Capítulo 28

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Mis ojos están totalmente abiertos. Son las seis de la mañana y ya llevo media hora despierta. En mi cabeza hay miles de cosas ahora mismo. Pienso en mi madre, en Clara, en mi pasado en San Diego, pero sobre todo en el chico que me tiene totalmente atrapada, el mismo que se encuentra en el otro lado de mi cama. El cuál tiene sus brazos alrededor de mi cuerpo y me agarra como si tuviera miedo a perderme. El insistió en quedarse a dormir, decía que no quería dejarme sola el último día, antes de que mi padre y Tessa llegaran. Siendo sincera no le puse muchas pegas en que se quedara, ya que es lo que quería, su compañía. No se que pensar respecto a él. Lo único que se es que no quiero alejarme. Él es tan misterioso y único... No se nada de su vida, se que esconde muchas cosas y también se que es una persona a la que le cuesta abrirse. Me gustaría tanto conocerlo mejor, saber como es realmente. Sé que no es como todo el mundo piensa. Recuerdo cuando Holland me decía que tuviera cuidado, que es peligroso, que no debería acercarme a él. Yo nunca la creí.

Noto como Sean se mueve y se acerca más a mi. Cierro los ojos y disfruto de su cercanía. Cuando estoy cerca de él todo es diferente. Siento seguridad y tranquilidad, algo que necesito desde hace mucho.

Mi móvil suena y rápidamente lo cojo, sin saber quién llama a estas horas de la mañana.

-¿Si? - pregunto en voz baja, para no despertar a Sean.

-Hija, soy papa, siento llamar tan temprano. Quería avisarte de que ya estamos en el aeropuerto, nuestro avión va un poco tarde, llegaremos sobre las seis de la tarde, ¿está bien?

-Si, no hay problema - estoy casi susurrando.

-Bueno, sigue durmiendo, estoy seguro de que te he despertado, un beso - mi padre se despide.

-Hasta luego - cuelgo y vuelvo a colocar el móvil en mi mesita de noche.

Noto como Sean se mueve, creo que lo he despertado.

-¿Quién ha llamado a estas horas? - su voz suena casi como un susurro, esta medio dormido.

Me giro hacia el y veo que aún tiene ambos ojos cerrados. Sonrío ante la imagen que tengo delante. Un Sean despeinado y con el ceño fruncido.

-Era mi padre, para avisarme de que llegará algo más tarde de lo planeado.

El asiente y suspira.

-Estoy muy cansado - vuelve a susurrar.

-Yo es imposible que vuelva a coger el sueño - Sean abre un poco los ojos y encoje sus hombros, yo entiendo que me esta preguntando por qué. - No lo sé, hay veces que simplemente no puedo dormir, muchas cosas pasan por mi cabeza y me impiden relajarme.

-¿Te gustaría hablar de ello? - me pregunta a la vez que me acaricia el pelo. Me quedo unos segundos en silencio. ¿Quiero hablar de ello? Niego. Ahora mismo prefiero disfrutar de su compañía y olvidarme de lo demás. - Está bien, ¿y que quieres hacer? - pregunta el chico de los tatuajes a la vez que me sonríe como un niño pequeño.

-¿No quieres dromir un poco más?

-No si tu no vas a dormir junto a mi.

Ahora soy yo la que sonríe como una niña pequeña.

-¿Te apetece dar un paseo?

-¿Ahora? - frunzo el ceño y él asiente - Son las siete menos cuarto, ¿no es algo pronto?

-Para nada, es la mejor hora del día para salir a caminar y relajarse. Las calles están vacías, el sol empieza a salir y hace ese frío mañanero, aunque a veces algo extremo. - Río y asiento de acuerdo con el frío extremo. Llevo aquí más de un mes y aún no hay manera de acostumbrarme. Y ni siquiera estamos en invierno.

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