CAPÍTULO 33

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CAPÍTULO 33

Draco me llevo a dos cuadras a otro restaurante más tranquilo, los dos nos sentamos si decir una palabra, pero por su rostro notaba que pensaba lo mismo que yo ¿que hacían Ronald con Daphne? No era nada normal e intuía que no era una reunión casual, esos dos tramaban algo y estaba segurísima que era contra Draco y contra mí. Tanto uno como otro fueron rechazados por nosotros en sus momentos respectivos y no podíamos fiarnos de que fuera un encuentro casual.

- Me ha dejado perpleja ver a esos dos juntos – comente mientras miraba rápidamente la carta del lugar.

- Ni que lo digas, ¿que se traerán entre manos?

- Nada bueno, eso dalo por seguro.

- ¿Qué te parece un vino Alamos extra brut para acompañar la comida?

- Perfecto, yo pediré un salteado de verduras con puré de papas ¿Tú te has decidido?

- Si – hizo una seña al mozo y pedimos la comida. – ¿Hasta que horas trabajas hoy?

- Mi horario de salida es a las seis, contando la hora de almuerzo.

Hablamos con Malfoy de otros temas, de nuestros hijos y como les estaba yendo en Hogwarts, cuanto lo estaban disfrutando; le conté cómo iba mi proyecto H, lo rápido que avanzaba y cuanto le estaba gustando a los profesores y alumnos todos los nuevos materiales y espacios que se estaban creando. Draco escuchaba mi entusiasmo con un sonrisa mientras que comíamos.

Al entrar al edificio de mi oficina intente despedirme de Malfoy pero él se negó a dejarme y subimos al ascensor completamente solos, entramos a mi despacho y cerró la puerta detrás de sí con total naturalidad, tomó asiento mientras me veía dejar mi blaizer y cartera en el perchero.

- Tengo reunión con tu jefe a las dos, por eso te he acompañado – soltó de pronto.

- ¿Y porque no me has dicho nada? – conteste un poco susceptible. - Este es mi trabajo, podrías haberlo dicho antes.

- Ya te conté el fin de semana que hablaría con tu jefe hoy par re decorar mi casa en Londres.

- Si tú no tienes casa, tiene un departamento.

- Si que tengo, simplemente que no la utilizamos mucho, mi madre se quiere mudar allí, por eso he pensado que ya que trabajas en la nueva mansión también podrías tomar la casa en el distrito de Chelsea.

- Oh... ¿y el proyecto de la nueva mansión seguirá en pie?

- Claro, simplemente que tu jefe no se enterara de ello ya que será por la vía mágica – me mira con cautela, me ha sorprendido pero no de buena manera.

- En síntesis pretendes llenarme de trabajo – afirmo para que note mi enojo.

- No lo tomaría tan así, ahora tendrá más libertades dentro de la oficina para salir a ver los terrenos, elegir los materiales, el mobiliario y la constructora de nueva mansión, y de por si controlar el personal y los tiempos de la obra; simplemente te estoy dando la escusa de salir porque mi madre no puede venir aquí ni quiere utilizar los medios de comunicación para hablar de las renovaciones de la que será su casa en la ciudad.

- ¿Y te las he pedido?

- No, pero...

- Pero nada Malfoy... No puedes inmiscuirte así en mi trabajo...

- Y volvemos a Malfoy – rodó sus ojos con negación.

- Si volvimos a Malfoy porque no puedes andar decidiendo por mí en mi trabajo, no puedes decidir mis tiempos y mis pedidos de salida de la oficina, no eres quien para hacerlo – me había levantado enfurecida por lo que me decía.

- Vamos Hermione, no es para tanto.

- ¡Que si lo es! No entiendes nada, – estaba ofuscada por su relajación y por su noticia. – porque no me lo has dicho el fin de semana – me volví a sentar, prendí la computadora sin mirarlo y busque unos papeles por encima de la mesa.

- Lo mencione – lo mire con verdadera ira en mi mirada – vamos que quiero que no trabajes tanto, quiero estar más tiempo contigo y poder hacer más cosas juntos.

Este hombre me cautivo con sus palabras, pero sin quitarme en la totalidad mi enojo por meterse en mi trabajo y oficina. No hablamos mucho mas después de esa conversación y a las dos menos diez Draco salió de mi oficina con total tranquilidad.

Igualmente apenas salió me entraron dudas de que expondría exactamente para darme esas libertades de las que hablaba. Estuve con los nervios a flor de piel toda la tarde, intentaba no demostrarlo de manera abierta, pero me sentía distraída y esperaba que mi jefe me llamara para comentarme la propuesta de Malfoy a la empresa. Estaba segura que él ofrecería pagar por adelantado una buena suma de dinero para manifestar su punto en la urgencia de la decoración de la casa en el distrito de Chelsea y las ganas que tenía su madre de mudarse.

La Sra. Malfoy había demostrado ser una persona de bajo perfil desde la guerra mágica, asistía a las reuniones sociales obligatoriamente todos los meses, ayudaba a varias asociaciones benéficas del mundo mágico y se aseguraba que su imagen no se volviera a opacar por malas influencias. Todo esto lo conocia por El Profeta, que a pesar de la mas de una década de la guerra seguía de cerca a quienes habían participado en el lado oscuro de ella.

No entraba en mi cabeza como me llevaría con Narcisa Malfoy, el día que nos reunieramos a hablar de pintura, muebles y tapizados de la casa donde viviría; esperaba que no tuviese un estilo excéntrico por el cual no permitiera opinión al respecto y que no me dejara trabajar a mi ritmo. Tenía una vaga esperanza de poderme llevar bien con ella, no deseaba ni a mi peor enemigo, llevarse mal con la suegra, o futura ya que con Draco no habiamos hablado de nuestra relación formalmente.

Al salir a las seis decidí pasar por un mercado de regreso a mi departamento y comprar algo de preparación rápida para cenar, encontré unos muslos de pollo sazonados directamente para ponerlos a la sartén y compre unas remolachas cocidas para una ensalada, pondría unos huevos a hervir para que estuviera completa. Aprovechando la compra busque los ingredientes para cocinar al día siguiente un arroz con verduras: cebolla de verdeo, zanahorias, pimiento rojo y kanikama, con eso bastaría...

Recorrí lentamente el camino que me quedaba, pero al llegar sí que me sorprendí, Draco Malfoy estaba sentado cómodamente en la escalera de entrada al edificio con la mirada centrada en su celular.

Lo observe por unos instantes sin que él se percatara de mi presencia. Camine los siguientes 10 pasos con la misma parsimonia con que venía y recién cuando él vio mis zapatos frente a él levanto la mirada.



¿¡ Nueva Mansión!? (fanfic de Harry Potter)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora