Capítulo veintisiete: "Nena"

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Cuando las motos aparcaron frente al refugio de Atlanta, ya estaba por caer la noche. Vimos la luz anaranjada de las velas escaparse por la tela de lona que cubría la puerta del refugio. Nora le dio un manotazo a la tela para salir disparada hacia donde estábamos nosotros. Vestía con unos leggins negros y una camiseta azul deshilachada, de igual forma, aunque no se vistiera en un tono oscuro, se las empeñaba para verse autoritaria. 

Se dirigió directamente hacia Justin. Él le llevaba dos cabezas, pero de igual forma parecía bastante intimidado por ella, aunque desee ocultarlo. Justin no necesitó procesar nada para comenzar a caminar hacia el interior del refugio. Nora fue detrás de él, y supe que habían ido al salón de reunión cuando oí la puerta cerrarse con fuerza.

Solté un suspiro que retuve en todo el trayecto desde Tretford hasta Atlanta, y me dejé caer sobre una roca que había detrás de mí, sin importarme que ésta estuviera húmeda y posiblemente repleta de barro.

Tenía la cabeza repleta de pensamientos, preguntas y mezclas entre esos dos que ya comenzaba a generarme dolor. Pero eso no impidió que me levantase y caminase hasta el interior del refugio. Debía encontrar a Anna y recibir uno de esos abrazos que sólo ella podía brindarme.

—No me conoces en absoluto.—Logré oír la voz de Nora desde el salón de reuniones. 

—Ambos sabemos que si hay alguien que te conoce más que a nadie, ese soy yo. —Le respondió Justin, en un tono de voz elevado.

Me mordí el labio y batallé mentalmente si debía quedarme y seguir escuchando o ir en busca de Anna y los chicos. Era tentadora la idea de meter las narices en aquella conversación que podría aclararme muchísimas dudas. O por lo menos, algún dato sobre la banda que intentó matarnos en el pueblo.

Pero, sin embargo, me dirigí hacia el comedor. Ya casi era la hora de cenar, así que pronto sonaría la campana para acercarnos a recibir nuestra porción del día. A pesar de que aún faltaba más de media hora, el comedor se encontraba medianamente poblado. Había un grupo de chicas cotilleando en un rincón cercano a los grandes ventanales, y otro grupo de chicos cerca de la barra frente a la cocina.

Sin tomarle importancia a que la mayoría de las miradas se posaban en mí, me senté en uno de los taburetes. Observé mis uñas desparejas y despintadas. Estaba cansada, y necesitaba un momento a solas. Quería ver a Anna, a los chicos, por supuesto que sí, pero luego de todo lo que sucedió lo único que anhelaba era un momento conmigo misma. Pensar las cosas y asimilarlas.

En un día había ensuciado mis manos más que un asesino en toda su vida. ¿Por qué fingir una coraza si lo único que tengo por dentro es dolor? ¿Por qué parecer fuerte si lo único que deseo es llorar? ¿Así se sentía ser un Rebelde? Porque realmente no lo estaba disfrutando del todo.

Una mano se posó en mi hombro, era pequeña pero lo suficientemente pesada como para descubrir de quién se trataba. Anna se sentó a mi lado en el taburete, y sin decir una palabra me rodeó entre sus delgados brazos. Tenía el leve aroma a perfume de vainilla, tan relajante y dulce como el que utilizaba mi hermana.

—No te bombardearé en preguntas, pero ¿se puede saber dónde has estado?—Anna susurró en mi oído. Era una de las pocas veces en las que se oía tan serena, sólo la había oído hablar en ese tono cuando yo lloraba por mi familia. Luego tenía aquella voz dura y profunda que era normal en ella.

Me pregunté a mí misma si debía contarle sobre lo sucedido en Tretford. Quizás debía esperar a que los líderes decidieran hacer un comunicado general, y estaba casi segura que sería dentro de poco tiempo. Quiero decir, quizás ahora mismo la banda estaba viniendo hacia aquí y necesitábamos urgentemente preparar el armamento, el equipamiento y el entrenamiento para asegurarnos de poder contra ellos.

Deserto » bieber [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora