Capítulo 11

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Poco a poco abro los ojos. Siento un gran e intenso dolor de cabeza. ¿Qué a pasado? El brillo de una luz me deslumbra. Me siento muy desorientada. Cierro fuertemente los ojos a causa del dolor que siento, ya no solo en la cabeza, ahora es todo el cuerpo.

Estoy tumbada, en una cama, o eso creo. Con los ojos aún cerrados, noto el tacto frío de unas sabanas. Una punzada de dolor se hace presente en mi mejilla, dirijo mi mano a esta y en el momento que me la toco, duele. Consigo abrir los ojos y entonces me acuerdo.

El coche se para delante de una casa no muy grande. Martin se despide rápidamente y baja del coche. Sean me dice que me siente delante, al principio me niego, estamos bastante cerca de mi casa, en unos diez minutos llegamos, puedo quedarse aquí sentada. Pero el insiste, y como ya se, por experiencia, que no va a parar hasta conseguir lo que quiere, antes de que tardemos más en discutir que en llegar a mi casa, me cambio de asiento.

El coche arranca de nuevo, dejando la casa de la amiga de Martin atrás. Un silencio absoluto flota en el coche, es raro, este silencio no es incómodo. Me relajo un poco en el asiento y miro por la ventana, y como las gotas de lluvia caen por esta. La lluvia a cesado un poco, pero no ha parado del todo.

-¿Te importa que pase por una tienda antes de dejarte en casa? - miro a Sean, el no aparta la mirada de la carretera - Así luego no tengo que volver.

-Claro, no hay problema.

El asiente y sigue conduciendo. Aparca el coche delante de una pequeña tienda de libros. ¿Libros? Que raro, sinceramente no me esperaba que Sean sea un chico de libros. Seguramente no sea para el.

-No tardo.

Antes de que yo tenga la oportunidad de contestar, el ya esta camino a la tienda. Unos minutos después sale de ésta con una bolsa blanca. Se sube en su asiento y se remueve el pelo. Miro los tatuajes de sus brazos, es extraño ver a un chico con tantos tatuajes, pero he de admitir que siempre me han parecido muy atractivos.

Sean me mira con sus ojos azules y poco a poco se acerca a mi. ¿Qué hace? Me tenso al momento. Pero mi cuerpo se relaja al ver que su cercanía a mi se debe a que quiere guardar la bolsa en la guantera.

Se coloca bien en su asiento y pone el coche en movimiento. Ahora si que me va a llevar a casa.

El coche se para en un semáforo en rojo. La lluvia está empezando a aumentar. Miro a Sean y el no aparta su mirada de la mía, ya que lo he sorprendido mirándome. Esto es incomodo, ninguno de los dos se mueve, no hasta que escuchamos el sonido de un coche derrapando, ambos miramos por la ventanilla que queda a mi derecha y entonces es cuando mi cuerpo se tensa en su plenitud.

-Mierda - es lo último que escucho antes de recibir un gran impacto y caer completamente inconsciente.

Intento incorporarme en la cama, pero un peso sobre mis hombros me lo impide, más bien una mano. Se que alguien me habla, pero no puedo identificar ni la voz ni lo que me intenta decir. Mi cabeza está sumergida en un gran mareo.

Intento hablar pero lo único que de mi boca sale es una palabra.

-Sean.

Poco a poco mis cinco sentidos vuelven en sí. Escucho la voz de mi padre muy cerca de mi haciéndome preguntas, pero aún no tengo la fuerza suficiente para contestar. Poco a poco abro mis ojos y la luz ahora, molesta menos. Veo a mi padre con una sonrisa.

-Está abriendo los ojos.

Detrás de mi padre localizo la cabeza de Tessa asomándose. Pero, ¿dónde está Sean? ¿le habrá pasado algo? Espero que no...

-Voy a llamar al médico - escucho a mi padre a la vez que desaparece de mi campo de visión.

Escucho un leve gruñido a mi derecha. Con lentitud muevo mi cabeza a esta dirección. Un alivio inmenso inunda mi sistema. Sean está bien. El, a diferencia de mi, se encuentra sentado en la camilla, su rostro está un poco magullado, tiene una herida en el labio, pómulo, un ojo un poco azulado y en la frente un leve corte. Sus ojos me miran con... ¿pena? Yo le sonrío, me alegro tanto de que este bien.

-¿Cómo estas? - pregunta casi en un susurro.

-He estado mejor - respondo en el mismo tono que el, pero yo sonriendole. -¿tu?

-Creo que mejor que tu - me sorprende como su voz a cambiado de una dura y mandona a otra más agradable.

Vuelvo mi mirada hacia arriba y suspiro relajando mi cuerpo. La confusión y el mareo ya ha pasado, ahora solo siento un leve dolor por casi todo el cuerpo. Estoy segura que puedo usar el adjetivo «leve» gracias a los medicamentos, y también estoy segura que en el momento en el que me vaya a casa el dolor se multiplicara...

-Grace - vuelvo a mirar a Sean esperando a que éste continúe - siento mucho toda esta mierda - Sean habla sin mirarme - es mi culpa, si hubiera prestado atención, ese borracho no nos hubiera chocado. - frunzo el ceño.

-Sean - el me mira - no fue tu culpa - antes de que intente hablar de nuevo sigo hablando - ¿qué ibas tu a saber que ese idiota nos iba a chocar? Solo fue su culpa, no la nuestra.

El asiente levemente, dándome la razón. Aunque puedo ver en su rostro que no está para nada de acuerdo, pero no quiere discutir.

-¿Sabes algo del hombre? - le pregunto.

-Está bien, lo tienen en cama, pero por nada grave, solo hasta que se le pasé la borrachera - hay unos minutos en el que ninguno de los dos hablamos. - ¿Vamos a denunciarlo?

Nuestras miradas se unen.

-¿Deberíamos? - el se encoge de hombros. -Yo creo que si.

-¿Por qué?

-Bueno, ese hombre nos choco porque conducía borracho, podría habernos pasado algo más grave, por suerte estamos bien, pero imagínate que no. A demás ha sido una imprudencia. No debería conducir.

-Tienes razón.

Poco después mi padre, Tessa y el médico llegaron. Este último me hizo unas cuantas pruebas y después a Sean, el se encontraba mucho mejor que yo. La razón es porque el coche impacto por mi lado, por lo que yo recibí más daños.

Nos dijeron que en un par de horas podríamos irnos a casa, pero con algunas condiciones. Yo tenía que estar unos cinco días en cama, mientras que Sean solo necesitaba no hacer grandes esfuerzos durante un par de días, pero conociéndole, se que no va a hacer nada de caso.

Antes de volver a casa Sean y yo hablamos en que tenemos que poner la denuncia juntos. Intercambiamos números y decidimos que cuando los dos nos encontráramos un poco mejor iríamos, pero no podemos ir muy tarde ya que si no la denuncia ya no sería válida.

Al llegar a mi casa, subí directamente a mi habitación. Con ayuda de Tessa me di un baño. Al salir me miré al espejo, estando completamente desnuda.

Mis piernas están llenas de moratones, al igual que el resto del cuerpo. Con mucha dificultad me pongo el pijama y sin pensármelo mucho voy directa a mi cama. Una vez allí cojo el móvil y contesto a todos los mensajes de mis amigas, que no se como, pero se han enterado de mi accidente. También le cuento a mis amigos de San Diego lo ocurrido. Mientras hablo con Louis, que es con el que más contacto mantengo desde que me fui, me llega un mensaje de número desconocido.

Desconocido: ¿Estás bien?

Antes de contestar, miro la foto de perfil del desconocido y rápidamente lo identifico. Sean. En su foto de perfil sale el con Peter en una fiesta, ambos serios y mirando a su derecha. Vuelvo al chat.

Grace: Todo lo bien que puedo estar. ¿tu?

Sean: Mejor que nunca.

Grace: Al menos uno de los dos ha tenido suerte.

Sean: Bueno duérmete, se te pasará antes, yo tengo que hacer cosas. Nos vemos pronto nena.

Grace: Buenas noches.

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