Son las nueve de la noche ya. Hace una hora que Sean debería haber llegado. A las ocho y media le mandé un mensaje, del cual no obtuve respuesta. ¿Le habrá pasado algo? Una parte de mi está preocupada por él. Mientras que otra parte esta decepcionada y enfadada. Algo me dice que el motivo de que no venga es, a pesar de lo sucedido esta tarde, que no tiene ningún interés en mi.
Cuando dan las nueve y media, ya harta, subo a mi habitación, dónde me cambio y me dispongo a leer.
No se que pensar, y tampoco sé por qué dejo que me afecte. Esto es lo malo de ilusionarse, lo que hacen los chicos siempre, y nosotras, la mayoría de las chicas, nos creemos siempre.
Por la noche no paro de darle vueltas al tema. Finalmente decido mandarle un mensaje.
"¿Qué pasa contigo?"
Espero algún tipo de respuesta, y al verlo en línea me pongo algo nerviosa, pero todo mi cabreo vuelve a florecer cuando se desconecta dejándome en leído.
Apago el móvil y decido dormirme y olvidarme de Sean, por varias razones.
Una, no lo conozco de nada, y tal vez debería hacer algo de caso a mis amigas y alejarme de el, aunque, ¿alguna vez he estado cerca?
Y dos, estoy en un punto de mí vida en la que no me interesan esta clase de problemas, mejor dicho de ningún problema.
A lo largo de mi vida he pasado por mucho, más malo que bueno, pero siempre he salido adelante. Mudarme aquí, a Oregón ha sido una buena decisión, o eso creo.
En San Diego pasó muchas cosas, ya aparte de lo sucedido con Clara.
Nunca pienso en lo mal que lo he pasado, porque tengo miedo. Miedo ha que vuelva a suceder. Ahora mismo me encuentro bien, y quiero creer que la única razón por la que huí de San Diego, porque eso fue lo que hice, fue mi madre y su actitud ante la vida y ante mi.
En el fondo se que esa fue la excusa que utilicé, ya que la verdader razón me asusta. Me asusta que vuelva a suceder, no creo poder soportarlo.
Pronto caigo rendida y me sumerjo en el maravilloso mundo de los sueños, donde suceden cosas tan fantásticas como aterradoras.
Lunes por la mañana. Mi cara es un poema, las ojeras cubren la parte inferior de mis ojos. Al tener un tono de piel tan pálido como el mio, tono el contorno de mis ojos está teñido en un tono rojo.
Me aseo y con los ánimos por los suelos voy a la cocina. Tessa teclea algo en su tablet, mientras mi padre, más tradicional, lee el periódico.
-Buenos días hija - saluda mi padre.
-¿Qué tal has dormido? -pregunta Tessa alzando la vista por encima de la pantalla.
-Buenos días para los dos - me dirijo a la cafetera y me sirvo un café - he dormido bien, poco, pero bien.
-Grace - llama mi padre - ¿te parece que Tessa te recoja hoy, después de clases, y juntas vayáis a comprar un colchón?
Lo miro a la vez que le doy un trago a mi café.
-¿Para que necesitamos un colchón? - pregunto.
-Bueno, si Louis va a venir, que menos que duerma en una cama.
-Eso está claro, ¿por que no cogemos el colchón de Clara? - ambos me miran, y se miran entre ellos.
-Pensábamos que preferirías que Louis durmiera en tu cuarto, poner un colchón junto a tu cama.
-Si, por mi no hay problema. ¿Te espero después de clases? - pregunto mirando a Tessa la cual se limita a asentir.
Salgo de casa y voy directa a la universidad. Tengo ganas de ver a Holland y Molly, necesito contarles lo que sucedió con Sean y decirles que tenían razón.
Las clases pasan más rápido de lo que me esperaba. Me sorprende mi poca atención, normalmente me intereso por todo lo que se dice en clase, pero hoy hago una excepción.
A la hora de la comida me siento en la mesa de siempre, a esperar a las dos chicas de siempre. Saco una manzana de mi bolso y empiezo a comerla. Levanto la vista y me encuentro los ojos de Martin fijos en mi. Cuando se da cuenta de que yo también lo observo, me regala una amplía sonrisa, esa es mi señal para apartar la vista.
Molly es la primera en sentarse en la mesa, justo delante de mi.
-Grace, ¿qué tal estás? No he sabido nada de ti este fin de semana.
-Hola Molly, tengo que contaros lo que me ha pasado, cuando llegue Holland os cuento.
Y así hago, cuando llega la chica rubia les cuento todo, pasando por la incómoda comida en casa de Sean, Martin y Peter, el beso en mi casa y el plantón. Ojalá tuviera aquí una cámara de vídeo para grabar como sus caras reaccionan a la historia que les estoy contando.
-No quería tener que decir esto Grace - empieza a hablar Holland - pero... TE LO DIJE.
Hago una mueca y me tapo el rostro con ambas manos, que por sorpresa se encuentran heladas, nótese la ironía.
-Lo se, lo se - contesto dejando a mi voz salir entre mis manos. Niego con la cabeza y sigo comiendo la manzana - Al menos ya no volverá a pasar, no lo permitiré y tampoco creo que el tenga interés por mi - me encojo de hombros y me relajo en la silla.
-Pues yo creo que si - miro a Molly con interés en lo que tiene que decir - a ver, te besó y te llevó a su casa...
-Te olvidas la parte en la que me dejó tirada y en leído - añado señalando los detalles más importantes que, claramente, indican que no le intereso.
-Yo creo que así es mejor - ahora mira a Holland, la cual esta pensativa mirando a Peter - a mi no me aportan confianza, ni Sean, ni sus dos amigos, ni todos esos chicos con los que siempre se juntan. Todo el mundo sabe que son peligrosos, hay teorías, como ya te dije Grace, pero también hay hechos. -Molly y yo escuchamos con mucha atención a la chica rubia - El otro día Peter se peleo con uno de primer, fue en la salida, y sus dos amigos... Bueno a donde quiero llegar es que, Grace tu eres una chica muy especial, mereces lo mejor y Sean, perdona que diga esto, pero es todo lo opuesto.
Me quedo mirando a Holland, sin responder. ¿Es cierto lo que dice? ¿Soy especial? Lo dudo, mucho.
En ese instante suena la campana y las tres volvemos a clase.
La semana pasa lenta, todos los días, al finalizar las clases espero a Holland, pero en el interior del edificio, a diferencia de las semanas anteriores. ¿La razón? Me niego a encontrarme con Sean o alguno de sus amigos. El miércoles fue el único día que me lo encontré, pero fue muy indiferente, como si no me conociera. Una parte de mi se sintió dolida, pero me convencí de que es lo mejor.
Hoy ya es jueves por la noche y estoy super feliz, pensar que Louis mañana llega aquí, a Oregón.
Llaman a mi puerta y después de pronunciar la palabra "pasa" mi padre entra en la habitación.
-Hola Grace, ¿puedo sentarme? - asiento y me muevo a un lado de mi cama, dejando sitio a mi padre.
-¿Pasa algo?
-No, tranquila. He hablado con la madre de Louis, mañana iré a recogerlo y directamente iremos a buscarte a clase, ¿te parece bien?
-Si, claro - sonrio. Espero a que mi padre diga algo más, pero al no hacerlo soy yo la que habla. -¿Algo más?
Mi padre me mira con prudencia, con preocupación.
-Si, quería saber si estás cómoda viviendo con Tessa y conmigo, hacía mucho que no nos veíamos y no hemos hablado mucho, y encima lo de tu accidente con el chico ese...
-Estoy bien papá, me encanta Oregón, vivir aquí con vosotros y lo del accidente... son cosas que pasan. Estoy muy agusto. De verdad.
Mi padre me sonríe, besa mi mejilla y camina hacia la puerta.
-Buenas noches hija.
-Buenas noches.
Cierro los ojos y quedo dormida, con la imagen de unos ojos azules, misteriosos, dulces... los ojos de Sean.
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Holaa!! Estube escribiendo en el viaje y bueno, hay muchos nuevos lectores y estoy realmente feliz por ello. Espero que paséis unas felices fiestas y disfrutéis el capítulo.
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Autumn
Teen FictionGrace una chica con sueños e ilusiones. Sean, un chico sin futuro ni esperanza. ¿Cómo dos personas tan diferentes pueden encajar tan bien juntas? Juntos se enfrentaran a muchos retos, su vida no será fácil, pero el amor es más fuerte que...