la lista de papel amarillento que tenía en sus manos y la observó con el ceño fruncido — Todos los que aquí tengan diecisiete o dieciocho años, den un paso hacia adelante y formense en una fila horizontal. 

Anna y yo tratamos de meternos en el tumulto de gente para llegar al frente. Pronto lo conseguimos, la fila ya estaba armada perfectamente. Todos los integrantes de ésta se encontraban firmemente parados en forma horizontal, con la cabeza bien alta y las manos entrelazadas detrás de la espalda. Justin caminaba lentamente frente a cada uno, observándolo de cerca con el ceño fruncido. 

Empujé con los hombros a dos personas y me metí en medio de ambas. Bajé la mirada, realmente no me apetecía mantener contacto visual con alguien que me haría correr veinte vueltas bajo la lluvia. 

Pronto vi sus botas negras acordonadas frente a mis zapatos negros. Se mantuvo allí por un largo rato, casi eterno, tanto que pensé que no hablaría y pasaría de largo, pero no lo hizo.

—Es de mala educación bajar la mirada frente a un líder. —Justin colocó su dedo pulgar debajo de mi mentón y lo subió con fuerza. Mis ojos se encontraron con los de él, y sentí un escalofrío por la espalda.