Deserto » bieber [TERMINADA]

Capítulo veintitres: "No es ser terca, es ser justa"

"No es ser terca, es ser justa"

Mis dientes castañeaban. Intenté calmar mis latidos acelerados que provocaban que mi cuerpo entero tiemble. Sentía sudor secarse en mi frente. La desesperación, el temor y la inseguridad se habían colado dentro de mí desde que Justin había salido. La pistola se mantenía en mis manos, acunándola como si fuera la única cosa que me mantenía cuerda para no salir corriendo y gritar como una niñata.

Las balas seguían escuchándose con una claridad escalofriante que me ponía los pelos de punta. Sentía la garganta seca, cerrada y mi corazón prometía salir disparado.

Una bala impactó con tanta fuerza en el comienzo de la pared frente a mí que la perforó. Solté un chillido inevitable y me controlé mentalmente de no llorar.

«Ellos podrían estar muriendo ahora mismo, y tú aquí de cobarde escondida detrás de un pedazo de concreto.»

Bajé la mirada a la pistola en mis manos. Ésta vibraba constantemente debido al temblor de mis manos. Pensé en Justin, él me había dicho que no salga de aquí bajo ningún término. Pero hace más de diez minutos que oía balas y Justin no aparecía por ningún sitio.

Puedes hacerlo, Kim.

Mis piernas se debilitaron al punto de temblar como gelatina. Estaba asustada, pero no debía dejar que eso me paralice. Quizás ahí afuera alguien esté herido. Quizás Justin esté herido.

Empuñé el arma con fuerza y obligué a mis piernas a caminar con seguridad hacia donde las paredes no lograban cubrirme. Me agaché y comencé a trotar hacia el cuerpo acostado al otro lado del lugar. Creo que se trataba de Finn. 

Una bala pasó muy cerca de nosotros, y cuando volteé a mirar, pude divisar un hombre cubierto completamente de negro. Pero una línea dorada sobresalía de la oscuridad de su vestimenta. Aquel pequeño detalle me hizo entrar en razón y recordar a Kyle. Los que estaban hiriendo a los Rebeldes eran los acompañantes de Kyle.

Tomé la mano de Finn y comencé a arrastrarlo hacia las paredes seguras. Él se quejaba del dolor, y su rostro estaba rojo de tanto retener el mismo. De su hombro salía sangre a borbotones. Él intentaba apretarla para intentar retener la sangre, pero sin embargo, el líquido viscoso cubría su mano y no parecía tener un fin.

¿Dónde mierda estás, Justin? 

Miré hacia todos lados, sintiendo la ansiedad y la desesperación invadirme otra vez. Me quité el abrigo y arranqué una manga con toda la fuerza que logré reunir. Con mucho cuidado rodeé su brazo, él apretó la mandíbula. Gritó cuando ajusté el nudo.

Cuando me levanté para volver en busca de Justin, Finn tomó mi muñeca.

—No, Kim. Justin sabe lo que hace. Tú no tienes experiencia y eres un blanco fácil. —Finn tosió — No te metas en la boca del lobo.

Fruncí el ceño y me aparté de su agarre — Nadie tiene experiencia aquí. Todos somos vulnerables. Tú también debías creer tener experiencia y mírate, tienes una bala en el hombro. Puedo hacerlo, soy igual que tú. 

Él tragó con tanta fuerza que logré oírlo a pesar de los impactos de las balas. Lentamente asintió y me dejó ir. Mi corazón corría con rapidez y mis piernas estaban tan entumecidas que se me complicaba correr con normalidad. Sin miedo, Kim. Puedes hacerlo. 

Retomé mi camino, corrí fugazmente hacia la pared cercana. Dos balas intentaron golpearme, pero extrañamente fui más rápida y logré esquivarlas. Que irónico. 

Me escondí detrás de la pared con la pistola firmemente entre mis manos. A veces debía dejarla en el suelo unos segundos para secar mis manos sudadas en los vaqueros negros.