Capítulo 18

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Me acurruco en la esquina formada por las escaleras y la pared. Unas ganas tremendas de vomitar inundan mi ser. No sé lo que esta pasando, solo sé que no pinta bien, y no me gusta.
-Por favor, por favor - suplica el chico en el suelo humedo y sucio del callejón. No puedo distinguir muy bien su cara, efectos del alcohol, pero se que tiene miedo. Por la forma en la que su cuerpo está, intentando protegerse de él, Sean.
-¿Tienes miedo cobarde? - pregunta Sean con esa voz tan fría, neutra... tan suya.
El hombre asiente y vuelve a suplicar. Sean se acerca, sin vacilación alguna y en ese mismo momento es cuando mi sistema no lo soporta más. Vomita, al menos soy lo bastante rápido para expulsar todo a mi lado, sin mancharme. O eso creo y espero.
Cuando acabo de vomitar, aparto el pelo de mi cara y miro a los dos hombres, los cuáles ambos me miran.
Sean se sorprende al reconocerme. Su rostro muestra asombro y algo de... ¿miedo? Mira al hombre que esta en el suelo, lo agarra de la ropa y hace que se levante.
-Largo de aquí imbécil, es la última vez que te advertimos, ¿te enteras? - el hombre asiente y en el momento que Sean lo suelta, éste sale corriendo. Tarde milésimas de segundos en desaparecer.
Sean se vuelve a girar, esta vez en mi dirección y rápidamente su cuerpo queda a centímetros del mio. Se agacha quedando, más o menos, a mi altura. Yo me niego a mirarlo a la cara. Por dos motivos. El miedo y respeto que me da, más después de lo que acabo de ver y porque me muero de la vergüenza. ¡Acabo de vomitar delante de él! Doy asco...
-¿Qué haces aquí? - pregunta con exigencia, a lo que yo, simplemente me encojo de hombros, a modo de respuesta. Me siento muy débil y solo quiero irme a casa.
-¿Estás bien, Grace? - su voz se suaviza un poco, pero aún así, no me da la confianza suficiente de mirarlo. - Contestame - al no hacerle caso, con suavidad, cosa que me sorprende bastante, levanta mi rostro. Ahora es inevitable que nuestras miradas se encuentren. -¿Estás bien? - pregunta a la vez que acaricia mi rostro.
Por instinto, cierro los ojos. Sus manos están frías, no es extraño teniendo en cuenta que estamos en un callejon de noche en una de las ciudades más frías. Pero su tacto es agradable.
Vuelvo a abrir los ojos y niego, a la vez que algunas lagrimas saltan de mis ojos.
-Bueno, nos vamos - miro extrañada como Sean se pone en pie.
-Yo voy con mis amigos - digo en un tono de voz muy bajo.
-Podrán buscarse la vida, pero tu preciosa, te vienes conmigo.
-¿Me llevas a casa? - esto es lo único que realmente me interesa ahora mismo.
-Si - contesta mientras se quita su chaqueta deportiva y me la coloca.
Agarra mi mano y nos dirigimos a la salida del callejón, por donde hace minutos, salió el hombre.
Debo agarrarme bien al cuerpo de Sean. El mareo que me invade provoca que mi equilibrio falle bastante. Reconozco la entrada de la discoteca, pero no a la gente que ronda por alrededor. No le doy nada de inportancia y sigomi camino con Sean.
Creo escuchar que alguien me llama. Me giro, pero no reconozco a nadie en concreto. Miro a Sean y el parece no haberse percatado de nada. Que extraño. Sigo mi camino, pero mi nombre, está vez bien claro, se escucha.
-Te he estado buscando, ¿dónde esabas? y ¿quién es este? -Louis se coloca delante mio y de Sean.
El chico de tatuajes aprieta, de repente, fuertemente mi mano.
-El es Sean - le digo a Louis, el cual parece sorprendido - ¿y dónde os vais?¿no me ibas a decir nada? - parece algo ofendido. Dirijo una mano a mi cabeza, que dolor tan insoportable e incómodo.
-Perdón Louis, no tenía mis cosas - me gustifico. Me siento extraña, la mano tatuada de Sean sigue entrelazada con la mia, me encanta.
-Ya me he dado cuenta - Louis levanta su mano, donde lleva mi bolso y mi chaqueta. Me veo obligada a soltar la suave mano de Sean y, sin quitarme la chaqueta de Sean, me pongo mi chaquetón.
-Quiero irme a casa - le digo a Louis.
-Pues vámonos, no me importa - responde el con sinceridad.
-Yo la llevo - es la primera vez que Sean habla desde que ha llegado Louis.
-El viene conmigo - informo a Sean.
-Oh vosotros sois... - Sean no puede acabar la frase, yq que Louis lo interrumpe.
-Amigos de toda la vida - se acerca y paso un hombro por detrás de mi espalda. - ¿Verdad, Grace?
Asiento y no hablo, porque se que en el momento que habra la boca, volveré a vomitar.
-Cogeremos un taxi - Louis habla para ambos.
-No dejaré a Grace sola en un taxi a estas horas y menos en sus condiciones - Sean se encuentra delante mio y Louis en medio de ambos, a un lado.
-No está sola, estoy yo - señala Louis con obviedad.
-Os llevo - por el tono de voz que Sean usa entiendo que no cambiará de idea. Por eso cuando veo que Louis va a volver a hablar, intervengo.
-Vamos Louis, quiero llegar lo antes posible y no tengo mucho dinero, deja que nos haga el favor. - Louis me mira dudando, y luego mira a Sean.
-Está bien.
Seguimos a Sean calle abajo hasta llegar a su gran coche negro. Yo iba directa a la parte trasera, pero Sean abrió la pierta del copiloto para mi.
Cuando todos estamos en el interior del vehículo, éste empieza a moverse. Todos en el coche mantenemos un silencio absoluto. Cierro los ojos y me acomodo, estoy cansada, mareada y solo quiero dormir. Y eso hago, inconcientemente me quedo dormida.
Entre sueños noto un cuerpo frío sujetando el mío. No se que sucede, pero estoy tan agotada que no me importa. Siento como, alguien, me lleva. Hace frío, mucho frío. Escucho un golpe y creo que es el ruido de una puerta cerrandose. Me apego al cuerpo del desconocido, sin abrir lo ojos aún. Estoy muy cómoda aquí, pero pronto noto como me dejan sobre una cama, mi cama. Sin abeir los ojos busco las mantas, que se encuentran también frías. Me tapo y vuelvo al mundo de los sueños.

Abro los ojos de golpe, al escuchar la alarma de mi móvil. Lo agarro y marca las 10:30. Rápidamente lo apago y me hundo en la almohada, haciendo ruidos en formas de quejas.
-Quiero morirme, ¿ya es la hora? - prefunta Louis tapandose la cara de los pocos de rayos de luz que entran por la ventana.
Ayer, antes de irnos a la fiesta, decidimos que sería una buena idea, ir hoy, a visitar Seattle. Ésta es como la gran ciudad del Estado de Washington, dónde vivo.
-Tenemos que prepararnos.
Al rato de estar haciendo totalmente el vago en la cama, decidí que era hora de ir a ducharme y darme una ducha.
Al llegar al baño me sorprendo al ver que ya no llevo mi vestido. Uno de mis pijamas calentitos estáen su lugar. Supongo que Louis es el culpable de esto, y le agradezo, he dormido genial.
Me doy mi ducha mientras Louis desayuna. Al terminar cambiamos los papeles y ahora yo desayuno y Louis se ducha.
Una vez listos, le pido a mi padre sus llaves del coche y se las doy a Louis. ¿No quería él ir a Seattle? Pues que conduzca.
Llegamos a la hora de comer, más o menos. Buscamos algún restaurante, preferiblemente de comida italiana. Es ya una costumbre, cuando estamos juntos, comer comida italiana. Nuestra favorita, sin dudas.
Al final, gracias a la pastilla, que nos tomámos antes de salir de casa, el dolor de cabeza se esfuma y nos deja pasar un día muy relajado pero divertido. Nos hacemos muchas fotos, una de ellas, junto a la de la noche pasada la subo al Instagram, recibiendo muchos comentarios de viejos amigos que me echan de menos y otros de Holland y Molly, diciendome lo sexys que somos.
Visitamos tendas, tomámos café, paseamos por un parque precioso y visitamos algunos monumentos. Pero a las ocho decidimos volver. Ambos estábamos cansados y teníamos ganas de ver alguna película o serie.

-Grace, tenemos que hablar contigo - mi padre y Tessa entran al salón.
-¿Qué pasa? - yo no me muevo, estoy demasiado cómoda entre los brazos de Louis.
-Me ha llamado mi jefe. Y me ha pedido que lo acompañe en un negocio que debe hacer en el extrangero.
-¿Te vas?-lo miro muy apenada.
-Si hija, me temo que no puedo negarme, últimamente ha habido varios despidos y no puedo arriesgarme, debo tener buena relación con mi jefe. - Puedo notar que mi padre está más apenado que yo. Se que con todo lo que ha pasado, le cuesta irse.
-No te preocupes papá, Tessa y yo estaremos bien, ¿verdad? - miro a Tessa sonriendo y por la mueca que ella hace lo entiendo. Mi cara se pone neutra. -¿También te vas verdad? -ella asiente. Si ellos dos se van, entonces yo... - papá, por favor, no quiro volver a San Diego, aquí estoy bien y tengo la universidad y mis amigas.
-Tranquila - mi padre habla y lo miro asustada. No quiero volver. -Tessa y yo hemos hablado. Grace, tienes 18 años, eres mayor de edad, responsable y lista. Creemos que puedes estar aquí dos semanas. -mi cara cambia al instante de escuchar las palabras de mi padre. ¿Es esto real? ¿Voy a vivir sola dos semanas? - Siguiendo una serie de condiciones, obviamente.
-Claro, no os defraudaré, lo prometo. Muchas gracias por confiar en mi. - me levanto del sofá y los abrazo a ambos. -¿Y cuándo os vais?
-El martes -dicen ambos a la vez.
Asiento conforme. ¿Voy a ser capaz de tener tal responsabilidad? Me considero una persona bastante madura, o eso creo... Es mi oportunidad para demostrar que soy capaz de cuidar de mi misma y ser independiente.

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HOLA A TODOS! SI ESTOY VIVA!
Para empezar LO SIENTO dije que subiría hace dos días y no lo hice, pero acabo de empezar las clases y bueno no me encontraba bien, pero.... aquí tenéis el capítulo. Espero que os guste. Y también quiero decir que GRACIAS a todas las personas que me leéis! Somos muchos! Nunca pensé llegar a tanto... GRACIAS.
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BESOOOOS!

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