Capítulo 3: Una mala impreción

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Aún estaba en casa de mis padres dando vueltas por hay y mirando cosas que estaban en mi antiguo cuarto, algo nostálgica recordando mi infancia.

-¿Viejos recuerdos no?-escuche a Adam.

-Si.-dije.

-Cuando regrese del viaje escolar y Ryan ya no estaba-dijo, mi mente se despistó.

-Ry...an-susurre para mi.

-Si, nuestro mejor am...-le interrumpí.

-Si ya se cual-dije normal.

-Pero bueno-suspiro-sera mejor que ya me vaya-dijo Adam.

-Si, yo también ya debo irme-dije

-Está bien vamos-dijo y me tomo de la espalda para ayudarme a salir.

Ya con todo terminado me despedí de mis padres tome mi auto y me fui. En el camino recordé que tenia que comprar las cosas del desayuno. Me baje cerca una tienda y enseguida fui a comprar.

Busque todo lo que necesitaba, solo me faltaba el café busque en la vitrina pero solo quedaba uno y justo cuando lo iba a tomar una mano se acerco al tiempo y la chocamos. Mire enseguida para ver quien era y me volví a encontrar con esos ojos miel, y esta vez con un ceño muy fruncido.

-¿O través tú?-mascullo el chico.

-¡Disculpa!-exclame.

-No. Disculpa de nada, este lo vi yo primero-dijo tomándolo.

-¡Oye!¿quien dijo eso? Yo lo vi primero-reclame.

-Que fastidiosa eres-dijo.

-Dame eso y te dejo en paz-masculle.

-Oh lo siento...pero no pienso dártelo, lo necesitó mas que tú-alzo la voz.

-¡Claro que no! Yo lo necesito mas-le grite mirándolo con desprecio.

-¿Ahora quien te crees?-gruño-apartate niña estúpida-mascullo y luego me empujo haciéndome caer.

-¡¿Qué demonios te pasa?!-grite y con las misma lo patee.

-¡Ay!-se quejo.-maldita mujer ¡pierdete!-me grito de frente frunciendo el ceño, pero se quedo así todo irritado.

-Mejor dame eso-reclame y intente quitárselo pero me esquivo.

-No.-dijo.

Seguí intentando arrebatárselo pero era muy bueno esquivando, así que no tuve opción y me le monte en la espalda forcejeando.

-¿Qué haces?-se comenzó a quejar y hacer fuerza para bajarme, pero no maldito me das el café o me lo das.

-¡¡Dame ese café!!-seguí reclamando.

-Ya te dije que ¡No!-exlamó con rabia.

-Pues no te dejare hasta que lo hagas-volví a reclamar.

-Has lo que quieras, no voy a ceder-dijo.

-Eres un cabeza de chorlito-dije mientras le daba pequeños golpes en la espalda.

-¡Deja eso maldita escandalosa!-me grito y me empezó a pegar con el victrin.

-Ah Ah-gemí de dolor-no hagas eso-reclame.

-Pero parece que te gusta que te den-exclamó pícaro.

-¡Maldito depravado!-dije y lo jale del cabello. A ti es al que le gusta que le den.

-¡Mujer fastidiosa!-dijo, luego perdimos el equilibrio y nos caímos. Y claro el sensual cayo encima mio.

-Tenias que ser tú escandalosa-dijo.

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